viernes, 22 de junio de 2012

22° Día del Sagrado Corazón de Jesús - Por la educación cristiana de los niños.


                                            

Hijos Míos, estamos en el mes consagrado a Mi Divino Corazón y, muchas almas lo han considerado y se movilizan para ofrecerme actos extras. Pero hijos, muchos sacerdotes, sacerdotes que llevan años en su ministerio, no hacen nada por aliviar y consolar Mi Divino Corazón de tantas ingratitudes como recibo y de tantos ultrajes, y Yo quisiera que Mis sacerdotes se movilizaran para hablar a los fieles sobre Mi Santo y Sagrado Corazón, dándoles a conocer Su grandeza y Sus promesas, y los acercaran A Mí a través de actos piadosos extras hacia Mi Divino Corazón que tanto ama Mi Padre Eterno. Yo, Jesús, os hablo.

Todo aquel que haga poco o mucho por Mi Sagrado Corazón no quedará sin recompensa, porque Yo pago con creces lo que hagan por Mí, siempre que sea su amor hacia Mí el que los mueva y no la vanagloria o el afán de protagonismo.

Mi Madre Santísima es la primera que en este mes santo litúrgicamente Me consuela de todos los males y pecados que recibo, que los salivazos de los que Me crucificaron no son nada en comparación con lo que ahora recibo. Fieles que van a comulgar sacrílegamente, Sacerdotes que celebran indignamente, Obispos que solo piensan en su reputación y no en su sagrado y especial ministerio. ¡Ay hijos! ¡Cuánto dolor para Mí que tanto os amo y tanto os dí! ¡Cuánto dolor!

A vosotras almas pequeñas que hacéis cosas en honor de Mi Corazón Divino, os miro con benevolencia y os llevo en Mi Corazón y os llevaré por toda la eternidad, porque quien Me ama en la Tierra Yo lo amaré en el Cielo, y quien Me ama en esta vida, Yo lo amaré en la otra. Yo, Jesús os hablo y os bendigo. Mi paz y la de Mi Padre Eterno estén siempre con vosotros.

Dictado del Sagrado Corazón

                     Santa Margarita María de Alacoque          
La explicación 

            ¿Qué pretendía, pues, declarar el Corazón de Jesús, al desear que su íntima confidente, siendo así que tan exclusivamente la había escogido y preparado para esta misión divina, repartiese, sin embargo, tan notablemente su devoción y su alma con las ánimas benditas? 
            Creemos que la solución la da ella misma en cierta frase que deja escapar como de paso en una de sus cartas a la M. de Saumaise: 
            «¡Sí V. supiera con cuánto ardor estas pobres almas demandan ese nuevo remedio tan soberano para sus sufrimientos, pues, así es como ellas llaman a la devoción del Corazón de Jesús y, en particular, la Santa Misa! (se entiende en honor del Corazón Divino)». 
            Si eso es esta devoción en orden al Purgatorio, parece muy natural que Nuestro Señor quisiera manifestarlo a los hombres, tanto para bien de aquellas almas santas y predestinadas, a quienes El tanto ama, como para utilidad de los mismos viadores, que al conocer el valor extraordinario a que se cotiza allá esta moneda divina, pudiesen en este mundo atesorar gran caudal para ellos en el futuro, y para otras pobres almas en el futuro y también en el presente. 
(Continúa)
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Comenzamos esta meditación haciendo un acto de contrición por nuestras faltas:
ACTO DE CONTRICIÓN
¡Dulcísimo Corazón de Jesús,que en este Divino Sacramento estás vivo e inflamado de amor por nosotros! Aquí nos tienes en vuestra presencia, pidiendo perdón de nuestras culpas e implorando vuestra misericordia. Nos pesa, ¡oh buen Jesús!, haberte ofendido, por ser Vos tan bueno que no mereces tal ingratitud. Concédenos luz y gracia para meditar tus virtudes y formar según ellas nuestro pobre corazón. Amén.
 MEDITACIÓN CORRESPONDIENTE AL DÍA
DÍA 22
PIDAMOS AL SAGRADO CORAZÓN,
POR LA EDUCACIÓN CRISTIANA
DE LOS NIÑOS Y NIÑAS
I
Son los niños y las niñas las flores tempranas del jardín de Cristo y la porción predilecta de su amantísimo Corazón. Jesucristo en su vida mortal manifestó por la niñez singular preferencia. Un pasaje del Santo Evangelio nos muestra al Salvador llamando en torno de sí esas tiernas primicias de su rebaño, y prodigándoles dulces agasajos y recomendándolas a los cuidados y solicitud de los Apóstoles. La Iglesia, heredera del Divino Maestro, no se muestra menos celosa en esta maternal predilección.
   Pero también el enemigo muestra decidido empeño en apoderarse de esos corazones; y el mundo le secunda, y muchos padres le favorecen de un modo espantoso en esta obra infernal de robárselos a Dios. ¡El síntoma más pavoroso de nuestros desventurados tiempos es la corrupción de la niñez! Roguemos, pues, hoy, por los niños al Sagrado Corazón.
   Salva, ¡oh buen Jesús!, de la peste del siglo a esas pobres almas, apenas salidas de las aguas de tu Bautismo y ya enlodadas quizás por la cenagosa corriente de la corrupción. Conserva en sus corazones la posesión completa que tuviste de ellos cuando por aquel Sacramento los redimisteis de las garras de Satanás. ¡Mira, Divino Jesús, cómo están hoy deterioradas y quebrantadas las más bellas flores de tu jardín!
   ¡Oh dulce Jesús, bondadoso amigo de los niños y niñas!, te pedimos hoy con mucho dolor por esas prendas que el demonio procura robar a tu Corazón.

   Medítese unos minutos.
II
   ¡A quién no entristece ver tan alejadas de Dios a tantas almas tiernas, que debieran ser el bello adorno y la más preciada esperanza del Catolicismo! Unas sumidas en las tinieblas de la infidelidad en países no cristianos, otras entregadas a la educación perversa en escuelas impías, otras presenciando cada día ejemplos corruptores en aquellos mismos, que por el bien, debieran ser su espejo y su luz. ¡Cuántos de esos niños y niñas llevan a la primera Comunión el alma ya embrutecida por el vicio! ¡Cuántos después de esta toma de posesión que realiza en ellos el Hijo de Dios, lo lanzan inmediatamente de su corazón para alzar en él el trono de su enemigo! ¡Y cuántos quedarán en poder de este enemigo la mayor parte de la vida y cuántos eternamente!
   ¡Oh dulce Corazón de Jesús! Bien merecen estas víctimas de la astucia infernal, las súplicas más fervientes de tus devotos. Te rogamos, pues, por este plantel predilecto que ha de ser mañana tu cosecha. Hazla tuya, líbrala de los lazos que se le tienden, de los falsos maestros, de los malos padres, de las lecturas y distracciones perversas, de los amigos de la perdición. Se Tú el Custodio de su candor, el guía de sus pasos, el dulce objeto de sus primeros afectos; atráelos y enamóralos, ríndelos con el suavísimo influjo de tu amor, clava en ellos el sello de tu perpetuo dominio, y sea este completo en ellos toda la vida, traspase la muerte y dure por toda la eternidad. 

   Medítese, y pídase la gracia particular.


ORACIÓN Y ACTO DE CONSAGRACIÓN
Rendido a tus pies, ¡oh Jesús mío!,considerando las inefables muestras de amor que me has dado y las sublimes lecciones que me enseña de continuo tu adorabilísimo Corazón, te pido humildemente la gracia de conocerte, amarte y servirte como fiel discípulo tuyo, para hacerme digno de las gracias y bendiciones que generoso concedes a los que de veras te conocen, aman y sirven.
   ¡Mira que soy muy pobre, dulcísimo Jesús, y necesito de Ti como el mendigo de la limosna que el rico le ha de dar! Mira que soy muy ignorante, oh soberano Maestro, y necesito de tus divinas enseñanzas, para luz y guía de mi ignorancia! ¡Mira que soy muy fragil, oh poderosísimo amparo de los débiles, y caigo a cada paso, y necesito apoyarme en Ti para no desfallecer! Sé todo para mí, Sagrado Corazón: socorro de mi miseria, luz de mis ojos, báculo de mis pasos, remedio de mis males, auxilio en toda necesidad. De Ti lo espera todo mi pobre corazón. Tú lo alentaste y convidaste cuando con tan tiernas palabras, dijiste repetidas veces en tu Evangelio: Venid a Mí,... Aprended de Mí... Pedid, llamad... A las puertas de tu Corazón vengo pues hoy, y llamo, y pido, y espero. Del mío te hago, oh Señor, firme, formal y decidida entrega. Tómalo, y dame en cambio lo que sabes me ha de hacer bueno en la tierra y dichoso en la eternidad. Amén.
   Aquí se rezará tres veces el Padre Nuestro, Ave Maria y Gloria, en recuerdo de las tres insignias: cruz, corona y herida de la lanza, con que se apareció el Sagrado Corazón a Santa Margarita María Alacoque.

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