martes, 27 de diciembre de 2016

Nuestra Alma

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Rayos de Fe

El alma.
El hombre tiene un alma espiritual e inmortal, y por eso es semejante a Dios, que es Espíritu puro.
El alma es creada por Dios en el momento de la concepción del hombre y ya no dejará de existir por toda la eternidad. Nuestro cuerpo morirá y dejará de existir, pero nuestra alma sobrevivirá al cuerpo y, según haya sido su obrar en la tierra, merecerá premio o castigo, Cielo o Infierno, y para siempre.
Hoy el demonio utiliza su error preferido que es el materialismo, el ateísmo marxista, que niega la existencia del alma, y dice que el hombre es un animal más. Debemos ponernos en guardia contra este error diabólico y no dejarnos arrastrar por él, porque tenemos un alma creada por Dios y, mientras Dios sea Dios, es decir, eternamente, nuestra alma existirá, ya sea en el Cielo, gozando de una felicidad inenarrable; o en el Infierno, torturada con tormentos inimaginables.
El hombre es un compuesto de cuerpo y alma, pero debemos darle mayor importancia al alma y cuidar el cuerpo en función de la salvación del alma. En cambio si al cuerpo le damos todos los gustos y placeres, matamos nuestra alma con el pecado y si morimos en ese lamentable estado nos condenamos.
La cuestión más importante para cada uno de nosotros es salvar nuestra propia alma, porque si no nos salvamos, lo hemos perdido todo. Hoy no se piensa en esto y se vive para gozar y dar toda clase de satisfacción al cuerpo, y se mata el alma con el pecado.
El alma es como una chispa de Dios, que fue creada para gozar de Dios y que no será feliz hasta que no posea a Dios para siempre en el Cielo.
Después de buscar la salvación de la propia alma, también hay que buscar la salvación de las almas de los hermanos, pero recordando siempre el dicho que dice: “Alma por alma, salvo la mía”, es decir que en primer lugar debo buscar la salvación de mi propia alma, y luego intentar salvar a los demás.
Las almas son creadas directamente por Dios y son infundidas en los cuerpos humanos en el momento de la concepción de ellos, por eso es un crimen tan abominable el aborto, pues ese pequeño ser que se mata tiene, además de un cuerpito, un alma inmortal y espiritual. Esto lo niegan los que promueven el aborto y hasta niegan que sea un ser humano el que se mata. El aborto es un crimen horrendo inspirado por Satanás, que odia eternamente a Dios y a los hombres.

domingo, 18 de diciembre de 2016

El cielo .......

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No cantemos victoria.

Hasta que no estemos en el Cielo, no podemos cantar victoria, porque la vida tiene muchas pruebas y no sabemos si mañana estaremos con el mismo ánimo de hoy, y si no habremos perdido la Gracia santificante. Tampoco sabemos cómo será nuestra salud, porque hoy quizás estamos sanos, pero luego podemos caer enfermos; o bien estar ahora enfermos, y recuperar luego la salud. 
Como no sabemos todavía las pruebas por las que, quizás, todavía deberemos pasar, no cantemos victoria, y como bien dice el Apóstol: “Quien está seguro, cuide de no caer”. 
El hombre es tan mudable como las veletas, y lo que hoy nos parece imposible hacer, por ejemplo traicionar a Dios, quizás lo lleguemos hacer con el tiempo. 
Por eso siempre hay que ser humildes y pedir constantemente a Dios en la oración que nos cuide y no nos deje caer de su mano, ni permita en nosotros y nuestra vida una prueba muy grande, porque conocemos, quizás por experiencia propia, lo frágiles que somos. 
Siempre debemos ser prudentes y estar convencidos de que mientras hay vida, hay peligro, pues la misma vida es peligro. Y hasta que no estemos ya en el Cielo, siempre está la posibilidad de fallar. Han caído miserable y lastimosamente almas mucho más santas y sabias que nosotros, ¿por qué no podemos caer también nosotros?

sábado, 17 de diciembre de 2016

Para tener en cuenta

viernes, 16 de diciembre de 2016

DIRECTIVAS DEL GRAN MAESTRO DE LA MASONERÍA A LOS OBISPOS CATÓLICOS MASONES



Directivas del Gran Maestro de la masonería a los Obispos masones: puestas en práctica desde 1962 (aggiornamento del Vaticano II), reelaboradas en 1993 como proyecto progresivo para la fase final. Todos los masones infiltrados en la Iglesia católica deben acogerlas y realizarlas. (Estas directivas han sido publicadas en el libro de Don Luis Villa: “la Masonería y la Iglesia Católica”. Editorial Civiltá, 2008, pp.16-24).




1- Destronad definitivamente cada imagen de la Iglesia, comenzando por la de San Miguel Arcángel, Patrón de la Iglesia Católica, afirmando que distraen de la adoración de Cristo.

2 - Suprimid los ejercicios penitenciales de Cuaresma, como la abstinencia de carne de los viernes, así como la práctica del ayuno. Impedid los actos de mortificación, que deben ser reemplazados por actos de alegría, de felicidad y de “amor al prójimo”. Decid que los méritos de Cristo son suficientes haciendo que los esfuerzos humanos sean peligrosos, pues pueden interpretarse como falta de fe en Dios. Predicad que debemos tomar en serio la preocupación por nuestra salud estimulando el consumo de carne, especialmente la de cerdo.
3 - Encargad a los pastores protestantes reexaminar la Misa y de desconsagrarla. Sembrad dudas sobre la Presencia Real en la Eucaristía y confirmad con mayor cercanía a las tesis protestantes, que sólo se trata de pan y vino bendecidos, y en cuanto tales, debe entenderse como puro símbolo. Diseminad las más implacables dudas de protestantes liberales progresistas en los seminarios y en las escuelas. Fomentad el ecumenismo como camino hacia la amistad. Acusad de desobediencia a aquellos que continúen creyendo, tradicionalmente, en la Presencia Real.
4 - Prohibid, de hecho, haciendo creer que lo es también de derecho, la liturgia latina clásica (el llamado rito “Tridentino”), con todas sus derivaciones de adoración y cánticos, ya que transmiten un sentido de misterio y de deferencia. Presentadles como ligados a la imaginación. Los hombres dejarán de estimar a los sacerdotes personas de inelegancia y cultura superior, de respetarlos como portadores de los divinos misterios.
5 - Estimulad a las mujeres a no cubrirse la cabeza con el velo; en la iglesia, los cabellos son “sexy”. Imponed a las mujeres como lectoras, y presentad como necesidad democrática que se conviertan en sacerdotisas. Fundad movimientos para la liberación de la mujer: Impulsadlas para que entren en la iglesia con vestidos desaliñados, para que se sientan como en su casa. Esto disminuirá la importancia de la Misa.
6 - Convenced a los fieles de no recibir la Comunión de rodillas. Decid a las monjas que deben prohibir a los niños de mantener las manos juntas, antes y después de la Comunión, diciéndoles que Jesús los ama tal como son, y los quiere ver siempre cómodos. Eliminad las genuflexiones en la iglesia y el quedar de rodillas. Retirad los reclinatorios. Decid a la gente que deben testimoniar la propia fe actuando a su manera, o a lo máximo, en posición erguida.
7 - Eliminad la música sacra, en particular el órgano. Introducid la guitarra, arpa judía, tambores, pataleo (hacer ruido con los pies!) o “sagradas” risotadas en la iglesia. Esto distraerá a la gente de la oración personal y de las conversaciones con Jesús. Negad a Jesús el tiempo de llamar a los niños a la vida religiosa. Ejecutad, alrededor del Altar, danzas litúrgicas con vestimentas excitantes y, teatros y conciertos.
8 - Quitad el carácter sagrado a los cantos a la Madre de Dios y a San José. Enseñad que estas veneraciones son idolatría. Ridiculizad a los que persisten. Introducid cantos protestantes modernos. Esto dará la impresión que el protestantismo liberal-progresista es la verdadera religión, o al menos que es igual al Catolicismo.
9 - Eliminad todos los himnos: aún aquellos a Jesús que hacen pensar en la serenidad que deriva de la vida de mortificación y de penitencia por Dios, ya desde la infancia. Introducid cantos nuevos como para convencer a la gente que los precedentes eran falsos. Aseguraos que en cada Misa se cante aunque sea un canto en el cual no se mencione a Jesús y que en su lugar se hable del amor entre los hombres. La juventud se entusiasmará al sentir hablar de amor por el prójimo. Predicad el amor, la tolerancia y la unidad. Que no se mencionen a Jesús, prohibid cada anuncio de la Eucaristía.
10 - Volviendo a lo que he dicho en el punto 1, no os limitéis a sacar las imágenes de la iglesia. Retirad todas las reliquias de los altares y, seguidamente, los altares mismos. Sustituidlas con mesas paganas, no consagradas, que puedan ser usadas para sacrificios humanos en el curso de ceremonias satánicas. Eliminad las leyes canónicas que obligan a celebrar únicamente en altares conteniendo reliquias.
11 - Interrumpid la práctica de celebrar Misa, en dirección del tabernáculo. No admitáis ningún tabernáculo sobre altares que son usados para la celebración de la Misa. La mesa debe tener el aspecto de una mesa de cocina. Debe ser trasportable para mostrar que no es para nada sagrada, sino que debe servir para muchos usos, como por ejemplo, para conferencias. Más aún, colocad al menos una silla a tal mesa. El sacerdote debe tomar lugar para indicar que, después de la Comunión él descansa como después de haber comido. El sacerdote nunca debe hacer genuflexiones ni permanecer arrodillado. En las comidas, en efecto, uno nunca se arrodilla. La silla del cura debe estar colocada en el lugar que pertenece al tabernáculo. Estimulad a los fieles a que tengan hacia el sacerdote los sentimientos de veneración y adoración que deberían tener hacia la Eucaristía, y a que, como “buena cosa y justa”, le obedezcan como si fuese Jesús en persona. Colocad el Tabernáculo en otro lugar, fuera de la vista.
12 - Haced desaparecer los santos del calendario. Prohibid a los sacerdotes predicar sobre los santos, salvo sobre aquellos citados en la Biblia. Explicad que esto es en consideración a los protestantes que eventualmente pudieran estar presentes en la iglesia. Evitad todo aquello que pueda molestar a los mismos.
13 – En la lectura del Evangelio omitir la palabra “Santo”. Por ejemplo: en vez de “Evangelio según San Juan”, decid “Evangelio según Juan”. Esto inducirá a no venerarlo más. Escribid continuamente nuevas traducciones de la Biblia, que no serán peores de las usadas por los protestantes. Omitid el adjetivo “SANTO” en la expresión “Espíritu Santo”. Esto abrirá el camino. Evidenciad la naturaleza “femenina” de Dios”, como una madre llena de ternura. Eliminad el uso del término “Padre”.
14 - Haced desaparecer todos los devocionarios y libros de piedad personales y destruidlos. En consecuencia desaparecerán también las letanías del Sagrado Corazón, las de la Madona, las de San José y las preparaciones a la Comunión, así como el agradecimiento de la post comunión.
15. Haced desaparecer también las imágenes de los ángeles. ¿Por qué tener en nuestro camino las representaciones de nuestros enemigos? Para las buenas noches contad mitos o historietas.
16. Suprimid el exorcismo menor para expulsar los demonios. Empeñaros en esto, afirmando que los diablos no existen, explicad que son sólo un artificio literario para definir el mal, visto que, sin un adversario, las historias no son interesantes. En consecuencia la gente dejará de creer en el infierno, o deducirá que no podrán caer nunca en él. Finalmente, si se les repite que más que nada consiste en la lejanía de Dios, pensarán, que si existe, la vida allí debe ser parecida a la de la tierra.
17. Enseñad que Jesús era solamente hombre, que tenía hermanos y hermanas y que odiaba a los potentados. Explicad que amaba la compañía de las prostitutas y que no sabía qué hacer de las iglesias y sinagogas. Decid que en su vida equivocada, invitó a desobedecer al clero. Definidlo a menudo como un “Gran Maestro”. En el discurso no consideréis la victoria sobre la cruz, por el contrario, presentadla como un fracaso. 
18. Recordad que podéis inducir a las religiosas a traicionar su vocación estimulando su vanidad con el halago de su atractivo y belleza, lo que naturalmente las llevará a cambiar sus hábitos arrojando los rosarios. Revelad al mundo que en sus conventos hay conflictos y disidencias. Esto disminuirá las vocaciones. Decidles que no serán aceptadas si no renuncian a los hábitos. Entre los fieles, desacreditad las vestimentas eclesiásticas.
19. Quemad todos los catecismos. Decid a los catequistas que enseñen que el mejor modo de amar a Dios es amarlo en sus criaturas. Amarlo abiertamente es testimonio de madurez. Haced que el término “sexo” se vuelva una palabra de uso diario y corriente en las clases y en los cursos de religión. Haced del sexo una nueva religión. Introducid en las lecciones de religión imágenes sexuales, crudas y explícitas, con el fin de enseñar a los pequeños la realidad. Estimulad a las escuelas para que estén siempre atentas en todo lo relativo a la educación sexual. Introducid tal materia sirviéndoos de vuestra autoridad episcopal. Así los padres no se opondrán y los pocos que lo hagan pasarán por excéntricos y/o rebeldes.
20. Sofocad las escuelas católicas, impidiendo las vocaciones religiosas femeninas. Decid a las Religiosas que son trabajadoras sociales mal pagadas y que la Iglesia está en camino de eliminarlas. Insistid en que los educadores laicos de escuelas católicas deben recibir los mismos sueldos que los de las escuelas públicas. Emplead maestros no católicos y/o en pecado mortal público. Los sacerdotes deben recibir igual remuneración que la que reciben el resto de los profesores. Todos los sacerdotes deben abandonar las sotanas, de manera a ser aceptados por todos. Ridiculizad a aquellos que las sigan usando.
21- Aniquilad el papado destruyendo su Universidad. Desvinculadla del Vaticano, diciendo que de esta manera podrá ser subsidiada por el gobierno. Para promover el ecumenismo, sustituid los nombres religiosos de los institutos por nombres profanos. Por ejemplo, en vez de Escuela “Inmaculada Concepción” decid: “Nueva Escuela Superior”. Cread en todas las diócesis, órganos de ecumenismo y aseguraos de que estén controlados por protestantes. Anunciad que la autoridad competente la constituyen los Obispos locales, y explicad a la gente que las enseñanzas papales son sólo temas de conversación, que lo que cuenta en realidad, es el magisterio de las conferencias episcopales.
22 – Combatid la autoridad papal, poniendo límites de edad a su ejercicio. Reducidla poco a poco, explicando que se trata de preservarlo del exceso de trabajo.
23 – Sed audaces. Debilitad el papado, reforzando cada vez más las Conferencias Episcopales e introduciendo Sínodos permanentes. Tomad como modelo de referencia la situación inglesa, donde el monarca reina pero no gobierna, y hasta obedecen a las Cámaras. Seguidamente, reproducid la misma situación a nivel de las diócesis y de las parroquias. De este modo, se originará tal confusión y un tal odio que los cardenales abandonarán la iglesia enseguida; y la iglesia, entonces, será democrática. Surgirá la “Iglesia Nueva”.
24 – Reducid las vocaciones sacerdotales. Haced que los laicos pierdan todo temor reverencial por esto. El escándalo público de un sacerdote desbaratará innumerables vocaciones. Alabad públicamente a los sacerdotes que, por amor a una mujer, han sabido abandonar todo, definiéndolo como a un héroe. Honrad a los sacerdotes reducidos al estado laical, como a auténticos mártires oprimidos. Condenad como escándalo deban darse a conocer y publicarse los nombres de nuestros compañeros sacerdotes masones. Sed tolerantes con la homosexualidad del clero. Decid como burlándoos que los sacerdotes sufren de soledad.
25 – A causa de la escasez del clero, empezad a cerrar iglesias. Elogiad tal práctica como medida económica. Explicad que Dios escucha los rezos en todas partes. La gente recriminará a las iglesias por extravagantes despilfarros de dinero. Cerrad, antes que nada, aquellas en las que se practica la piedad tradicional.
26 – Utilisad Comisiones de laicos y sacerdotes débiles en la fe para hacer condenar cada aparición de María y cada aparente milagro. Servíos de nuestros colegas, hábiles en las artes ocultas o en estafar, para organizar falsos milagros. Señalad a todos los videntes, verdaderos o falsos, como desobedientes a la autoridad eclesiástica.
27 – Elegid un antipapa. Afirmad que él unirá a protestantes y a hebreos a la Iglesia. Si se diera derecho de voto a los obispos, podría ser elegido un antipapa. Entonces, serían electos muchos antipapas. Eventualmente, se instalará uno de compromiso.
28 – Suprimid la confesión antes de la Comunión, a los escolares del segundo y tercer año. Así, creciendo, estarán acostumbrados a no practicarla. La confesión desaparecerá. Introducid la confesión comunitaria silenciosa con la absolución en grupo. Explicad que esto se hace por la falta de sacerdotes.
29 – Haced distribuir la Comunión a mujeres y laicos. Comenzad dando la comunión en la mano como lo hacen los protestantes. Explicad que Cristo lo hacía de la misma manera. Recoged hostias onsagradas para las “misas negras” en nuestros templos. En lugar de la Comunión personal, dad copones de hostias no consagradas para llevarlas consigo a la casa. Colocad distribuidores automáticos de hostias para las comuniones. Haced que las personas en la iglesia se desplacen para cambiar signos de paz y que no hagan el signo de la cruz.
30 – LUEGO DE LA INSTALACIÓN DEL ANTIPAPA, DISOLVED LAS ASAMBLEAS EPISCOPALES DIOCESANAS Y PARROQUIALES. Prohibid que se custionen estas disposiciones. Acusad de desobediencia a todos aquellos que lo hagan.
31 – CONFERID AL ANTIPAPA EL MÁXIMO PODER DE ELEGIR SUS PROPIOS SUCESORES. Ordenad a todos llevar el “signo de la Bestia” (que obviamente, no llamaréis así), bajo amenaza de excomunión, y de denunciarlos al “Brazo secular” tan pronto como sea posible. . El signo de la Cruz no debe ser transmitido ni hecho sobre las personas. No hay que bendecir más. Hacer el signo de la cruz debe ser considerado un acto nefasto de idolatría y desobediencia.
32 – Declarad que todos los dogmas, salvo la infalibilidad papal, son de libre opinión. Proclamad que Jesucristo ha sido un revolucionario fracasado. Anunciad que el verdadero Cristo llegará pronto, y que hasta ese momento solo debe ser obedecido el Antipapa. 
33 – Ordenad a todos los súbditos del papa combatir una guerra santa contra todos los integralismos y para extender la única religión mundial. Conquistad sin piedad el mundo. Todo esto traerá a la humanidad cuanto ha anhelado ardientemente: “la edad de oro de la paz”. 
Sac. Doctor Luigi Villa 
Fonte: Chiesa Viva n. 483 – Junio de 2015. "Direttive del Gran Maestro della Massoneria ai Vescovi cattolici massoni".

Tomado de: http://farfalline.blogspot.com.ar/

viernes, 9 de diciembre de 2016

jueves, 8 de diciembre de 2016

8 de Diciembre día de La Inmaculada Concepción

jueves, 8 de diciembre de 2016


Inmaculada


Bendito el instante de gloria, de Cielo,
bendito el momento, santo, verdadero,
de tu Concepción preciosa en gracia de Dios,
la hora sagrada en que la Pureza se hizo persona,
creada tan bella, tan simple, tan nueva,
tan rica en salud, tan alta en misterio,
tan digna, tan pulcra, tan llena de luz,
sin sombra, sin mancha, sin merma, sin tacha,
colmo de piadosa potencia y virtud.

Bendita María la bien concebida
para ser la Madre del Hijo de Dios,
bendita la Virgen Santa, Inmaculada
en gracia de su Hijo, Cristo Redentor.


Ex Voto

El aviso. Salgan de las ciudades paganas.

domingo, 27 de noviembre de 2016

1º Domingo de Adviento 2016

Liturgia Familiar Primer domingo de Adviento 2016



El primer domingo de Adviento que marca el comienzo del año litúrgico tiene lugar el domingo siguiente al de la solemnidad de Cristo Rey, último domingo del año litúrgico anterior. La duración del Adviento varía entre veintidós y veintiocho días, dado que abarca los cuatro domingos previos a la solemnidad de la Navidad acompañados por un número variable de días de semana. En consecuencia, el primer domingo de Adviento se ubica entre el 27 de noviembre y el 3 de diciembre.

El Adviento es el primer período del año litúrgico cristiano, que consiste en un tiempo de preparación espiritual para la celebración del nacimiento de Cristo. Su duración suele ser de 22 a 28 días, dado que lo integran necesariamente los cuatro domingos más próximos a la festividad de la Natividad pero, en el caso de la Iglesia ortodoxa, el Adviento se extiende por 40 días, desde el 28 de noviembre hasta el 6 de enero. Los fieles cristianos consideran al Adviento como un tiempo de oración y de reflexión caracterizado por la espera vigilante, es decir, tiempo de esperanza y de vigilia, de arrepentimiento, de perdón y de alegría.

En la Iglesia ortodoxa, el Adviento incluye como nota particular una abstinencia estricta de ciertos alimentos, que torna en un ayuno estricto en el caso de la Iglesia ortodoxa copta. Una tradición cristiana catolica es la corona de Adviento, que simboliza el transcurso de las cuatro semanas del Adviento. Consiste en una corona de ramas con cuatro velas.

Comenzando el primer domingo de Adviento, el encendido de una vela puede acompañarse de la lectura de la Biblia y oraciones. Durante las siguientes tres semanas se encienden el resto de las velas hasta que, en la semana anterior a la Navidad, las cuatro velas están encendidas. Algunas coronas de Adviento incluyen una quinta vela, llamada "vela de Cristo", que se enciende en la Navidad.

Semana 1:
PRIMER DOMINGO DE ADVIENTO

El Señor viene

 « Dios todopoderoso, aviva en tus fieles, al comenzar
el Adviento, el deseo de salir al encuentro de Cristo, acompañados por las buenas obras, para que, colocados un día a su derecha, merezcan poseer el reino eterno. Por nuestro Señor. »  
(Oración Colecta)

Comienzo de la Celebración
en torno a la Corona de Adviento
Guía:
En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Todos:
Amén.
Guía:
Ven Espíritu Santo,Todos:
llena los corazones de tus fieles y enciendeen ellos el fuego de tu amor.
Guía:
Envía tu Espíritu creador.Todos:
Y renovarás la faz de la tierra.Guía:
¡Oh Dios, que has iluminado los corazones de tus fieles con la luz del Espíritu Santo!, haznos dóciles a sus inspiraciones para gustar siempre del bien y gozar de sus consuelos. Por Jesucristo Nuestro Señor.Todos:
Amén.
Bienvenida y Bendición
de la Corona de Adviento
Guía:
Una vez más nos reunimos, atentos al anuncio de la llegada de Dios Nuestro Señor. Se acerca la gran fiesta de Navidad, la fiesta del Nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo en Belén y en nuestros corazones. Preparémonos a recibir a nuestro Salvador reuniéndonos en torno a esta corona.
Bendice Señor esta corona, que sea para nosotros medio para preparar nuestra alma para recibirte. Que al ver su forma veamos que tu Dios eterno eres el principio y fin de todo cuanto existe y su verde follaje nos recuerde la esperanza de llegar a recibirte.
(Se enciende la primera vela)
Que al ir encendiendo cada una de sus velas se disipen las tinieblas del pecado y comience a clarear la luz de tu presencia en nuestras almas. Que por el espíritu de oración, penitencia y sacrificio, la caridad en nuestra vida nos prepare para recibirte y anuncie a los que nos rodean tu presencia entre nosotros.

Palabra de Dios
Guía:
Escuchemos la palabra de Dios.
Lector:
Lectura del Santo Evangelio según San Marcos (Mc 13, 33-37)
Estad alerta, ya que no sabéis cuándo será el tiempo
« En aquél tiempo dijo Jesús a sus discípulos: 'Mirad, vigilad: pues no sabéis cuándo es el momento. Es igual que un hombre que se fue de viaje, y dejó su casa y dio a cada uno de sus criados su tarea, encargando al portero que velara. Velad entonces, pues no sabéis cuándo vendrá el dueño de la casa, si al atardecer o a medianoche, o al canto del gallo, o al amanecer: no sea que venga inesperadamente y os encuentre dormidos. Lo que os digo a vosotros, lo digo a todos: ¡Velad! »

Lector:  
Palabra de Dios.Todos:  
Gloria a Tí, Señor, Jesús.

Reflexión
Guía:
¡Qué tiempo tan apto el del Adviento para penetrar en la grandeza y trascendencia de la vocación cristiana, porque ella se desprende del misterio de la Encarnación! Dios en su decisión amorosa de salvar al hombre quiere hacerse uno de nosotros; más se entrega al servicio del hombre: siendo Dios se anonadó a sí mismo haciéndose siervo, y en todo, menos en el pecado, semejante al hombre, ante este ejemplo quién no se va a enamorar de Cristo, a entregarse a Él gastándose la vida en la dura pero sublime tarea de la Redención.

Diálogo
(Después de unos momentos de silencio el guía debe motivar que los participantes hagan comentarios sobre el texto bíblico. Para terminar este diálogo se invita a los presentes a hacer un compromiso.)

Compromiso
Guía:
Pongámonos en presencia de Dios y meditemos:

¿Cómo voy a prepararme para vivir este período de espera del Señor? ¿Tengo algún plan concreto para vivirlo en familia?
(Reflexión en silencio)

Despedida
Guía:
Señor, gracias por reunirnos una vez más en torno a esta corona. Ayúdanos a vivir intensamente este Adviento y prepararnos para recibirte. Por Cristo Nuestro Señor.
Todos:
Amén.
Guía:
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Todos:
Amén.


domingo, 6 de noviembre de 2016

Como huir de la inquietud.....



CAPITULO 24

 CÓMO HUIR DE LA INQUIETUD Y EVITAR LAS PREOCUPACIONES DEL CORAZÓN

 Cuando los enemigos del alma no logran que una persona viva cometiendo pecados graves, por lo menos tratan de que viva llena de inquietudes, y preocupándose por mil cosas. Y es necesario recordar que cuando se pierde la paz del corazón hay que hacer todos los esfuerzos posibles para recobrarla, y tratar de que nada en el mundo logre obtener que vivamos llenos de inquietudes o de afanes. Tenemos que considerar como dichas para nosotros aquellas palabras que fueron dichas en tiempos del profeta Elías: "El Señor no está en la conmoción y agitación" (1R 19, 9) y hacer a nuestra alma el reproche que ha Marta le hizo Jesús: "Por muchas cosas te afanas y una sola es necesaria". Arrepentimiento pero no remordimiento. Cuando cometemos faltas debemos sentir una suave tristeza de haber ofendido a un Dios tan bueno y que ha sido tan generoso para con nosotros. Sentir hacia nuestra alma manchada y derrotada la misma conmiseración que tendríamos hacia una persona que estimamos mucho y que vemos que ha caído en faltas y pecados. Pero el arrepentimiento ha de ser calmado, sin exageradas inquietudes ni falta de ánimo. Porque esto último ya no sería arrepentimiento o contrición verdadera por haber ofendido a Dios, sino remordimiento o disgusto porque nos fue mal pecando.

 PACIENCIA EN LAS CONTRARIEDADES 

La paciencia, según santo Tomás, es la virtud por la cual ante la presencia del mal no nos dejamos vencer por la tristeza o el disgusto. Jesús puso como condición para seguirlo el llevar con paciencia la cruz de sufrimientos de cada día. Y éstos nunca faltarán a nadie. Unas veces será una enfermedad, otras una grave situación económica, o un accidente, o la muerte de un ser querido, o una persona que nos trata sin caridad o con dureza o humillándonos, o un oficio que es cansón y desagradecido, o viajes molestos, o situaciones imprevistas que acaban con todos nuestros planes etc.

TRES ACTITUDES 

Ante estas contrariedades podemos tomar una de estas tres actitudes:

1a. La de Jesús en el huerto de los Olivos: clamar: "Padre, si no es posible que se aleje de mi este cáliz de amargura, que se haga tu santa voluntad". Esta actitud trae paz en la tierra y premios inmensos en el cielo. Y como a Jesús, el Padre nos enviará un ángel a consolarnos.

2a. Actitud: La de los antiguos estoicos. Aguantar los males sin inmutarse, por el sólo gusto de hacer ver que el mal no logra conmoverlo ni contrariarlo. Esta actitud admira a la gente, pero por faltarle el detalle de ofrecerlo todo por amor a Dios, se les puede quedar sin mucho premio para el cielo.

3a. Actitud: La de los renegados. Sufren maldiciendo y renegando. De ellos dice el Apocalipsis que los sufrimientos que les llegan no les aprovechan para volverse mejores y pagar sus pecados, sino que los vuelven peores y más maldicientes. Ejemplo clásico es el del mal ladrón que aún sufriendo en la cruz, todavía se burlaba de Jesús en vez de pedirle perdón y ofrecerle sus sufrimientos, (todo lo contrario de lo que hizo su compañero que aprovechó aquellos tormentos para ofrecerlos a cristo y obtener que se lo llevara esa misma tarde al Paraíso).

¿Por qué permitirá Dios que suframos? El sufrimiento que nos llega no es una venganza de Dios. Él es demasiado grande para dedicarse a vengarse de unos gorgojos tan pequeños como somos nosotros. Por cada falta impone una sanción, pero no como venganza, sino por estricta justicia. Los sufrimientos que nos llegan no significan que Dios no nos está escuchando ni que está disgustado con nosotros. No. Los padecimientos los permite Él para que le vayamos pagando las deudas que le tenemos por tantas faltas que hemos cometido y para que con ellos nos ganemos grandes premios para el cielo.

Prever lo que va a suceder. Para no estallar en impaciencia cuando llegan las contrariedades es conveniente acostumbrarse a prever qué dificultades se nos van a presentar durante el día. ¿Que en un viaje que vamos a hacer se nos van a presentar demoras muy aburridoras? Pues si las hemos previsto, cuando lleguen ya no nos irritarán tanto porque nos habíamos preparado para aguantarlas. Y así tendremos menos inquietud.

Recordar que todo se convierte en bien. Convenzámonos que las contrariedades y dificultades que se nos presentan no son en realidad males, sino ocasión de conseguir bienes para el alma y para la eternidad. Puede ser que los fines por los cuales Dios permite que estos sufrimientos nos lleguen, permanezcan ocultos y desconocidos para nosotros, pero podemos estar seguros de que al final de nuestra vida, al llegar a la eternidad, podremos repetir lo que les dijo José en Egipto a sus hermanos que lo habían vendido como esclavo: "Fue Dios el que permitió esto que parecía un gran mal. Y lo permitió porque de ello iba a resultar un gran bien" (Gn 45). Recordar esto, libra de muchas inquietudes.

Tratemos de estar siempre alegres. La tristeza hace un gran daño al corazón y no es de ningún provecho para el alma, y ella proviene casi siempre de que recordamos las pocas cosas desagradables que nos han sucedido y nos olvidamos de las muchísimas cosas agradabl es y provechosas que Dios ha permitido que nos sucedan. A los enemigos de nuestra santidad les conviene que vivamos tristes porque la tristeza apaga el entusiasmo y quita ánimos para obrar el bien. Pero vivir triste (si no es porque se padece alguna enfermedad que produce tristeza, y entonces hay que tratar de curar con medicamentos esa enfermedad porque puede llevar a otros males muy graves y dañosos) vivir triste es una ingratitud para con Dios, porque por cada hecho desagradable o dañoso que nos suceda, nos llegan diez o más hechos agradables y provechosos. ¿Por qué dedicarme a mirar con 70 disgusto alguna pequeñita mancha negra de nuestra existencia en vez de observar con alegría tantas cosas agradables que nos suceden cada día?

CUIDADO CON LOS DESEOS EXAGERADOS O INSTANTÁNEOS

Otra de las trampas que produce inquietud en el alma es el llenarse de deseos, planes exagerados y dedicarse a tratar de ponerlos en práctica rápidamente. Los orientales dicen que tanta mayor paz tiene una persona cuánto más sabe moderar sus deseos. Cuando nos llegue algún deseo o se nos ocurra un plan, pidamos al Espíritu Santo que nos ilumine si esto viene de Dios y es para nuestro mayor bien. Ojalá logremos consultar también a alguna persona prudente y espiritual. Y luego tratemos de mortificar nuestra demasiada vivacidad que nos quiere llevar a tratar de poner en práctica ya inmediatamente lo que se nos ha ocurrido. Esa mortificación hace más perfecta y más agradable a Dios nuestra obra que si la hubiéramos hecho con precipitación y demasiada rapidez. Las gentes prudentes dejan fermentar poco a poco las ideas en su cerebro las van cocinando con el fuego de la oración y el combustible que se llama "pedir consejo a los que saben". Decía Jesús que si se empieza una obra sin hacer cálculos acerca de sí se podrá terminar, y luego no se logra acabar, la gente se nos va a burlar y a decir: "Empezó y no fue capaz de concluir". Vayamos despacio y lograremos llegar más lejos.

Cuidado con los recuerdos amargos. Para evitar ese mal tan dañoso que es la inquietud conviene alejar de nuestra mente esos recuerdos amargos y tristes que quieren anidarse allí como roedores dañinos. El vivir pensando en eso, lo que obtiene es que se graben de tal manera en la mente que ya después no seremos capaces de alejarnos de allí. Y son recuerdos que en vez de contribuir a volvernos mejores, lo que hacen es llenar el alma de vanas inquietudes y de inútiles amarguras. ¿Que alguien nos humilló y nos atacó injustamente? Pues con eso hizo crecer nuestra humildad y nos ejercitó en la paciencia. ¿Que hemos cometido muchos y graves pecados en la vida pasada? ¿Pero ya los confesamos y le hemos pedido muchas veces a Dios que nos perdone? ¿Para qué seguirlos recordando? Más bien sumerjámoslos en el océano inmenso de la bondad y de la misericordia de Dios y así se cumplirá lo que prometió el profeta Miqueas: "Tú, oh Dios, arrojarás al fondo del mar todos nuestros pecados para no volverlos a recordar" (Mt 7, 19). ¿Para qué seguir atormentándonos con estos recuerdos de un pasado que ya por más que nos angustiemos no podemos cambiar ni hacer que no haya sido así? Confiemos el pasado en manos de Dios y dediquémonos a vivir alegres y optimistas el presente, esforzándonos por agradarle con nuestro buen comportamiento.

¿ Que tuvimos tremendas imprudencias que nos ocasionaron enormes pérdidas? Aprovechemos esta amarga experiencia para aprender lecciones para el futuro, pero no nos amarguemos llorando por la leche derramada, que con llorar no vamos a lograr recoger nada. Volvamos a empezar animosos, pues son muchas las personas que en una imprudencia perdieron los ahorros de toda una vida y luego con la ayuda de Dios lograron reponerse y volver a surgir. Pero si nos dejamos llevar por la preocupación y la depresión acabaremos con nuestra salud nerviosa, 71 acortaremos nuestra vida, y con esos afanes nada lograremos remediar, san Pedro dice: "Coloquemos nuestras preocupaciones en manos de Dios, que Él se interesa por nosotros" (1P 5, 7).

Analicemos nuestros remordimientos. Si ellos nos llevan a confiar más en la divina misericordia de Dios, a pedirle perdón y a empezar una vida más virtuosa, a ser más humildes y más compresivos con los demás, entonces sí son provechosos. Pero si solamente nos llenan de amargura y desánimo, rechacémoslos como venidos del mal espíritu, porque pueden ser sugestiones del enemigo para hacer que vivamos llenos de inútil inquietud.

Cuando recordemos hechos dolorosos, analicemos si el recuerdo de estos hechos nos sirven para atacar nuestro orgullo y amor propio que es el enemigo más temible que tenemos. Si su recuerdo nos lleva a tener más gratitud a Dios y menos confianza en nuestras solas fuerzas. Si al recordar estos hechos nos movemos a pedir más la ayuda de Dios y su perdón. En esos casos son recuerdos provechosos. Pero si por el contrario al recordar esos acontecimientos amargos nos inquietamos, nos desanimamos, nos volvemos más miedosos para obrar el bien y más pesimistas, y nos llenamos de rencores y de deseos de venganza, nos llegan la impaciencia, la amargura y el airado rechazo por lo que nos ha hecho sufrir, entonces sí, mucho cuidado, que por allí anda el ángel de las tinieblas que es triste todos los días y minutos de su vida y quiere contagiarnos de su tristeza y de su amargura. Dios es paz, y sus pensamientos son de paz y no de amargura. Repitamos las palabras que acostumbraba decir una santa: "Tristeza y melancolía, fuera del alma mía". Vivir recordando con disgusto el pasado es una tristeza inútil. Ni un milímetro cambiará ya. En cambio que consolador es recordar lo que dice el libro del Apocalipsis, que al final de nuestro tiempo se abrirá el Libro de la Vida donde está escrito todo lo que hemos sufrido y a cada uno se le pagará según sus méritos. Qué consuelo pensar que ninguno de nuestros sufrimientos habrá sido olvidado por Dios. Él permitió que nos llegaran, sabrá premiarlos muy bien y su premio será eterno y maravilloso. Un recuerdo como éste sí hace provecho al alma y llena de entusiasmo.

COLOQUEMOS NUESTRAS PREOCUPACIONES EN MANOS DE DIOS, QUE ÉL SE ENCARGARÁ DE PROPORCIONARNOS LAS SOLUCIONES (Salmo 55)

Extraido del libro: El combate espiritual de P. Lorenzo Scupoli ( libro que por 19 años llevó consigo y leyó San Francisco de Sales)

sábado, 29 de octubre de 2016

Engañar a Dios - 2º Parte

"Engañar" a Dios - IIª parte

Jesus
Leer libro completo.
La misión de Sor Consolata es precisamente la de narrar al mundo la misericordia infinita del Corazón de Jesús: narrarla en primer lugar a los Hermanos y Hermanas por ella espiritualmente adoptados, después a todas las almas. Y puede ella narrarla con las palabras y con los hechos: con todo lo que Jesús obró en ella, hasta hacer de su alma una de las más bellas obras maestras de la gracia. 
Le cedemos pues la palabra a ella, cuyo corazón, modelado sobre el de Jesús, sintió siempre una viva compasión por los pobres pecadores, un deseo ardentísimo de llevarlos a todos al Corazón de Dios. 
... “Cuando Jesús, desahogando su corazón, se lamenta de algún alma, si en lugar de dar crédito a sus lamentos, le disuade diciéndole: -No, Jesús, no es así-... y excuso y compadezco, siento en mí que Jesús se serena y contenta, y termino pidiendo por aquella alma. El Corazón de Jesús es corazón de madre. Si una madre, quebrantada por los dolores que le ocasiona un hijo ingrato, llega a confiárselos a una persona amiga; si esa amiga para confortarla, la hace cambiar de opinión, presentándole al hijo bajo distinto aspecto, oh ¡cuánto goza aquella madre, al creer que su hijo es bueno? Tiene necesidad de pensarlo, de creerlo así. ¡El corazón materno, es un débil reflejo del Corazón divino! Pero una madre no podrá transformar al ingrato hijo; en cambio Jesús, si se lo pedimos, convertirá al alma infiel que traspasa su corazón.” 
Así escribía ella el 5 de diciembre de 1935. Dos días después, como para darle a demostrar que tales sentimientos venían de Él y eran conformes a la bondad de su Corazón Divino, Jesús confirmaba todo esto de viva voz, palabra por palabra. Será una repetición, pero, ahora son palabras divinas: “Una verdadera madre por feo que sea su hijo, no lo considera tal; para ella es siempre hermoso y así lo verá siempre su corazón. 
Así, exactamente así, es mi Corazón con las almas: por feas que sean, por enfangadas y sucias que estén, mi amor siempre las juzga hermosas. 
Y sufro cuando se me dan nuevas pruebas de su fealdad y en cambio gozo, penetrado de mis sentimientos maternales, cuando se me disuade de su fealdad, se me dice que no es cierto, que son hermosas todavía. 
Sé que es un piadoso engaño; sin embargo, qué quieres, tengo necesidad de creerlo así. ¡Las almas son mías, por ellas he dado toda mi sangre! 
Comprendes ahora cuánto hiere mi corazón materno todo lo que es juicio severo, vituperio, condenación, aún basado en la verdad; y cuánto me alivia en cambio todo lo que significa compasión, indulgencia, misericordia. 
Tú jamás juzgues a nadie; no profieras nunca una palabra severa contra ninguno, sino consuela mi corazón, aparta mis tristezas, hazme ver, con los recursos de la caridad, sólo el lado bueno de un alma culpable; y yo te creeré y después escucharé tu oración en su favor y la despacharé favorablemente. ¡Si supieses cuánto sufro al hacer justicia! 
Sírvete de piadosos engaños; en este caso mi corazón tiene necesidad de creer que no es cierto que mis criaturas son tan ingratas y si tú tratas de disuadirme, diciéndome que no es cierto que tal o cual alma es tan mala, infiel, ingrata, Yo, al momento te lo creo. 
¡Qué quieres, mi corazón tiene necesidad de confortarse de esa manera, tiene necesidad de hacer siempre misericordia, jamás justicia!” 
Semejante divino lenguaje podrá parecer nuevo y acaso dar motivo de asombro, pero sólo en quien lo considera superficialmente. No es, en efecto, que a los ojos de Jesús pueda parece hermosa el alma pecadora, en cuanto tal, pero siempre le parece hermosa atendido el infinito amor con que la creó, la redimió y la quiere salvar. De igual manera, no es que Jesús quiera o pueda ser engañado por el alma pecadora, pero se goza de ser piadosamente engañado por las almas justas que se interponen entre Él y los pecadores: para excusarlos y como para ocultarlos dentro del mismo amor reparador; imitando en estoe el ejemplo que Él mismo nos dio en la cruz interponiéndose entre el Divino Padre y la humanidad culpable: “Padre, perdónales porque no saben lo que hacen” (Lc 23, 34). En otras palabras: el Dios que en el Evangelio proclamó la bienaventuranza de los misericordiosos ¿no ha revelado acaso con esto mismo su bienaventuranza infinitamente mayor que puede siempre ejercitar su misericordia? Por otra parte, ésta no puede ejercitarse sino donde hay miseria y ¿qué miseria más espantosa que la del pecado? 
Bondad y misericordia: he aquí las efusiones del Corazón de Jesús sobre todos los hombres, pero en particular sobre los pecadores, como que son esos más necesitados de ella. No tienen necesidad de médico los sanos, sino los enfermos (Mc 2, 17), así como el Evangelio, lo confirma a Sor Consolata: “Consolata, jamás olvides que soy y gusto de ser exclusivamente bueno y misericordioso con mis criaturas. La justicia que ejercito con los pobres pecadores, en vida, es colmarles de beneficios.” 
Otras parecidas manifestaciones misericordiosas del Corazón de Jesús encontraremos en este libro, que es toda una lección de amor para los justos y una invitación de amor para los pecadores. Pero no podemos dejar de traer aquí otra página dictada por el Corazón de Jesús a Sor Consolata, que será de gran ayuda a los pecadores para reavivar la esperanza y aún a las almas que sufren por el temor excesivo, a veces oprimente, de no conseguir la eterna salvación. Esta falta de esperanza cristiana perjudica a las almas a la vez que ofende al Corazón Divino en lo más íntimo, esto es, en su amor misericordioso y en su voluntad salvífica. El 15 de diciembre de 1935, Jesús hacía escribir a Sor Consolata para todas las almas: 
“Consolata, muchas veces almas buenas, almas piadosas, y a veces hasta almas que me están consagradas hieren lo íntimo de mi Corazón con una frase de desconfianza - ¡Quizás me salve! – 
Abre el Evangelio y lee mis promesas; a mis ovejitas he prometido: Les daré la vida eterna y jamás perecerán y nadie será capaz de arrebatármelas de mis manos. (jn 10, 28) ¿Lo entiendes Consolata? Nadie pueda arrebatarme un alma. 
Pero sigue leyendo: mi Padre que me las ha dado, es más grande que todos y nadie puede arrebatárselas a mi Padre (Jn 10, 29). ¿Lo has oído Consolata? Nadie puede arrebatarme un alma... jamás perecerán... porque le doy la vida eterna ¿Para quién he pronunciado estas palabras? Para las ovejas, para todas las almas. 
¿A qué viene entonces el insulto: quizás me salve-, si en el Evangelio he asegurado que nadie puede arrebatarme un alma y que a esta alma doy la vida eterna y que por consiguiente no perecerá? 
Créeme, Consolata, al infierno va el que quiere, esto es, el que verdaderamente quiere ir; porque si nadie puede arrebatarme un alma de las manos, el alma valiéndose de la libertad que se le concede, puede huir, puede traicionarme, renegar de Mí y consiguientemente pasar a manos del demonio por su propia voluntad. 
¡Oh, si en vez de herir mi Corazón con estas desconfianzas, pensaran un poco más en el paraíso que les espera! Porque no los he creado para el infierno, sino para el paraíso, no para ir a hacer compañía de los demonios, sino para gozar de mi amor eternamente. 
Mira, Consolata, al infierno va el que quiere... Piensa cuán necio es vuestro temor de condenaros, después que para salvar vuestra alma he derramado mi sangre, después de haberos colmado de gracias y más gracias durante una larga existencia... en el último instante de la vida cuando me dispongo a recoger el fruto de la redención, y esta alma está ya en situación de amarme eternamente; Yo, Yo que en el Santo Evangelio he prometido darle la vida eterna y que nadie será capaz de arrebatármela de mis manos, ¿me la dejaré robar del demonio, de mi peor enemigo? Pero, Consolata ¿se puede creer semejante monstruosidad? 
Mira, la impenitencia final, la que tiene el alma que quiere ir al infierno de propósito y que se obstina en rehusar mi misericordia, porque yo jamás niego el perdón a nadie; a todos ofrezco y doy mi inmensa misericordia; porque por todos he derramado mi sangre, por todos. 
No, no es la multitud de los pecados lo que condena al alma porque Yo los perdono si ella se arrepiente, sino la obstinación en no querer mi perdón, en querer condenarse. 
Dimas, en la cruz, concibe un sólo acto de confianza en Mí y aunque muchos son sus pecados, pero en un instante es perdonado y el mismo día de su arrepentimiento, entra en posesión de mi reino y es un santo. ¡Mira el triunfo de mi misericordia y de la confianza depositada en Mí! 
No, Consolata, mi Padre que me ha dado las almas, es más grande y poderoso que todos los demonios y nadie puede arrebatarlas de las manos de mi Padre. 
Oh, Consolata, confía, confía siempre; cree ciegamente que cumpliré todas las grandes promesas que te he hecho, porque soy bueno, inmensamente bueno y misericordioso y no quiero la muerte del pecador, sino que se convierta y viva.”
"El Corazón de Jesús al Mundo" - Sor Consolata Betrone

Engaña a Dios

                                      mirada

“Engañar” a Dios.

Cuando se trata de hablarle a Dios de nuestros prójimos, tenemos que tomar la costumbre de no criticarlos ni hablar mal de ellos al Señor, aunque no sean buenos, sino que tenemos que decirle a Dios las buenas cualidades que ellos tienen, pues todos tenemos buenas cualidades. 
El Señor quiere que le engañemos piadosamente, porque no quiere castigar a los hombres, y si nosotros le hablamos bien de los hombres, entonces el Corazón de Dios se alivia y por ese “engaño” piadoso, derrama una lluvia de bendiciones sobre quien habló bien del hermano, y también vuelca muchas gracias y favores sobre la persona de la que le hablamos bien al Señor. 
NUNCA hablemos mal de nadie, ni acusemos a los hermanos, porque ése es el trabajo del diablo, que como bien lo llama el Apocalipsis, es el “acusador de nuestros hermanos”. 
En cambio nosotros hablemos siempre bien de todos, o al menos, si no podemos hablar bien de alguien, guardemos silencio. 
Pero con Dios tratemos de hablarle bien al Señor, intentando convencerlo de que tal o cual hermano quizás actúa mal por desconocimiento, o porque no sabe lo que hace, pero en el fondo es bueno, y que necesita del amor de Dios. 
Y con frases semejantes, cubramos piadosamente ante Dios los defectos y maldades de los prójimos. 
Esto es lo que ha revelado Nuestro Señor Jesucristo a Sor Consolata Betrone: Que Él quiere ser piadosamente engañado, y que les hablen bien de los menos buenos, porque no quiere castigar. 
Misterios de Dios que hay que aprovechar, porque es cierto que Dios todo lo sabe y todo lo ve. Pero también es cierto que el poder de intercesión de unos por otros tiene mucha fuerza y hace que Dios se arrepienta del mal que iba a infligir, o apure el bien que iba a conceder. 
Engañemos piadosamente al Corazón de Dios, y recibiremos bendiciones celestiales y materiales de tal modo que no podremos menos que saltar de alegría en la tierra, y luego en el Cielo disfrutar junto a Dios y a los hermanos de los que hemos hablado bien ante el Señor, porque ésa es también la forma de salvar almas, hablar bien de todos los hombres, a Dios.

Padre Jose Antonio Fortea Se acerca una purificacion

miércoles, 19 de octubre de 2016

Desesperada maldad.....Confidencias de Jesús a un Sacerdote..

San Miguel Arcangel

2 de Noviembre de 1975
DESESPERADA MALDAD
Hijo mío, no es nuevo el asunto del que te hablaré esta tarde. Te he hablado de él varias veces en precedentes Mensajes. Se trata de la lucha que Satanás ha desatado contra el hombre. 
Al no poder afrontar directamente a Dios, lo combate indirectamente descargando su desesperada maldad (hecha de odio, envidia y celos) sobre el hombre destinado a colmar los vacíos abiertos con su rebelión a Dios. 
Satanás es llamado Príncipe de las tinieblas porque su fundamental intento es el de oscurecer y ensombrecer la luz de Dios en las almas. 
Dios es Luz, Satanás es Tinieblas. 
Dios es Amor, Satanás es Odio. 
Dios es Humildad, Satanás es Soberbia. 
La guerra declarada por Satanás al hombre en odio a Dios ha asumido proporciones tan vastas y grandiosas en su horrible realidad que no tiene comparación en la historia humana. 
La guerra, en general, está formada por una cadena de batallas. Esta batalla, de una guerra que continuará hasta el fin de los tiempos, es la más grande y pavorosa. Su epílogo no está lejano, sucederá por la directa intervención de la Madre mía y vuestra. 
Ella aplastará de nuevo la cabeza de la Serpiente. Ella, la humilde Sierva del Señor, por su humildad ha vencido la soberbia y el orgullo, y definitivamente lo vencerá al fin de los tiempos. 
Satanás es tinieblas y por tanto no ve. Su desesperado orgullo se lo impide. Sin embargo teme la derrota de esta batalla, que para él será motivo de vergonzoso envilecimiento, mientras para mi Iglesia purificada será motivo de un largo período de paz y así también lo será para los pueblos nuevamente sanados de los muchos males de los que hoy sufren. 
Por esto Satanás ha empeñado todas sus posibilidades y las de sus legiones. 
Todas las astucias, todas las insidias de su naturaleza corrompida pero rica en innumerables dones de potencia, de inteligencia y de voluntad, son usadas en su loca tentativa, nacida y madurada en él a partir del momento de su rebelión a Dios. 
Destruirme a Mí, el Cristo, el Verbo de Dios hecho Carne, y la Iglesia salida de mi Corazón abierto son la meta desesperadamente anhelada, y tenazmente perseguida.
Cierran los ojos
Pero la loca ceguera le ha hecho cometer numerosos errores tácticos, típico aquel de descubrirse demasiado. 
Un general perspicaz nunca deja entrever sus planes a sus enemigos, sabiendo bien que esto es una imperdonable imprudencia. En cambio Satanás ha descubierto muchas de sus cartas. 
Por esto Mi Vicario en la tierra recientemente ha podido decir que hoy en la Iglesia se verifican hechos que humanamente no se pueden explicar: en ellos son evidentes las intervenciones directas del Príncipe de las tinieblas. 
Sin embargo Obispos, Sacerdotes y la casi totalidad de los fieles no ven. No ven porque cierran los ojos a la luz, porque tienen mente y corazón envueltos en la oscuridad. 
Cuando Pablo VI dijo: "El humo del Infierno ha entrado en la Iglesia" ¿qué quería decir? El contagio de Satanás ha entrado en la Iglesia. El contagio de Satanás es la soberbia, el orgullo. 
Repito: Satanás en su 'loca, desesperada ilusión se propone como objetivo principal borrar de la faz de la tierra a Mí, Verbo Eterno de Dios y naturalmente Conmigo a Mi Iglesia salida de mi Corazón abierto. Quisiera aniquilar el Misterio de la Encarnación, razón y causa de la liberación de la humanidad de su tiranía. 
Con la caída de Adán y Eva pensaba haber derrotado a Dios, haber asegurado para siempre un completo dominio sobre los hijos de la culpa; estaba convencido de haber arrebatado con el engaño y con la astucia a Dios Creador sus criaturas sujetándolas a su indiscutible dominio, en el tiempo y en la eternidad. 
Pero Dios es Amor y con unánime concurso de la divina Trinidad, fue decretado el Misterio de la Salvación: de aquí el implacable odio de Satanás contra Dios y contra el hombre.
La victoria en sus manos
Actualmente Satanás, siendo tinieblas no tiene la justa visión de las cosas, está convencido de que tiene la victoria en sus manos por lo que no sin dramáticas, horribles y pavorosas convulsiones dejará que se le escape su presa, que es la humanidad contagiada por su mal: la soberbia y la presunción. 
Esta guerra tendrá su epílogo al fin de los tiempos, pero la guerra es una cadena de batallas como dije; y la batalla actualmente en acto es la más grande, después de la combatida por San Miguel y sus legiones contra las potencias rebeldes. 
Muchas batallas luego se han combatido en el transcurso de los siglos pero ninguna de estas es equiparable a esta presente batalla en la que están incluidas naciones y pueblos de todo el mundo. 
Los hijos de mi predilección serán, más que los otros puestos en la mira y hechos blanco de una feroz persecución pero de nada deben temer, en la hora de la prueba Yo estaré en ellos. 
Yo que soy la Sabiduría, la Misericordia, el Amor y la Omnipotencia sabré plegar las oscuras maniobras y el loco orgullo de Satanás y de sus legiones para sacar de todo esto un triunfo; Mi Iglesia purificada. 
¡Ay de aquellos, hijo mío, que se rehusan a ver! Basta un acto de sincera humildad para permitir que la luz se filtre en sus almas. 
Necios e insensatos si se obstinan en resistir al Amor que los quiere salvos. ¿No saben y no piensan a lo que están renunciando? No saben y no piensan en aquello a cuyo encuentro se dirigen? 
Ves en esto hijo mío, cómo mucha oscuridad se ha hecho en Mi Iglesia... 
La tierra es lugar de exilio, la Humanidad entera está en marcha hacia la Eternidad.
El materialismo
El materialismo, encarnación de Satanás, negando y sustituyéndose a Dios pretende dar a los hombres un paraíso aquí en la tierra, una felicidad que ella no posee y por tanto no puede dar. 
¡Trágica mentira, astuto engaño al que muchos cristianos, sacerdotes y aún Obispos se han aferrado en nombre del progreso, olvidando el fin de la Creación y el de la Redención! 
He aquí porqué ya no se habla de los Novísimos, del verdadero enemigo del hombre, del pecado con el que la obra de Satanás se identifica. De esto son responsables no pocos Obispos, muchísimos Sacerdotes.
La casi totalidad de los cristianos se han dejado seducir desviándose de la recta vía. Mientras tanto cada hombre como individuo está en marcha hacia la Eternidad, o de gozo eterno o de condenación eterna. 
El hombre, presa de Satanás, está al centro de una furiosa lucha de Satanás, desencadenada para arrebatarlo a Dios quien, con un designio providencial, ha enviado a la tierra su Verbo hecho Carne, para liberar al hombre y así devolverle la primitiva grandeza, dignidad y libertad. 
¿A quién le toca guiar al hombre en su camino y peregrinación terrena?
A Mi Iglesia. 
Pero en mi Iglesia el Príncipe de las tinieblas ha traído temiblemente su contagio: soberbia y orgullo, oscureciendo las mentes y endureciendo los corazones.
La iglesia es mía
Pero la Iglesia, hijo, ¡Es mía! 
Ella ha salido de Mi Corazón Misericordioso y abierto. 
Yo quiero a Mi Iglesia: una y santa, pura y resplandeciente de mi Doctrina y no dividida por herejes en oposición perenne contraste entre ellos mismos. Y así será después de la purificación cercana. 
Yo he triunfado como ya te dije, en el sufrimiento y en el dolor y así será también para Mi Iglesia. 
He conocido horas de tinieblas, he conocido violencias y humillaciones de todo género. Yo hasta he gritado: "Padre, Padre mío ¿porqué me has abandonado?" Este grito lo elevarán al Cielo muchos hijos míos en el colmo de su pasión. 
Pero ¿puede Dios que es Amor, abandonar a sus hijos a quienes ha amado y ama desde toda la eternidad? 
La mujer en el parto gime, pero después se alegra porque ha dado a la luz un hijo. 
Es tiempo de que el grano arrojado en el seno de la tierra se descomponga para luego dar mucho fruto. 
Está próxima la hora en la cual mi Iglesia gemirá en la feroz e inaudita persecución para poder renacer Una, Pura, Santa e Inmaculada. 
Será la madre de los pueblos que se reunirán bajo sus alas y en la paz y en la justicia, será maestra y guía segura para todos los hombres de buena voluntad. 
He aquí porqué te digo: urge hacerlo pronto. Quiero que Obispos y Sacerdotes se preparen en la humildad y en la penitencia, en la oración que debe ser unánime. No han de olvidar que a Mi Pasión siguió Mi Resurrección. 
Te bendigo hijo mío. 
Ofréceme tus sufrimientos, consuela Mi Corazón traspasado por la dureza e insensibilidad de mis redimidos, de mis ministros y de aquellos que Yo he llamado y he amado como hermanos y amigos.
("Confidencias de Jesús a un Sacerdote" - P. Ottavio Michelini)