sábado, 29 de octubre de 2016

Engañar a Dios - 2º Parte

"Engañar" a Dios - IIª parte

Jesus
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La misión de Sor Consolata es precisamente la de narrar al mundo la misericordia infinita del Corazón de Jesús: narrarla en primer lugar a los Hermanos y Hermanas por ella espiritualmente adoptados, después a todas las almas. Y puede ella narrarla con las palabras y con los hechos: con todo lo que Jesús obró en ella, hasta hacer de su alma una de las más bellas obras maestras de la gracia. 
Le cedemos pues la palabra a ella, cuyo corazón, modelado sobre el de Jesús, sintió siempre una viva compasión por los pobres pecadores, un deseo ardentísimo de llevarlos a todos al Corazón de Dios. 
... “Cuando Jesús, desahogando su corazón, se lamenta de algún alma, si en lugar de dar crédito a sus lamentos, le disuade diciéndole: -No, Jesús, no es así-... y excuso y compadezco, siento en mí que Jesús se serena y contenta, y termino pidiendo por aquella alma. El Corazón de Jesús es corazón de madre. Si una madre, quebrantada por los dolores que le ocasiona un hijo ingrato, llega a confiárselos a una persona amiga; si esa amiga para confortarla, la hace cambiar de opinión, presentándole al hijo bajo distinto aspecto, oh ¡cuánto goza aquella madre, al creer que su hijo es bueno? Tiene necesidad de pensarlo, de creerlo así. ¡El corazón materno, es un débil reflejo del Corazón divino! Pero una madre no podrá transformar al ingrato hijo; en cambio Jesús, si se lo pedimos, convertirá al alma infiel que traspasa su corazón.” 
Así escribía ella el 5 de diciembre de 1935. Dos días después, como para darle a demostrar que tales sentimientos venían de Él y eran conformes a la bondad de su Corazón Divino, Jesús confirmaba todo esto de viva voz, palabra por palabra. Será una repetición, pero, ahora son palabras divinas: “Una verdadera madre por feo que sea su hijo, no lo considera tal; para ella es siempre hermoso y así lo verá siempre su corazón. 
Así, exactamente así, es mi Corazón con las almas: por feas que sean, por enfangadas y sucias que estén, mi amor siempre las juzga hermosas. 
Y sufro cuando se me dan nuevas pruebas de su fealdad y en cambio gozo, penetrado de mis sentimientos maternales, cuando se me disuade de su fealdad, se me dice que no es cierto, que son hermosas todavía. 
Sé que es un piadoso engaño; sin embargo, qué quieres, tengo necesidad de creerlo así. ¡Las almas son mías, por ellas he dado toda mi sangre! 
Comprendes ahora cuánto hiere mi corazón materno todo lo que es juicio severo, vituperio, condenación, aún basado en la verdad; y cuánto me alivia en cambio todo lo que significa compasión, indulgencia, misericordia. 
Tú jamás juzgues a nadie; no profieras nunca una palabra severa contra ninguno, sino consuela mi corazón, aparta mis tristezas, hazme ver, con los recursos de la caridad, sólo el lado bueno de un alma culpable; y yo te creeré y después escucharé tu oración en su favor y la despacharé favorablemente. ¡Si supieses cuánto sufro al hacer justicia! 
Sírvete de piadosos engaños; en este caso mi corazón tiene necesidad de creer que no es cierto que mis criaturas son tan ingratas y si tú tratas de disuadirme, diciéndome que no es cierto que tal o cual alma es tan mala, infiel, ingrata, Yo, al momento te lo creo. 
¡Qué quieres, mi corazón tiene necesidad de confortarse de esa manera, tiene necesidad de hacer siempre misericordia, jamás justicia!” 
Semejante divino lenguaje podrá parecer nuevo y acaso dar motivo de asombro, pero sólo en quien lo considera superficialmente. No es, en efecto, que a los ojos de Jesús pueda parece hermosa el alma pecadora, en cuanto tal, pero siempre le parece hermosa atendido el infinito amor con que la creó, la redimió y la quiere salvar. De igual manera, no es que Jesús quiera o pueda ser engañado por el alma pecadora, pero se goza de ser piadosamente engañado por las almas justas que se interponen entre Él y los pecadores: para excusarlos y como para ocultarlos dentro del mismo amor reparador; imitando en estoe el ejemplo que Él mismo nos dio en la cruz interponiéndose entre el Divino Padre y la humanidad culpable: “Padre, perdónales porque no saben lo que hacen” (Lc 23, 34). En otras palabras: el Dios que en el Evangelio proclamó la bienaventuranza de los misericordiosos ¿no ha revelado acaso con esto mismo su bienaventuranza infinitamente mayor que puede siempre ejercitar su misericordia? Por otra parte, ésta no puede ejercitarse sino donde hay miseria y ¿qué miseria más espantosa que la del pecado? 
Bondad y misericordia: he aquí las efusiones del Corazón de Jesús sobre todos los hombres, pero en particular sobre los pecadores, como que son esos más necesitados de ella. No tienen necesidad de médico los sanos, sino los enfermos (Mc 2, 17), así como el Evangelio, lo confirma a Sor Consolata: “Consolata, jamás olvides que soy y gusto de ser exclusivamente bueno y misericordioso con mis criaturas. La justicia que ejercito con los pobres pecadores, en vida, es colmarles de beneficios.” 
Otras parecidas manifestaciones misericordiosas del Corazón de Jesús encontraremos en este libro, que es toda una lección de amor para los justos y una invitación de amor para los pecadores. Pero no podemos dejar de traer aquí otra página dictada por el Corazón de Jesús a Sor Consolata, que será de gran ayuda a los pecadores para reavivar la esperanza y aún a las almas que sufren por el temor excesivo, a veces oprimente, de no conseguir la eterna salvación. Esta falta de esperanza cristiana perjudica a las almas a la vez que ofende al Corazón Divino en lo más íntimo, esto es, en su amor misericordioso y en su voluntad salvífica. El 15 de diciembre de 1935, Jesús hacía escribir a Sor Consolata para todas las almas: 
“Consolata, muchas veces almas buenas, almas piadosas, y a veces hasta almas que me están consagradas hieren lo íntimo de mi Corazón con una frase de desconfianza - ¡Quizás me salve! – 
Abre el Evangelio y lee mis promesas; a mis ovejitas he prometido: Les daré la vida eterna y jamás perecerán y nadie será capaz de arrebatármelas de mis manos. (jn 10, 28) ¿Lo entiendes Consolata? Nadie pueda arrebatarme un alma. 
Pero sigue leyendo: mi Padre que me las ha dado, es más grande que todos y nadie puede arrebatárselas a mi Padre (Jn 10, 29). ¿Lo has oído Consolata? Nadie puede arrebatarme un alma... jamás perecerán... porque le doy la vida eterna ¿Para quién he pronunciado estas palabras? Para las ovejas, para todas las almas. 
¿A qué viene entonces el insulto: quizás me salve-, si en el Evangelio he asegurado que nadie puede arrebatarme un alma y que a esta alma doy la vida eterna y que por consiguiente no perecerá? 
Créeme, Consolata, al infierno va el que quiere, esto es, el que verdaderamente quiere ir; porque si nadie puede arrebatarme un alma de las manos, el alma valiéndose de la libertad que se le concede, puede huir, puede traicionarme, renegar de Mí y consiguientemente pasar a manos del demonio por su propia voluntad. 
¡Oh, si en vez de herir mi Corazón con estas desconfianzas, pensaran un poco más en el paraíso que les espera! Porque no los he creado para el infierno, sino para el paraíso, no para ir a hacer compañía de los demonios, sino para gozar de mi amor eternamente. 
Mira, Consolata, al infierno va el que quiere... Piensa cuán necio es vuestro temor de condenaros, después que para salvar vuestra alma he derramado mi sangre, después de haberos colmado de gracias y más gracias durante una larga existencia... en el último instante de la vida cuando me dispongo a recoger el fruto de la redención, y esta alma está ya en situación de amarme eternamente; Yo, Yo que en el Santo Evangelio he prometido darle la vida eterna y que nadie será capaz de arrebatármela de mis manos, ¿me la dejaré robar del demonio, de mi peor enemigo? Pero, Consolata ¿se puede creer semejante monstruosidad? 
Mira, la impenitencia final, la que tiene el alma que quiere ir al infierno de propósito y que se obstina en rehusar mi misericordia, porque yo jamás niego el perdón a nadie; a todos ofrezco y doy mi inmensa misericordia; porque por todos he derramado mi sangre, por todos. 
No, no es la multitud de los pecados lo que condena al alma porque Yo los perdono si ella se arrepiente, sino la obstinación en no querer mi perdón, en querer condenarse. 
Dimas, en la cruz, concibe un sólo acto de confianza en Mí y aunque muchos son sus pecados, pero en un instante es perdonado y el mismo día de su arrepentimiento, entra en posesión de mi reino y es un santo. ¡Mira el triunfo de mi misericordia y de la confianza depositada en Mí! 
No, Consolata, mi Padre que me ha dado las almas, es más grande y poderoso que todos los demonios y nadie puede arrebatarlas de las manos de mi Padre. 
Oh, Consolata, confía, confía siempre; cree ciegamente que cumpliré todas las grandes promesas que te he hecho, porque soy bueno, inmensamente bueno y misericordioso y no quiero la muerte del pecador, sino que se convierta y viva.”
"El Corazón de Jesús al Mundo" - Sor Consolata Betrone

Engaña a Dios

                                      mirada

“Engañar” a Dios.

Cuando se trata de hablarle a Dios de nuestros prójimos, tenemos que tomar la costumbre de no criticarlos ni hablar mal de ellos al Señor, aunque no sean buenos, sino que tenemos que decirle a Dios las buenas cualidades que ellos tienen, pues todos tenemos buenas cualidades. 
El Señor quiere que le engañemos piadosamente, porque no quiere castigar a los hombres, y si nosotros le hablamos bien de los hombres, entonces el Corazón de Dios se alivia y por ese “engaño” piadoso, derrama una lluvia de bendiciones sobre quien habló bien del hermano, y también vuelca muchas gracias y favores sobre la persona de la que le hablamos bien al Señor. 
NUNCA hablemos mal de nadie, ni acusemos a los hermanos, porque ése es el trabajo del diablo, que como bien lo llama el Apocalipsis, es el “acusador de nuestros hermanos”. 
En cambio nosotros hablemos siempre bien de todos, o al menos, si no podemos hablar bien de alguien, guardemos silencio. 
Pero con Dios tratemos de hablarle bien al Señor, intentando convencerlo de que tal o cual hermano quizás actúa mal por desconocimiento, o porque no sabe lo que hace, pero en el fondo es bueno, y que necesita del amor de Dios. 
Y con frases semejantes, cubramos piadosamente ante Dios los defectos y maldades de los prójimos. 
Esto es lo que ha revelado Nuestro Señor Jesucristo a Sor Consolata Betrone: Que Él quiere ser piadosamente engañado, y que les hablen bien de los menos buenos, porque no quiere castigar. 
Misterios de Dios que hay que aprovechar, porque es cierto que Dios todo lo sabe y todo lo ve. Pero también es cierto que el poder de intercesión de unos por otros tiene mucha fuerza y hace que Dios se arrepienta del mal que iba a infligir, o apure el bien que iba a conceder. 
Engañemos piadosamente al Corazón de Dios, y recibiremos bendiciones celestiales y materiales de tal modo que no podremos menos que saltar de alegría en la tierra, y luego en el Cielo disfrutar junto a Dios y a los hermanos de los que hemos hablado bien ante el Señor, porque ésa es también la forma de salvar almas, hablar bien de todos los hombres, a Dios.

Padre Jose Antonio Fortea Se acerca una purificacion

miércoles, 19 de octubre de 2016

Desesperada maldad.....Confidencias de Jesús a un Sacerdote..

San Miguel Arcangel

2 de Noviembre de 1975
DESESPERADA MALDAD
Hijo mío, no es nuevo el asunto del que te hablaré esta tarde. Te he hablado de él varias veces en precedentes Mensajes. Se trata de la lucha que Satanás ha desatado contra el hombre. 
Al no poder afrontar directamente a Dios, lo combate indirectamente descargando su desesperada maldad (hecha de odio, envidia y celos) sobre el hombre destinado a colmar los vacíos abiertos con su rebelión a Dios. 
Satanás es llamado Príncipe de las tinieblas porque su fundamental intento es el de oscurecer y ensombrecer la luz de Dios en las almas. 
Dios es Luz, Satanás es Tinieblas. 
Dios es Amor, Satanás es Odio. 
Dios es Humildad, Satanás es Soberbia. 
La guerra declarada por Satanás al hombre en odio a Dios ha asumido proporciones tan vastas y grandiosas en su horrible realidad que no tiene comparación en la historia humana. 
La guerra, en general, está formada por una cadena de batallas. Esta batalla, de una guerra que continuará hasta el fin de los tiempos, es la más grande y pavorosa. Su epílogo no está lejano, sucederá por la directa intervención de la Madre mía y vuestra. 
Ella aplastará de nuevo la cabeza de la Serpiente. Ella, la humilde Sierva del Señor, por su humildad ha vencido la soberbia y el orgullo, y definitivamente lo vencerá al fin de los tiempos. 
Satanás es tinieblas y por tanto no ve. Su desesperado orgullo se lo impide. Sin embargo teme la derrota de esta batalla, que para él será motivo de vergonzoso envilecimiento, mientras para mi Iglesia purificada será motivo de un largo período de paz y así también lo será para los pueblos nuevamente sanados de los muchos males de los que hoy sufren. 
Por esto Satanás ha empeñado todas sus posibilidades y las de sus legiones. 
Todas las astucias, todas las insidias de su naturaleza corrompida pero rica en innumerables dones de potencia, de inteligencia y de voluntad, son usadas en su loca tentativa, nacida y madurada en él a partir del momento de su rebelión a Dios. 
Destruirme a Mí, el Cristo, el Verbo de Dios hecho Carne, y la Iglesia salida de mi Corazón abierto son la meta desesperadamente anhelada, y tenazmente perseguida.
Cierran los ojos
Pero la loca ceguera le ha hecho cometer numerosos errores tácticos, típico aquel de descubrirse demasiado. 
Un general perspicaz nunca deja entrever sus planes a sus enemigos, sabiendo bien que esto es una imperdonable imprudencia. En cambio Satanás ha descubierto muchas de sus cartas. 
Por esto Mi Vicario en la tierra recientemente ha podido decir que hoy en la Iglesia se verifican hechos que humanamente no se pueden explicar: en ellos son evidentes las intervenciones directas del Príncipe de las tinieblas. 
Sin embargo Obispos, Sacerdotes y la casi totalidad de los fieles no ven. No ven porque cierran los ojos a la luz, porque tienen mente y corazón envueltos en la oscuridad. 
Cuando Pablo VI dijo: "El humo del Infierno ha entrado en la Iglesia" ¿qué quería decir? El contagio de Satanás ha entrado en la Iglesia. El contagio de Satanás es la soberbia, el orgullo. 
Repito: Satanás en su 'loca, desesperada ilusión se propone como objetivo principal borrar de la faz de la tierra a Mí, Verbo Eterno de Dios y naturalmente Conmigo a Mi Iglesia salida de mi Corazón abierto. Quisiera aniquilar el Misterio de la Encarnación, razón y causa de la liberación de la humanidad de su tiranía. 
Con la caída de Adán y Eva pensaba haber derrotado a Dios, haber asegurado para siempre un completo dominio sobre los hijos de la culpa; estaba convencido de haber arrebatado con el engaño y con la astucia a Dios Creador sus criaturas sujetándolas a su indiscutible dominio, en el tiempo y en la eternidad. 
Pero Dios es Amor y con unánime concurso de la divina Trinidad, fue decretado el Misterio de la Salvación: de aquí el implacable odio de Satanás contra Dios y contra el hombre.
La victoria en sus manos
Actualmente Satanás, siendo tinieblas no tiene la justa visión de las cosas, está convencido de que tiene la victoria en sus manos por lo que no sin dramáticas, horribles y pavorosas convulsiones dejará que se le escape su presa, que es la humanidad contagiada por su mal: la soberbia y la presunción. 
Esta guerra tendrá su epílogo al fin de los tiempos, pero la guerra es una cadena de batallas como dije; y la batalla actualmente en acto es la más grande, después de la combatida por San Miguel y sus legiones contra las potencias rebeldes. 
Muchas batallas luego se han combatido en el transcurso de los siglos pero ninguna de estas es equiparable a esta presente batalla en la que están incluidas naciones y pueblos de todo el mundo. 
Los hijos de mi predilección serán, más que los otros puestos en la mira y hechos blanco de una feroz persecución pero de nada deben temer, en la hora de la prueba Yo estaré en ellos. 
Yo que soy la Sabiduría, la Misericordia, el Amor y la Omnipotencia sabré plegar las oscuras maniobras y el loco orgullo de Satanás y de sus legiones para sacar de todo esto un triunfo; Mi Iglesia purificada. 
¡Ay de aquellos, hijo mío, que se rehusan a ver! Basta un acto de sincera humildad para permitir que la luz se filtre en sus almas. 
Necios e insensatos si se obstinan en resistir al Amor que los quiere salvos. ¿No saben y no piensan a lo que están renunciando? No saben y no piensan en aquello a cuyo encuentro se dirigen? 
Ves en esto hijo mío, cómo mucha oscuridad se ha hecho en Mi Iglesia... 
La tierra es lugar de exilio, la Humanidad entera está en marcha hacia la Eternidad.
El materialismo
El materialismo, encarnación de Satanás, negando y sustituyéndose a Dios pretende dar a los hombres un paraíso aquí en la tierra, una felicidad que ella no posee y por tanto no puede dar. 
¡Trágica mentira, astuto engaño al que muchos cristianos, sacerdotes y aún Obispos se han aferrado en nombre del progreso, olvidando el fin de la Creación y el de la Redención! 
He aquí porqué ya no se habla de los Novísimos, del verdadero enemigo del hombre, del pecado con el que la obra de Satanás se identifica. De esto son responsables no pocos Obispos, muchísimos Sacerdotes.
La casi totalidad de los cristianos se han dejado seducir desviándose de la recta vía. Mientras tanto cada hombre como individuo está en marcha hacia la Eternidad, o de gozo eterno o de condenación eterna. 
El hombre, presa de Satanás, está al centro de una furiosa lucha de Satanás, desencadenada para arrebatarlo a Dios quien, con un designio providencial, ha enviado a la tierra su Verbo hecho Carne, para liberar al hombre y así devolverle la primitiva grandeza, dignidad y libertad. 
¿A quién le toca guiar al hombre en su camino y peregrinación terrena?
A Mi Iglesia. 
Pero en mi Iglesia el Príncipe de las tinieblas ha traído temiblemente su contagio: soberbia y orgullo, oscureciendo las mentes y endureciendo los corazones.
La iglesia es mía
Pero la Iglesia, hijo, ¡Es mía! 
Ella ha salido de Mi Corazón Misericordioso y abierto. 
Yo quiero a Mi Iglesia: una y santa, pura y resplandeciente de mi Doctrina y no dividida por herejes en oposición perenne contraste entre ellos mismos. Y así será después de la purificación cercana. 
Yo he triunfado como ya te dije, en el sufrimiento y en el dolor y así será también para Mi Iglesia. 
He conocido horas de tinieblas, he conocido violencias y humillaciones de todo género. Yo hasta he gritado: "Padre, Padre mío ¿porqué me has abandonado?" Este grito lo elevarán al Cielo muchos hijos míos en el colmo de su pasión. 
Pero ¿puede Dios que es Amor, abandonar a sus hijos a quienes ha amado y ama desde toda la eternidad? 
La mujer en el parto gime, pero después se alegra porque ha dado a la luz un hijo. 
Es tiempo de que el grano arrojado en el seno de la tierra se descomponga para luego dar mucho fruto. 
Está próxima la hora en la cual mi Iglesia gemirá en la feroz e inaudita persecución para poder renacer Una, Pura, Santa e Inmaculada. 
Será la madre de los pueblos que se reunirán bajo sus alas y en la paz y en la justicia, será maestra y guía segura para todos los hombres de buena voluntad. 
He aquí porqué te digo: urge hacerlo pronto. Quiero que Obispos y Sacerdotes se preparen en la humildad y en la penitencia, en la oración que debe ser unánime. No han de olvidar que a Mi Pasión siguió Mi Resurrección. 
Te bendigo hijo mío. 
Ofréceme tus sufrimientos, consuela Mi Corazón traspasado por la dureza e insensibilidad de mis redimidos, de mis ministros y de aquellos que Yo he llamado y he amado como hermanos y amigos.
("Confidencias de Jesús a un Sacerdote" - P. Ottavio Michelini)

lunes, 10 de octubre de 2016

Adoración Eucarística

Lamentablemente, percibe, «tenemos muy poca conciencia del valor infinito de la Eucaristía»

Monseñor Bacarreza: «Donde se promueve la adoración eucarística surgen más vocaciones al sacerdocio»

Monseñor Bacarreza: «Donde se promueve la adoración eucarística surgen más vocaciones al sacerdocio»

La Santa Sede acaba de anunciar que en octubre de 2018 se celebrará un sínodo de obispos centrará su trabajo en “los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional”. Sin duda una voz experta a la hora de hablar de la vocación es monseñor Felipe Bacarreza, Obispo de la diócesis Santa María de los Ángeles, en Chile, quien ha promovido la búsqueda de vocaciones en su diócesis haciendo tomar conciencia a todos sus feligreses de algo que es básico: “Oren al Dueño de la mies que envíe obreros a su mies” (Mt 9,38). Dicho y hecho, el obispo ha creado varias capillas dedicadas expresamente a la adoración eucarística y a pedir por las vocaciones. Y el aumento de vocaciones en su diócesis ya ha comenzado.
 
En la siguiente entrevista que reproduce Portaluz el obispo chileno explica que “hay una relación esencial entre la Eucaristía y el sacerdocio, porque sin el sacerdocio no existe la Eucaristía. Pero también es verdad que sin la Eucaristía no existiría el sacerdocio”.
- Monseñor, su Diócesis es la que ha tenido en Chile en los últimos cinco años, el más alto número de candidatos al sacerdocio diocesano, en relación al número de católicos. ¿Cómo explica este hecho?
- La Diócesis de Santa María de Los Ángeles ha mantenido en los últimos cinco años entre 12 y 15 seminaristas mayores en el Seminario de Concepción. En 2015 tuvimos 15. Si se considera que el número de católicos bordea los 220.000, tenemos un índice de seminaristas mayores por millón de católicos de 68,2, que es el más alto de Chile. Pero estamos todavía muy lejos de tener el número suficiente de seminaristas que permita en el futuro satisfacer las necesidades pastorales.
 
Desde mi llegada a la Diócesis he tenido la promoción vocacional como una de las cinco prioridades pastorales. Es prioritario, porque, aunque tenemos todas las Parroquias provistas, todavía hay muchos lugares donde el pastor no llega más que una vez al mes y los fieles todavía están “como ovejas sin pastor”. Hay una relación esencial entre la Eucaristía y el sacerdocio, porque sin el sacerdocio no existe la Eucaristía. Pero también es verdad que sin la Eucaristía no existiría el sacerdocio. El sacerdote existe en primer lugar en orden a la Eucaristía. Por eso, es claro que donde se promueve la adoración eucarística surgen más vocaciones al sacerdocio. Por otro lado, la única recomendación vocacional que Jesús nos dio es la oración: “Oren al Dueño de la mies que envíe obreros a su mies” (Mt 9,38), y en estas capillas una de las intenciones permanentes es el aumento de las vocaciones al sacerdocio. Yo atribuyo el número de seminaristas a las Capillas de adoración al Santísimo Sacramento.
 
- ¿Qué es la Adoración Eucarística?
- La adoración es la actitud de amor, admiración, veneración, gozo, alabanza y profunda humildad que surge en la criatura racional cuando reconoce su total dependencia respecto de su Creador. Por eso la adoración se debe sólo a Dios. El Catecismo nos dice cuál es el resultado de la adoración: “Reconocer esta dependencia completa con respecto al Creador es fuente de sabiduría y de libertad, de gozo y de confianza” (N. 301).
 
En la Hostia santa está realmente presente Jesucristo, significado por la apariencia del pan. La sustancia, es decir, la realidad, es Jesucristo vivo y glorioso, tal como está ahora en el cielo, con su cuerpo, sangre, alma y divinidad. Del pan permanece sólo la apariencia (los accidentes). Adoramos la Eucaristía, porque creemos que es Jesucristo, real y sustancialmente presente, a quien confesamos como verdadero Dios y verdadero hombre. La adoración eucarística es una actitud de fe. Es necesario creer en la palabra de Cristo: “Esto es mi cuerpo” (Mt 26,26). Cuatro de los cinco sentidos, que son los medios que tiene el ser humano para conocer la realidad, aquí nos engañan. En efecto, la vista, el tacto, el gusto y el olfato nos informan que la realidad es pan. Pero no es pan. Por el sentido del oído hemos escuchado la palabra de Cristo: “Esto es mi cuerpo”. Creemos que esta es la verdad y por eso ante la Eucaristía adoramos a Cristo mismo, nuestro Dios y Señor.
- ¿Cuál es la importancia y por qué los fieles, sacerdotes y obispos deberían realizar regularmente Adoración Eucarística?
- La importancia de la adoración eucarística se obtiene de la lectura del Evangelio donde contemplamos a Jesucristo. Él es nuestro Salvador, él está en el mundo para darnos la felicidad verdadera. A quienes venían a él decía: “Dichosos los ojos de ustedes porque ven y los oídos de ustedes porque oyen” (Mt 13,16). En otra ocasión: “Vengan a mí todos los que están abatidos y agobiados y yo les daré descanso” (Mt 11,28). Cuando se transfiguró antes sus apóstoles ellos exclamaron: “Señor, bueno es para nosotros estar aquí contigo” (Mt 17,4). Todas estas afirmaciones de Jesús se realizan en la adoración eucarística.
 
La adoración eucarística –lo dice el Catecismo– es “fuente de sabiduría y de libertad, de gozo y de confianza”. Toda la vida cristiana consiste en imitar a Jesucristo. San Pablo lo dice: “Dios nos predestinó a reproducir la imagen de su Hijo, para que fuera él el primogénito entre muchos hermanos” (Rom 8,29). En la presencia de Jesucristo, durante la adoración eucarística, se nos transmite esa imagen. Salimos de la presencia de Cristo con el propósito de ser más conformes a él y a su enseñanza. Es importante, entonces, para todo fiel: pero, sobre todo, para los sacerdotes y Obispos.
 
- ¿Los católicos adoran la sagrada forma porque Jesús dijo que debía hacerse Adoración Eucarística?
- La expresión “sagrada forma” es un modo de referirse a la Hostia santa. Los católicos no adoramos una forma; adoramos a Cristo, porque él es nuestro Dios y nosotros creemos que está presente en la sagrada Hostia, como se ha dicho más arriba.
 
Jesucristo no dijo que debía hacerse adoración eucarística, con esas palabras. Pero lo que Jesucristo dijo ha conducido a la Iglesia, siempre bajo la guía del Espíritu Santo, a descubrir el valor de la adoración eucarística y a recomendarla incesantemente. Jesús dijo: “Yo y el Padre somos uno… El que me ha visto a mí ha visto al Padre… Yo soy la luz del mundo…” (Jn 10,30) y otras afirmaciones con las cuales nos reveló su divinidad. Él es Dios y digno de adoración. Por otro lado, nos dijo: “Yo soy al pan vivo bajado del cielo… el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo… el que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y yo en él…” (Jn 6,51.56).Todas estas expresiones alcanzaron su realización cuando, en la última cena, Jesús tomó un pan y dijo: “Esto es mi cuerpo… hagan esto en memoria mía” (Lc 22,19). La Iglesia obedeció este mandato y al hacerlo comprendió –estamos hablando de una experiencia viva– que en ese pan convertido en el cuerpo de Cristo se realizaba la promesa de Jesús: “Yo estoy con ustedes todos los días hasta el fin del mundo” (Mt 28,20). Pronto fue necesario conservar parte de ese cuerpo de Cristo eucarístico para llevarlo a los enfermos y alejados. Allí perduraba la presencia de Cristo que consecuentemente comenzó a ser objeto de adoración.

- ¿Cuándo nació su inquietud por la Adoración Eucarística y su deseo de construir Capillas de Adoración?
- No puedo indicar una fecha. Pero recuerdo que desde muy pequeño nos enseñaban la importancia de la visita al Santísimo en la Iglesia; y lo hacíamos en el Colegio durante los recreos. Después, cuando fui más grande, tenía ubicadas dos Iglesias que tenían en Santísimo expuesto todo el día: la Iglesia de las Sacramentinas en la calle Santo Domingo y la Iglesia del Colegio Universitario Inglés en la calle Costanera; yo solía ir a una de ellas los sábados en la tarde a hacer largos ratos de adoración. Sentía mucha alegría cuando lo hacía.
 
Cuando ya fui Obispo Auxiliar de Concepción presidía todos los jueves una Hora Santa en la Catedral y formé un grupo de jóvenes para reunirnos los domingos en la tarde a hacer adoración al Santísimo. Se hablaba del “grupo de la Hora Santa” porque participaban también en la Hora Santa de la Catedral. Cuando fui nombrado Obispo de Santa María de Los Ángeles y tomé posesión de la Diócesis, en marzo de 2006, comencé a hacer la misma Hora Santa de los jueves en la Catedral de esta Diócesis. E inmediatamente, comencé a promover la idea de construir una Capilla para dedicarla exclusivamente a la adoración al Santísimo Sacramento expuesto en la custodia. Yo pienso que aquí se realiza esa palabra de Jesús: “Cuando yo sea elevado de la tierra, atraeré a todos hacia mí” (Jn 12,32).


 
- ¿Existe alguna situación particular en su Diócesis que lo ha llevado a promover la apertura de capillas para la Adoración Eucarística de los fieles?
- Desde que llegué a la Diócesis pedí a los párrocos que mantuvieran abiertos los templos todo el día para que los fieles pudieran acceder a Jesucristo presente en el sagrario. Pero, mientras los supermercados y los restaurantes, los bancos y otros lugares públicos estaban llenos de gente, los templos, aunque estaban abiertos, seguían vacíos. Para promover la fe en la Eucaristía y poner un signo importante en la Diócesis de la necesidad que tenemos de Cristo, empecé a promover la edificación de Capillas destinadas a la adoración eucarística. Estas capillas son un lugar donde se adora al Señor y se ora por las necesidades de la Diócesis, de la Iglesia y del mundo. Pero son también una catequesis sobre la Eucaristía, que es el misterio central en la Iglesia. Todo en la Iglesia debe partir de la Eucaristía como de su fuente y todo debe conducir a ella como a su meta.
 
Hasta ahora hemos construido cuatro capillas para la adoración al Santísimo Sacramento en la Diócesis.
 
- ¿Podría compartirnos alguna anécdota o experiencia que los adoradores de su Diócesis le hayan referido o usted haya vivido, como fruto evidente de la Adoración Eucarística?
- Me ha tocado ver varios casos de personas que visitaron la Capilla por primera vez movidos por la curiosidad y allí verificaron la verdad de la promesa de Jesús: “Vengan a mí... Yo les daré descanso” (Mt 11,28); luego se han transformado en asiduos adoradores.
 
Yo percibo que, gracias a estas capillas y al esfuerzo por mantener en ellas viva la adoración al Santísimo, va creciendo en la Diócesis la vida espiritual de los fieles y se va recuperando el sentido de Dios, que como todos sabemos, está muy perdido en nuestra sociedad a causa del secularismo imperante.


 
- ¿Existe conciencia en Chile de los frutos que resultan de la Adoración Eucarística, para el país y para el adorador?
- En realidad, existe muy poca conciencia del don inmenso que tenemos en la Eucaristía. La Eucaristía es el don más grande que tenemos del Corazón de Jesús. Lo entregó a la Iglesia cuando, en la última cena, después de convertir el pan en su cuerpo y el vino en su sangre y darlos a comer y beber a sus discípulos, les mandó: “Hagan esto en memoria mía” (Lc 22,19). Los apóstoles, instruidos por el Espíritu Santo, repitieron los gestos y palabras de Jesús y gozaron de la presencia real, sustancial, de Jesús entre ellos, percibida sólo por la fe. Santo Tomás de Aquino lo expresa con su habitual claridad: “En la cruz se ocultaba solamente su divinidad; aquí se oculta también su humanidad. Ambas creyendo y confesando, pido lo que pedía el ladrón arrepentido”. El buen ladrón vio a Jesús crucificado y lo confesó como Dios orando: “Jesús, acuérdate de mí cuando vengas en tu Reino” (Lc 23,42). Nosotros vemos la Hostia santa y creemos y confesamos: “Bendito sea Jesucristo, verdadero Dios y verdadero hombre”. Si el buen ladrón escuchó esta promesa: “En verdad te digo: Hoy estarás conmigo en el Paraíso” (Lc 23,43), también nosotros podemos esperar recibir todos los bienes que pidamos a Jesús, cuando lo hacemos en su presencia durante la adoración eucarística.
 
Nosotros –estoy hablando de los mismos católicos– tenemos muy poca conciencia del valor infinito de la Eucaristía. Esto se percibe en el bajo porcentaje de católicos que participan en la Eucaristía dominical. Se percibe también por el escaso número de jóvenes que responden al llamado de Dios al sacerdocio. Se percibe también en el bajísimo número de fieles que visitan a Jesús presente en los sagrarios, tanto que muchos de nuestros templos permanecen cerrados durante el día, como si no conservaran algo de interés. Tenía razón un teólogo luterano que decía: “Yo entiendo lo que los católicos creen respecto de la Eucaristía; pero lo que no entiendo es que creyendo eso –a saber, que está Jesús físicamente presente– le den tan poca importancia”. La adoración eucarística es una profesión de fe viva; es también la catequesis más eficaz sobre la Eucaristía. Los frutos para el país y para el mismo adorador se deducen de esta promesa de Jesús: “Todo lo que pidan con fe en la oración lo recibirán” (Mt 21,22).
 



Sermón Nº 3 " Sobre la sabiduría acerca de las cosas de Dios"

viernes, 7 de octubre de 2016

FIESTA DE LA VIRGEN DEL ROSARIO

Hoy la Iglesia celebra a la Virgen del Rosario

Santo Domingo de Guzmán.La Madre de Dios, en una aparición a Santo Domingo le enseño a rezar el rosario, en el año 1208. Le dijo que propagara esta devoción y la utilizara como arma poderosa en contra de los enemigos de la Fe.
Domingo de Guzmán era un santo sacerdote español que fue al sur de Francia para convertir a los que se habían apartado de la Iglesia por la herejía albingense. Esta enseña que existen dos dioses, uno del bien y otro del mal. El bueno creó todo lo espiritual. El malo, todo lo material. Como consecuencia, para los albingenses, todo lo material es malo. El cuerpo es material; por tanto, el cuerpo es malo. Jesús tuvo un cuerpo, por consiguiente, Jesús no es Dios.
También negaban los sacramentos y la verdad de que María es la Madre de Dios. Se rehusaban a reconocer al Papa y establecieron sus propias normas y creencias. Durante años los Papas enviaron sacerdotes celosos de la fe, que trataron de convertirlos, pero sin mucho éxito. También habían factores políticos envueltos.
Domingo trabajó por años en medio de estos desventurados. Por medio de su predicación, sus oraciones y sacrificios, logró convertir a unos pocos. Pero, muy a menudo, por temor a ser ridiculizados y a pasar trabajos, los convertidos se daban por vencidos. Domingo dio inicio a una orden religiosa para las mujeres jóvenes convertidas. Su convento se encontraba en Prouille, junto a una capilla dedicada a la Santísima Virgen. Fue en esta capilla en donde Domingo le suplicó a Nuestra Señora que lo ayudara, pues sentía que no estaba logrando casi nada.
La Virgen pide a Santo Domingo le ayuda a propagar la devoción. La Virgen se le apareció en la capilla. En su mano sostenía un rosario y le enseñó a Domingo a recitarlo. Dijo que lo predicara por todo el mundo, prometiéndole que muchos pecadores se convertirían y obtendrían abundantes gracias.
Domingo salió de allí lleno de celo, con el rosario en la mano. Efectivamente, lo predicó, y con gran éxito por que muchos albingenses volvieron a la fe católica.
Lamentablemente la situación entre albingences y cristianos estaba además vinculada con la política, lo cual hizo que la cosa llegase a la guerra. Simón de Montfort, el dirigente del ejército cristiano y a la vez amigo de Domingo, hizo que éste enseñara a las tropas a rezar el rosario. Lo rezaron con gran devoción antes de su batalla más importante en Muret. De Montfort consideró que su victoria había sido un verdadero milagro y el resultado del rosario. Como signo de gratitud, De Montfort construyó la primera capilla a Nuestra Señora del Rosario.
Las promersa de la Virgen María a los que recen devotamente el Santo Rosario. Un creciente número de hombres se unió a la obra apostólica de Domingo y, con la aprobación del Santo Padre, Domingo formó la Orden de Predicadores (mas conocidos como Dominicos). Con gran celo predicaban, enseñaban y los frutos de conversión crecían. A medida que la orden crecía, se extendieron a diferentes países como misioneros para la gloria de Dios y de la Virgen.
El rosario se mantuvo como la oración predilecta durante casi dos siglos. Cuando la devoción empezó a disminuir, la Virgen se apareció a Alano de la Rupe y le dijo que reviviera dicha devoción. La Virgen le dijo también que se necesitarían volúmenes inmensos para registrar todos los milagros logrados por medio del rosario y reiteró las promesas dadas a Sto. Domingo referentes al rosario.
Promesas de Nuestra Señora del Rosario, según los escritos del Beato Alano. 1.   Quien rece constantemente mi Rosario, recibirá cualquier gracia que me pida.
2.   Prometo mi especialísima protección y grandes beneficios a los que devotamente recen mi Rosario.
3.   El Rosario es el escudo contra el infierno, destruye el vicio, libra de los pecados y abate las herejías.
4.   El Rosario hace germinar las virtudes para que las almas consigan la misericordia divina. Sustituye
en el corazón de los hombres el amor del mundo con el amor de Dios y los eleva a desear las cosas
celestiales y eternas.
5.   El alma que se me encomiende por el Rosario no perecerá.
6.   El que con devoción rece mi Rosario, considerando sus sagrados misterios, no se verá oprimido porla desgracia, ni morirá de muerte desgraciada, se convertirá si es pecador, perseverará en gracia si
es justo y, en todo caso será admitido a la vida eterna.
7.   Los verdaderos devotos de mi Rosario no morirán sin los Sacramentos.
8.   Todos los que rezan mi Rosario tendrán en vida y en muerte la luz y la plenitud de la gracia y serán partícipes de los méritos bienaventurados.
9.   Libraré bien pronto del Purgatorio a las almas devotas a mi Rosario.
10. Los hijos de mi Rosario gozarán en el cielo de una gloria singular.
11. Todo cuanto se pida por medio del Rosario se alcanzará prontamente.
12. Socorreré en sus necesidades a los que propaguen mi Rosario.
13. He solicitado a mi Hijo la gracia de que todos los cofrades y devotos
      tengan en vida y en muerte como hermanos a todos los
      bienaventurados de la corte celestial.
14. Los que rezan Rosario son todos hijos míos muy amados y hermanos
     de mi Unigénito Jesús.
15. La devoción al Santo rosario es una señal manifiesta de
     predestinación de gloria.
La Virgen del Santo Rosario, ¡Auxilio de los Cristianos!
Europa y con ella toda la cristiandad estaba en grave peligro de extinción. Sabemos, por las promesas de Jesucristo, que eso no puede ocurrir pero, humanamente, no había solución para la amenaza del Islam. Los Musulmanes se proponían hacer desaparecer, a punta de espada, el cristianismo. Ya habían tomado Tierra Santa, Constantinopla, Grecia, Albania, África del Norte y España. En esas extensas regiones el cristianismo era perseguido, y muchos mártires derramaron su sangre, muchas diócesis desaparecieron completamente. Después de 700 años de lucha por la reconquista, España y Portugal pudieron librarse del dominio musulmán. Esa lucha comenzó a los pies de la Virgen de Covadonga y culminó con la conquista de Granada, cuando los reyes católicos, Fernando e Isabel, pudieron definitivamente expulsar a los moros de la península en el 1492. ¡La importancia de esta victoria es incalculable ya que en ese mismo año ocurre el descubrimiento de América y la fe se comienza a propagar en el nuevo continente!.
La Batalla de Lepanto: En ltiempos de Santo Padre Pío V (1566 - 1572), los musulmanes controlaban el Mar Mediterráneo y preparaban la invasión de la Europa cristiana. Los reyes católicos de Europa estaban divididos y parecían no darse cuenta del peligro inminente. El Papa pidió ayuda pero no le hicieron mucho caso hasta que el peligro se hizo muy real y la invasión era certera. El 17 de septiembre de 1569 pidió que se rezase el Santo Rosario. El 7 de octubre de 1571 se encontraron las dos flotas, la crisitana y la musulmana, en el Golfo de Corinto, cerca de la ciudad griega de Lepanto. La flota cristiana, compuesta de soldados de los Estados Papales, de Venecia, Génova y España y comandada por Don Juan de Austria entró en batalla contra un enemigo muy superior en número y buques de guerra. Se jugaba el destino de la Europa cristiana. Antes del ataque, las tropas cristianas rezaron el Santo Rosario con mucha devoción. La batalla de Lepanto duró hasta altas horas de la tarde pero, al final, los cristianos resultaron victoriosos.
Mientras la batalla transcurría, en Roma el Papa recitaba el Rosario en su capilla. En eso, el Papa salió de su capilla y, por aparente inspiración, anunció a todos los presentes y con gran calma que la Santísima Virgen le había concedido la victoria a los crisitanos. Semanas mas tarde llegó el finalmente el mensaje de la victoria de parte de Don Juan de Austira, quién, desde un principio, atribuyó el triunfo de cristiano a la poderosa intercesión de Nuestra Señora del Rosario. Agradecido con Nuestra Madre, el Papa Pío V instituyó la fiesta de Nuestra Señora de las Victorias y agregó a las Letanía de la Santísima Virgen el título de "Auxilio de los Cristianos". Más adelante, el Papa Gregorio III cambió el nombre de la fiesta a la de Nuestra Señora del Rosario.
El sitio de Viena.
Los turcos seguían siendo poderosos en tierra y, en el siglo siguiente, invadieron a Europa desde el Este y, después de tomar enormes territorios, sitiaron a Viena, capital de Austria. Una vez mas, las tropas enemigas eran muy superiores. Si conquistaban la ciudad, el resto de Europa caería rendida . El emperador depositó su confianza y rogó protección a Nuestra Señora del Rosario. Hubo una gran batalla y gran derramamiento de sangre y ya, cuando todo parececía perdido, el alivio llegó el día de la fiesta del Santo Nombre de María, 12 de septiembre, de 1683, cuando el rey de Polonia, Jan Sobieski, llegó con al rescate al frente de un ejército crisitano, derrotando a finalmente a los turcos.
La batalla de Temevar.Los turcos sufrieron otra gran derrota a manos del Príncipe Eugenio de Saboya, comandante de los ejércitos cristianos, en Temesvar (en la Rumania moderna), el 5 de agosto de 1716, en aquel entonces era la fiesta de Nuestra Señora de las Nieves. El Papa Clemente XI atribuyó esta victoria a la devoción manifestada a Nuestra Señora del Rosario. En acción de gracias, mandó que la fiesta del Santo Rosario fuera celebrada por la Iglesia universal.
Los Pontífices.A lo largo de los siglos los Papas han fomentado la pía devoción del rezo del rosario y le han otorgado indulgencias.
Dijo Nuestro Señor: "Donde dos o tres estén reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos" (Mt 18:20). El rosario en familia es algo maravilloso. Es un modo práctico de fortalecer la unidad de la vida familiar. Es una oración al alcance de todos. Los Papas, especialmente los más recientes, han hecho gran énfasis sobre la importancia del rosario en familia.
El Papa dominico, San Pío V (1566 - 1572) dió el encargo a su congregación de propagar el santo rosario. Desde entonces los Papas han sido grandes devotos del rosario y de su propagación.
S.S León XIII escribió doce encíclicas referentes al rosario. Insistió en el rezo del rosario en familia, consagró el mes de octubre al rosario e insertó el título de "Reina del Santísimo Rosario" en la Letanía de la Virgen. Por todo esto mereció el título de "El Papa del Rosario"
Todos los Papas del siglo XX han sido hijos devotísimosdel Santo Rosario.Su Santidad Juan Pablo II insiste en el rezo del Santo Rosario en familia, en grupos, en privado. Pide que se invite a todos a rezar, a no temer el compartir tan hermosa devoción, que es una catequesis de la fe. No alerta a que el mudno está en crisis y nuestras fuerzas humanas no  bastan. La victoria, dice el Papa, vendrá nuevamente de la mano de Virgen María. Es la victoria de Su Hijo Jesucristo, el Señor, Rey del Universo.
Recomendado por la Virgen en varias de sus apariciones más importantes.La importancia del rosario como medio eficaz de los creyentes ha sido confirmado no solo por los pontífices, sino por Nuestra Madre misma, la Virgen María. Es la oración de los sencillos y de los grandes, está al alcance de todos, en todo tiempo y lugar. El rosario honra a Dios y a la Santísima Virgen de un modo especial. En Lourdes, la Virgen llevaba un rosario en la mano cuando se le apareció a Santa Bernardita. Y también llevaba un rosario cuando se les apareció a los tres pastorcitos de Fátima. Y fué en Fátima donde ella misma se reveló a los niños su título: "Nuestra Señora del Rosario".
Oración del Beato Bartolomé Longo, apóstol del Rosario
Oh Rosario bendito de María, dulce cadena que nos une con Dios,
vínculo de amor que nos une a los Ángeles,
torre de salvación contra los asaltos del infierno,
puerto seguro en el común naufragio, no te dejaremos jamás.
Tú serás nuestro consuelo en la hora de la agonía.
Para ti el último beso de la vida que se apaga.
Y el último susurro de nuestros labios será tu suave nombre,
oh Reina del Rosario de Pompeya,
oh Madre nuestra querida,
oh Refugio de los pecadores,
oh Soberana consoladora de los tristes.
Que seas bendita por doquier, hoy y siempre, en la tierra y en el cielo.
El mensaje de la Virgen de Fátima sobre el poder del Santo Rosario
Mensaje de la Virgen de Fátima sobre el poder del Santo Rosario
El mensaje de la Virgen de Fátima sobre el poder del Santo Rosario comienza desde el primer día de las apariciones, el 13 de mayo de 1917. En aquella ocasión Lucía preguntó si ella y Jacinta irían al cielo, y la Virgen les confirmó que sí, pero cuando preguntó por Francisco, la Madre de Dios contestó: “también irá, pero tiene que rezar antes muchos rosarios”.

La Virgen de Fátima en aquella ocasión abrió sus manos y les comunicó a los tres una luz divina muy intensa. Ellos cayeron de rodillas y alabaron a la Santísima Trinidad y al Santísimo Sacramento. Luego la Virgen señaló: “Rezad el Rosario todos los días para alcanzar la paz del mundo y el fin de la guerra”.

En la segunda aparición la Virgen María se les presentó después que ellos rezaron el Santo Rosario, y en la tercera ocasión Nuestra Señora les dijo: “Cuando recéis el Rosario, decid después de cada misterio: ‘Jesús mío, perdónanos, líbranos del fuego del infierno, lleva todas las almas al cielo, especialmente las más necesitadas’”.

Para la cuarta aparición ya muchos sabían de las apariciones de la Virgen a los pastorcitos. Entonces Jacinta le preguntó a la Madre de Dios lo que quería que se hiciera con el dinero que la gente dejaba en Cova de Iría. La Virgen les indicó que el dinero era para la Fiesta de Nuestra Señora del Rosario y que lo que quedaba era para una capilla que se debía construir.

Más adelante, tomando un aspecto muy triste, la Virgen les manifestó: “Rezad, rezad mucho y haced sacrificios por los pecadores, porque muchas almas van al infierno por no tener quién se sacrifique y rece por ellas”.

Al llegar el día de la quinta aparición, los niños pudieron llegar a Cova de Iría con dificultad debido a las miles de personas que les pedían que presentaran sus necesidades a Nuestra Señora. Los pastorcitos se pusieron a rezar el Rosario con la gente y la Virgen, al aparecerles, animó nuevamente a los niños a continuar rezando el Santo Rosario para alcanzar el fin de la guerra.

En la última aparición, antes de producirse el famoso milagro del sol, en el que el astro pareció desprenderse del firmamento y caer sobre la muchedumbre, la Madre de Dios pidió que hicieran en ese lugar una capilla en su honor y se presentó como la “Señora del Rosario”. Posteriormente, tomando un aspecto más triste dijo: “Que no se ofenda más a Dios Nuestro Señor, que ya es muy ofendido”. Esto sucedió el 13 de octubre de 1917.

40 años después, Lucía, convertida en monja carmelita descalza, dio una entrevista al entonces Postulador de la Causa de Beatificación de Francisco y Jacinta Marto y a algunos miembros del alto clero. Allí manifestó que la Santísima Virgen les dijo, tanto a sus primos como a ella, que dos eran los últimos remedios que Dios daba al mundo: el Santo Rosario y el Inmaculado Corazón de María.

“No hay problema por más difícil que sea: sea temporal y, sobre todo, espiritual; sea que se refiera a la vida personal de cada uno de nosotros o a la vida de nuestras familias, del mundo o comunidades religiosas, o a la vida de los pueblos y naciones; no hay problema, repito, por más difícil que sea, que no podamos resolver ahora con el rezo del Santo Rosario”, enfatizó la religiosa.

Asimismo, destacó que con el Santo Rosario nos salvaremos, nos santificaremos, consolaremos a Nuestro Señor y obtendremos la salvación de muchas almas. “Por eso, el demonio hará todo lo posible para distraernos de esta devoción; nos pondrá multitud de pretextos: cansancio, ocupaciones, etc., para que no recemos el Santo Rosario”, advirtió.

En este sentido resaltó que el programa de salvación es brevísimo y fácil porque con el Santo Rosario “practicaremos los Santos Mandamientos, aprovecharemos la frecuencia de los Sacramentos, procuraremos cumplir perfectamente nuestros deberes de estado y hacer lo que Dios quiere de cada uno de nosotros”.

“El Rosario es el arma de combate de las batallas espirituales de los últimos tiempos”, afirmó la vidente de la Virgen de Fátima.
 20 frases de Santos y Beatos que te harán amar más el Santo Rosario
20 frases de Santos sobre el  Rosario:
1.- “Si quieren que la paz reine en sus familias y en su Patria, recen todos los días el Rosario con todos los suyos”. San Pío X.
2.- “Rezar mi Rosario es mi más dulce ocupación y una verdadera alegría, porque sé que mientras lo rezo estoy hablando con la más amable y generosa de las madres”. San Francisco de Sales.
3.- “Hacer saber a todos que sean devotos del Santísimo Rosario, en el que se contiene la vida, pasión y muerte de nuestro Redentor”. San José de Calasanz.
4.- “La práctica del Santo Rosario es grande, sublime y divina. El cielo nos la ha dado para convertir a los pecadores más endurecidos y a los herejes más obstinados” San Luis María Grignion de Montfort.
5.- “Si queremos aliviar a las benditas almas del purgatorio, procuremos rogar por ellas a la Santísima Virgen, aplicando por ellas de modo especial el Santo Rosario que les servirá de gran alivio”. San Alfonso María de Ligorio.
6.- “Las mejores conquistas de almas que he logrado, las he conseguido por medio del rezo devoto del Santo Rosario”. San Antonio María Claret.
7.- “Con esta arma le he quitado muchas almas al diablo”. San Juan María Vianney (Santo Cura de Ars).
8.- “Sobre la devoción de la Virgen y el rezo del Rosario se basa toda mi obra educativa. Preferiría renunciar a cualquier otra cosa, antes que al Rosario”. San Juan Bosco.
9.- “Con el Rosario se puede alcanzar todo. Según una graciosa comparación, es una larga cadena que une el cielo y la tierra, uno de cuyos extremos está en nuestras manos y el otro en las de la Santísima Virgen. Mientras el Rosario sea rezado, Dios no puede abandonar al mundo, pues esta oración es muy poderosa sobre su Corazón”. Santa Teresita del Niño Jesús (Teresita de Lisieux).
10.- “El rezo del Rosario exige un ritmo tranquilo y un reflexivo remanso que favorezcan en quien ora la meditación de los misterios de la vida del Señor, vistos a través del Corazón de Aquella que estuvo más cerca del Señor”. Beato Pablo VI.
11.- “Ojalá sepas y quieras tú sembrar en todo el mundo la paz y la alegría, con esta admirable devoción mariana”. San Josemaría Escrivá.
12.- “El Rosario es una muy excelente forma de oración meditada, compuesta a modo de mística corona”. San Juan XXIII.
13.- “El Rosario me ha acompañado en los momentos de alegría y en los de tribulación. A él he confiado tantas preocupaciones y en él siempre he encontrado consuelo”. San Juan Pablo II.
14.- “Aférrate al Rosario como las hojas de la hiedra se aferran al árbol; porque sin nuestra Señora no podemos permanecer”. Beata Madre Teresa de Calcuta.
15.- “¡Amen a la Virgen y háganla amar. Reciten siempre el Rosario!”. San Pío de Pietrelcina.
16.- “Denme mis armas: la cruz, la corona del rosario de la Santísima Virgen y las reglas de la Compañía. Estas son mis tres prendas más amadas; con ellas moriré contento”. San Juan Berchmans.
17.- “Un cristiano sin Rosario, es un soldado sin armas”. San Miguel Febres(Santo Hermano Miguel).
18.- “Al desgranar el Rosario, suplicad a la Reina del Mundo por la santidad de la familia”. Beato Álvaro del Portillo.
19.- “Como dos amigos, frecuentándose, suelen parecerse también en las costumbres, así nosotros, conversando familiarmente con Jesús y la Virgen, al meditar los Misterios del Rosario, y formando juntos una misma vida de comunión, podemos llegar a ser, en la medida de nuestra pequeñez, parecidos a ellos, y aprender de estos eminentes ejemplos el vivir humilde, pobre, escondido, paciente y perfecto”. Beato Bartolomé Longo.
20.- “Estás viendo el fruto que he conseguido con la predicación del Santo Rosario; haz lo mismo, tú y todos los que aman a María, para de ese modo atraer todos los pueblos al pleno conocimiento de las virtudes”. Santo Domingo de Guzmán.