sábado, 28 de marzo de 2020

La peste del pecado

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La peste del pecado.

Nos dice Jesús en el Evangelio de Mateo, capítulo 10, versículo 28:“No teman a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma. Teman más bien a aquel que puede arrojar el alma y el cuerpo al Infierno."
En estos tiempos en que los accidentes, las pestes, la maldad humana, causan muertes en todas partes, tenemos que recordar estas palabras del Señor, porque tenemos miedo a la muerte corporal, pero no tenemos miedo a la muerte del alma.
Por un lado cuidamos la salud corporal, pero no cuidamos la salud del alma, y corremos el riesgo de condenarnos para siempre en el Infierno, si la muerte nos encuentra en pecado mortal.
Jesús nos dice en su Evangelio que no debemos temer a los que matan el cuerpo, sino más bien debemos temer a los que matan el alma y pueden arrojar el alma y el cuerpo al Infierno, es a saber, los vicios y los pecados. Pues efectivamente los vicios y los pecados no sólo matan el alma, sino que muchas veces también matan el cuerpo, porque el pecado es causa de muchas enfermedades y males.
Por eso en estos tiempos en que los hombres temblamos por la muerte corporal, recordemos que lo realmente trágico es la muerte espiritual, la muerte del alma, y por la cual pocos son los que se preocupan. Al menos que nosotros, cristianos, veamos las cosas en su justa medida, y no entremos en pánico, sino que, viviendo en gracia y amistad de Dios, enfrentemos lo que nos toque en suerte, tranquilos y serenos, sabiendo que no debemos temer tanto a la muerte del cuerpo, como a la muerte del alma por el pecado.



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