martes, 28 de abril de 2020
lunes, 27 de abril de 2020
Un arma formidable: El Rosario
Un arma formidable: El Rosario
3/02/1985 - Nº 465
Hija: Quiero que sepáis, el porqué de mi imagen con el Niño y el Rosario.
El Niño, significa pureza y nueva vida, ya que Jesús Niño es el renacer a la Vida, es la fuente salvadora de toda alma sedienta. El Rosario, os lo estoy ofreciendo como consuelo, para que, rezando el Santo Rosario, volquéis todos vuestros dolores, vuestras necesidades y súplicas. Como Madre, os escucho queridos hijos, grande es mi Amor por vosotros. Amén.
19/04/1986 - Nº 850
Veo una enorme corona de Rosarios blancos. Veo a la Santísima Virgen y me dice: Ves esta corona, porque esto es lo que deseo que hagáis, una verdadera corona de rosarios.
Oración, hija mía, oración, ¡cuántas bocas permanecen aún calladas!, sin conocer siquiera una oración que los acerque al Señor. El Santo Rosario es el arma a la cual le teme el enemigo, es también el refugio de los que buscan alivio a sus pesares y es la puerta para entrar en mi Corazón. Gloria al Señor por la Luz que da al mundo.
7/10/1986 - Nº 986
Gladys: Con el Santo Rosario se puede enfrentar cualquier peligro, ya que en él está presente Cristo y la Madre de Cristo.
Es la oración profunda, la inmediata comunicación con el Señor y con María. Es el regalo que os estoy dando para que vosotros lo aceptéis y lo conservéis mediante su rezo. Amén, amén.
29/08/1987 - Nº 1248
La bendición de un Rosario tiene mucho valor; tanto como la oración misma.
Quiero decirte que estando bendecido el Rosario con que se reza, la oración se convierte en una súplica de amor al Señor y Él a su vez, vuelca en ese hijo que ora, Su Bendición. Por eso es tan importante, tener el Rosario entre las manos mientras se reza. Alabado por siempre sea el Señor.
7/10/1988 - Nº 1531
“En este día, responded a Mi pedido: Rezad el Santo Rosario; sea ésta una amorosa respuesta a la Madre.
La oración, malogra el accionar del demonio, no permite que actúe en las almas. La oración del humilde, es súplica de amor que, renovada, llega como una ofrenda al Señor. No dejéis que esta flor, que es la oración, se marchite, regadla constantemente. Alabado sea el Altísimo. Predícalo hija mía.”
19/11/1988 - Nº 1557
Gladys, el arma que constituye mayor influencia sobre el mal, es el rezo del Santo Rosario.
Con este rezo, se ahonda en la vida espiritual, el espíritu crece en amor a Dios y lo aleja así, del pecado. Disipa las sombras del espíritu y hace que éste permanezca fiel a Dios. Agradad hijos míos, al Señor, orando, ya que de esta manera, se rechazan las tentaciones del maligno. Por siempre sea glorificado el Señor. Hazlo conocer a todos tus hermanos.
19/11/1988 - Nº 1641
Mi amada hija, es ésta la hora en que Mi intervención de Madre, es más fuerte que nunca.
Es por eso que no quiero que mis hijos estén debilitados, sino protegidos contra todo mal. Hijos míos: Rezad el Santo Rosario; la oración aclara los más oscuros caminos. No reneguéis de la oración, sólo orad. Amén, amén. Predícalo.
28/4/1989 - Nº 1648
Guardad hijos míos, en vuestra tarea diaria, un tiempo para el Señor.
Vuelvo a repetiros: Rezad el Santo Rosario, meditadlo. Dad vuestro sí, como lo dio vuestra Madre; acompañad a Jesucristo, a beber de Su Cáliz; abrid las puertas de vuestro corazón; preparad vuestro espíritu para que podáis recibir un día, la Gloriosa Venida de Mi Hijo. Estad en completa unión con la Madre y no os afectará ningún mal. Gloria al Altísimo. Predícalo.
8/7/1989 - Nº 1679
Hija, los dominios de satanás buscan extenderse, pero nada teman los hijos que se abandonan en esta Madre.
Debe crecer esa fe, ese abandono, esa seguridad en María. Lo logrará aquél que se apegue frecuentemente al Santo Rosario. Orad, el Señor escucha. Glorificado sea su Nombre. Predícalo. Leed: San Mateo C. 21, V. 22 22 Todo lo que pidan en la oración con fe, lo alcanzarán.
3/9/1989 - Nº 1701
Hija mía: Quiero el crecimiento espiritual de todos mis hijos.
Muchos son los que están gravemente enfermos espiritualmente porque no oran. La oración, preferentemente el rezo del Santo Rosario, hace que el alma crezca y vaya hacia Dios. No lo olvidéis, socorridos sois por Mí. Glorificado sea el Nombre de Dios. Hazlo conocer. Leed: Romanos C. 8, V. 26 26 Igualmente, el mismo Espíritu viene en ayuda de nuestra debilidad porque no sabemos orar como es debido; pero el Espíritu intercede por nosotros con gemidos inefables.
(Mensajes de María del Rosario de San Nicolás, Argentina)
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sábado, 25 de abril de 2020
Mons. OTTAVIO MICHELINI
Confidencias de Jesús a un Sacerdote
Mons. Ottavio Michelini
13 de febrero de 1976
LA COMUNION DE LOS SANTOS
(...) “El Paraíso es una cosa tan grande que vosotros peregrinos en la tierra no podéis comprender.
En el Paraíso no hay posibilidad ni de crecimiento, ni de disminución de la propia felicidad que no consiste, como vosotros estáis tentados de pensar, en una, aunque feliz, pero inmóvil situación de contemplación de Dios y de todas las bellezas del Universo que en él se reflejan.
En el Paraíso la vida no es inmovilidad estancada, aunque sobrenaturalmente maravillosa.
En el Paraíso la felicidad se renueva en aquel instante sin pasado y sin futuro, que se llama eternidad y que es siempre infinitamente nuevo (...)”.
En humildad de espíritu alabad y glorificad a Dios, Uno y Trino, por haber sido escogidos, aunque en medida diversa, pero todos para el mismo fin, como obreros cualificados para trabajar en la viña del Señor, para contener el irrumpir de las aguas del Infierno por medio de las cuales se trata de derribar la Iglesia de la que Jesús es Cabeza tres veces Santo. De Él, Cabeza, se quiere destruir la identidad divina y humana; se quiere destruir a la Virgen Santísima, la Madre que ha engendrado a la Iglesia en el dolor y en el amor sin límites.
Sois hijos predilectos llamados para colaborar, con la oración y el sufrimiento, para que la Iglesia no sea destruida como el Infierno y sus aliados quisieran.
Realmente unidos
Acordaos de la Comunión de los Santos: estáis realmente unidos a nosotros.
Es un poco tibia vuestra fe en este gran Misterio. Somos hijos del mismo Padre celeste, tenemos en común la misma santa Madre, circula en nosotros la misma linfa vital. Tenemos los mismos intereses: la gloria de Dios para propugnar en todas partes, la realización de la voluntad divina.
No olvides nunca que la muerte corporal os separa solo físicamente, pero no espiritualmente.
Este grande y misterioso dogma, no basta con creerlo vagamente. Debe ser vivido en su realidad humana y sobrenatural. El hilo de la vida no se rompe enteramente sino sólo parcialmente.
Os repito: ¡vivid este Misterio día y noche!
(Confidencias de Jesús a un Sacerdote – P. Ottavio Michelini)
lunes, 20 de abril de 2020
Benditas Almas del Purgatorio
Bellísima historia. |
Una pobre niña sirvienta en Francia llamada Jeanne Marie escuchó una vez un sermón sobre las Santas Almas, el cual dejó una impresión indeleble en su mente. Fue profundamente movida por el pensamiento del intenso e incesante sufrimiento que soportaban las pobres Almas, y se horrorizaba al ver cuán cruelmente eran olvidadas y dejadas de lado por sus amigos de la Tierra.
Otra cosa que la impresionó profundamente es oír que hay muchas almas que están tan cerca de su liberación, que una sola Misa sería suficiente para ellas; pero que son retenidas largo tiempo, hasta años, sólo porque este último y necesario sufragio fue olvidado o negado! Con una fé simple, Jeanne Marie resolvió que, costara lo que costara, ella tendría una Misa por las Pobres Almas cada mes, especialmente por las más cercanas al Cielo. Ella ahorraba un poquito, y a veces con dificultad, pero nunca falló en su promesa. En una ocasión fué a París con su patrona, y la niña cayó enferma. por lo cual se vio obligada a ir al Hospital. Desafortunadamente, la enfermedad resultó ser de largo tratamiento, y su patrona tuvo que regresar a casa, deseando que su mucama pronto se reuniera con ella. Cuando al final la pobre sirvienta pudo dejar el hospital, y allí había dejado todos sus ahorros, de manera que sólo le quedaba en la mano un franco. Qué hizo? A dónde ir? De repente, un pensamiento cruzó su mente y se acordó que no había ofrecido ese mes una Misa en favor de las Pobres Almas. Pero tenía sólo un franco! Apenas le alcanzaría para comer. Como tenía confianza que las Almas del Purgatorio le ayudarían, fue hasta una Iglesia y pidió hablar con un sacerdote, para que ofrezca una Misa, en favor de las Almas del Purgatorio.El aceptó, aunque jamás imaginó que la modesta suma que la niña ofreció era el único dinero que la pobre niña poseía. Al terminar el Santo Sacrificio, nuestra heroína dejó la Iglesia. Una cierta tristeza nubló su rostro, y se sintió totalmente perpleja. Un joven caballero, tocado por su evidente decepción, le preguntó si tenía algún problema y si podía ayudarla. Ella le contó su historia brevemente, y finalizó diciendo cuanto deseaba trabajar. De alguna manera se sintió consolada por la forma en que el joven la escuchaba, y recobró la confianza. "Será un placer ayudarte" dijo." Conozco una dama que en este momento está buscando una sirvienta. Ven conmigo". Y dicho esto le guió hasta una casa no muy lejos de allí y le pidió que ella tocara el timbre, asegurándole que encontraría trabajo. En respuesta al toque de timbre, la dama de la casa abrió ella misma la puerta y preguntó a Jeanne Marie que quería. "madam" dijo ella, "Me dijeron que usted está buscando una mucama. No tengo trabajo y me agradaría tener el puesto". La dama estaba perpleja y replicó: "¿Quién pudo haberte dicho que necesitaba una mucama? Hace sólo un par de minutos que acabo de despedir a la que tenía, acaso te has encontrado con ella?" "No, Madam. La persona que me informó que usted necesitaba una mucama fue un joven caballero". "Imposible!, exclamó la señora, ningún joven, de hecho nadie, pudo haberse enterado que necesitaba una mucama". "Pero madam", dijo la niña, apuntando un cuadro en la pared" ése es el hombre que me lo dijo". "No, mi niña, ese es mi único hijo, que ha muerto hace ya más de un año! "Muerto o no" aseguró la niña," el fue el que me trajo hasta aquí, y aún me guió hasta la puerta. Vea la cicatriz en la frente. Lo reconocería donde fuera". Luego, le contó toda la historia, con su último franco, y de cómo ella obtenía Misas por las Santas Almas, especialmente por las mas cercanas al Cielo. Convencida al final de la veracidad de la historia de Jeanne Marie, la dama la recibió con los brazos abiertos. "Ven, pero no como mi siriventa, sino como mi querida hija. Tu has enviado a mi queridisimo hijo al Cielo. No tengo duda que él fue el que te trajo a mí". Después de haber leído esta bella historia, si deseamos encargar Misas por los Difuntos para todo el mes de Mayo, hagamos Click aquí. |
domingo, 19 de abril de 2020
viernes, 17 de abril de 2020
martes, 14 de abril de 2020
lunes, 13 de abril de 2020
domingo, 12 de abril de 2020
sábado, 11 de abril de 2020
viernes, 10 de abril de 2020
NOVENA A LA DIVINA MISERICORDIA
MISERICORDIA DIVINA
NOVENA DE LA MISERICORDIA
“Deseo que durante estos nueve días encamines almas hasta el manantial de Mi misericordia, para que encuentren allí la fortaleza, el refugio y toda aquella gracia que necesiten en las penalidades de la vida, y especialmente en la hora de la muerte. Cada día traerás a Mi corazón un grupo de almas diferentes y las sumergirás en el océano de Mi misericordia y Yo conduciré todas esas almas a la mansión de Mi Padre… Todos los días implorarás a Mi Padre gracias para esas almas en atención a los méritos de mi amarga Pasión.”Del diario de sor Faustina
La Novena a la Divina Misericordia se inicia el Viernes Santo y culmina el Domingo posteriores a Pascua de Resurrección, en que se celebra la Fiesta de la Misericordia Divina según le pidiera Jesús a Sor Faustina. A través de esta maravillosa novena, Jesús nos pide rezar por toda la humanidad, por todas las almas incluidas los del Purgatorio. En cada día el Señor nos hace pedir por un grupo distinto de almas, hasta cubría ta todos aquellos que necesitan de Su Misericordia. Luego de cada oración culmina con el rezo de la Coronilla a la Divina Misericordia.
DÍA PRIMERO
Por todo el género humano, especialmente por los pecadores
Misericordiosísimo Jesús, cuya prerrogativa es tener compasión de nosotros y perdonarnos, no mires nuestros pecados, sino la confianza que depositamos en Tu bondad infinita. Acógenos en la morada de Tu Piadosísimo Corazón y no permitas que salgamos jamás de él. Te lo pedimos por el amor que te une al Padre y al Espíritu Santo.
Padre Eterno, vuelve Tu compasiva mirada hacia todo el género humano y en especial hacia los pecadores, todos unidos en el Piadosísimo Corazón de Jesús. Por los méritos de Su Pasión, muéstranos Tu misericordia, para que alabemos la omnipotencia de Tu misericordia, por los siglos de los siglos. Amen.
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DÍA SEGUNDO
Por las almas de los sacerdotes y religiosos
Misericordiosísimo Jesús, de quien procede toda bondad, multiplica Tus gracias sobre las religiosas consagradas a Tu servicio, para que puedan hacer obras dignas de misericordia; y que todos aquellos que la vean, glorifiquen al Padre de Misericordia que está en el cielo.
Padre Eterno, vuelve Tu mirada misericordiosa hacia el grupo elegido de Tu viña (hacia las almas de sacerdotes y religiosos); dótalos con la fortaleza de Tus bendiciones. Por el amor del Corazón de Tu Hijo, en el cual están unidos, impárteles Tu poder y Tu luz, para que guíen a otros en el camino de la salvación y con una sola voz canten alabanzas a tu misericordia por los siglos de los siglos. Amén.
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DÍA TERCERO
Por todas las almas devotas y fieles
Misericordiosísimo Jesús, del tesoro de Tu misericordia distribuye Tus gracias a raudales entre todos y cada uno de nosotros. Acógenos en el seno de Tu Compasivísimo Corazón y no permitas que salgamos nunca. Te imploramos esta gracia en virtud del más excelso de los amores; aquel con el que Tu corazón arde tan fervorosamente por el Padre Celestial.
Padre Eterno, vuelve Tu piadosa mirada hacia las almas fieles, pues que guardan el legado de Tu Hijo. Por los méritos y dolores de Su Pasión, concédeles Tu bendición y tenlos siempre bajo Tu tutela. Que nunca claudiquen su amor o pierdan el tesoro de nuestra santa fe, sino que, con todos los Ángeles y Santos, glorifiquen tu misericordia por los siglos de los siglos. Amén.
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DÍA CUARTO
Por los que no creen y todavía no conocen la Divina Misericordia.
Piadosísimo Jesús, Tú que eres Luz del género humano, recibe en la morada de Tu corazón lleno de compasión, las almas de aquellos que todavía no creen en Ti, o que no te conocen. Que los rayos de Tu gracia los iluminen para que también, unidos a nosotros, ensalcen tu maravillosa misericordia, y no los dejes salir de la morada de Tu corazón desbordante de piedad.
Padre Eterno, vuelve Tu piadosa mirada a las almas de aquellos que no creen en Tu Hijo, y a las de aquellos que todavía no te conocen, pero anidan en el Compasivo Corazón de Jesús. Aproxímalos a la luz del Evangelio. Estas almas desconocen la gran felicidad que es amarte. Concédeles que también ellos ensalcen la generosidad de Tu misericordia por los siglos de los siglos. Amén.
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DÍA QUINTO
Por las almas de nuestros hermanos separados
Misericordiosísimo Jesús, que eres la Bondad misma, no niegues la luz a aquellos que Te buscan. Recibe en el seno de Tu Corazón desbordante de piedad las almas de nuestros hermanos separados. Encamínalos, con la ayuda de Tu luz, a la unidad de la Iglesia, y no los dejes marchar del cobijo de Tu Compasivo Corazón, todo amor; haz que también ellos lleguen a glorificar la generosidad de tu misericordia.
Padre Eterno, vuelve Tu piadosa mirada hacia las almas de nuestros hermanos separados, especialmente hacia las almas de aquellos que han malgastado Tus bendiciones y abusado de Tus gracias, manteniéndose obstinadamente en el error. También a ellos da cobijo el Corazón misericordioso de Jesús; no mires sus errores, sino el amor de Tu Hijo y los dolores de la Pasión que sufrió y que aceptó por su bien. Haz que glorifiquen Tu gran Misericordia por los siglos de los siglos. Amen.
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DÍA SEXTO
Por las almas mansas y humildes y las de los niños pequeños
Misericordiosísimo Jesús que dijiste: “aprended de Mí, que soy manso y humilde de corazón”, acoge en Tu Corazón desbordante de piedad a todas las almas mansas y humildes, y las de los niños pequeños. Estas almas son la delicia de las regiones celestiales y las preferidas del Padre Eterno, pues se recrea en ellas muy particularmente. Son como un ramillete de florecillas que despidieran su perfume ante el trono de Dios. El mismo Dios se embriaga con su fragancia. Ellas encuentran abrigo en Tu Piadosísimo Corazón, oh Jesús y entonan incesantemente himnos de amor y de gloria.
Padre Eterno, vuelve Tu mirada llena de misericordia hacía estas almas mansas, hacia estas almas humildes y hacia los niños pequeños acurrucados en el seno del corazón desbordante de piedad de Jesús. Estas almas se asemejan más a Tu Hijo. Su fragancia asciende desde la tierra hasta alcanzar Tu Trono, Señor. Padre de misericordia y bondad suma, Te suplico, por el amor que Te inspiran estas almas y el gozo que Te proporcionan: bendice a todo el género humano, para que todas las almas a la par entonen las alabanzas que a Tu misericordia se deben por los siglos de los siglos. Amén.
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DÍA SÉPTIMO
Por las almas que veneran especialmente la Misericordia Divina
Misericordiosísimo Jesús, cuyo Corazón es el Amor mismo, recibe en Tu Corazón piadosísimo las almas de aquellos que de una manera especial alaban y honran la grandeza de Tu misericordia. Son poderosas con el poder de Dios mismo. En medio de las dificultades y aflicciones siguen adelante, confiadas en Tu misericordia; y unidas a Ti, oh Jesús, portan sobre sus hombros a todo el género humano; por ello no serán juzgadas con severidad, sino que Tu misericordia las acogerá cuando llegue el momento de partir de esta vida.
Padre Eterno, vuelve Tu mirada sobre las almas que alaban y honran Tu Atributo Supremo, Tu misericordia infinita, guarecidas en el Piadosísimo Corazón de Jesús. Estas almas viven el Evangelio con sus manos rebosantes de obras de misericordia, y su corazón, desbordante de alegría, entona cánticos de alabanza a Ti, Altísimo Señor, exaltando Tu misericordia. Te lo suplico Señor: muéstrales Tu misericordia, de acuerdo con la esperanza y confianza en Ti depositada. Que se cumpla en ellos la promesa hecha por Jesús, al expresarles que durante su vida, pero sobre todo a la hora de la muerte, aquellas almas que veneraron Su infinita misericordia, serían asistidas por El, pues ellas son su gloria. Amén.
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DÍA OCTAVO
Por las almas que estén en el purgatorio
Misericordiosísimo Jesús, que exclamaste ¡misericordia!, introduzco ahora en el seno de Tu Corazón desbordante de misericordia las almas del purgatorio, almas que tanto aprecias pero que, no obstante, han de pagar su culpa. Que el manantial de Sangre y Agua que brotó de Tu Corazón apague las llamas purificadoras para que, también allí, el poder de Tu misericordia, sea glorificado.
Padre eterno, mira con ojos misericordiosos a estas almas que padecen en el purgatorio y que Jesús acoge en Su Corazón, desbordante de piedad. Te suplico, por la dolorosa Pasión que sufrió Tu Hijo, y por toda la amargura que anegó Su sacratísima alma: muéstrate misericordioso con las almas que se hallan bajo Tu justiciera mirada. No los mires de otro modo, sino sólo a través de las heridas de Jesús, Tu Hijo bien amado; porque creemos firmemente que Tu bondad y compasión son infinitas. Amén.
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DÍA NOVENO
Por las almas tibias
Piadosísimo Jesús, que eres la Piedad misma. Traigo hoy al seno de Tu Compasivo Corazón a las almas enfermas de tibieza. Que el puro amor que Te inflama encienda en ellas, de nuevo, la llama de tu amor, y no vuelva el peso muerto de su indiferencia a abrumante con su carga. ¡Oh, Jesús!, todo compasión, ejerce la omnipotencia de Tu Misericordia, y atráelas a Ti, que eres llama de amor viva y haz que ardan con santo fervor, porque Tú todo lo puedes.
Padre Eterno, mira con ojos misericordiosos a estas almas que, a pesar de todo, Jesús cobija en el seno de su Corazón lleno de piedad. Padre de Misericordia, te ruego, por los sufrimientos que Tu Hijo padeció, y por sus tres largas horas de agonía en la Cruz, que ellas también glorifiquen en el mar sin fondo de Tu misericordia, Amén.
Los Dolores de Nuestra Madre
Los Dolores de nuestra Madre.
LOS SIETE DOLORES DE MARÍA
Practicamos esta devoción rezando, todos los días, siete veces el Avemaría mientras meditamos los siete dolores de María (un Avemaría en cada dolor).
María quiere que meditemos en sus dolores. Por eso al rezar cada Avemaría es muy importante que cerrando nuestros ojos y poniéndonos a su lado, tratemos de vivir con nuestro corazón lo que experimentó su Corazón de Madre tierna y pura en cada uno de esos momentos tan dolorosos de su vida. Si lo hacemos vamos a ir descubriendo los frutos buenos de esta devoción: empezaremos a vivir nuestros dolores de una manera distinta y le iremos respondiendo al Señor como Ella lo hizo.
Comprenderemos que el dolor tiene un sentido, pues ni a la misma Virgen María, la Madre “tres veces admirable”, por ser Hija de Dios Padre, Madre de Dios Hijo y Esposa de Dios Espíritu Santo, Dios la libró del mismo.
Si María, que no tenía culpa alguna, experimentó el dolor, ¿por qué no nosotros?
PROMESAS DE LA VIRGEN A LOS DEVOTOS DE SUS DOLORES
Siete gracias que la Santísima Virgen concede a las almas que la honran diariamente (considerando sus lágrimas y dolores) con siete Avemarías. Santa Brígida.
1º. Pondré paz en sus familias.
2º. Serán iluminados en los Divinos Misterios.
3º. Los consolaré en sus penas y acompañaré en sus trabajos.
4º. Les daré cuanto me pidan con tal que no se oponga a la voluntad de mi Divino Hijo y a la santificación de sus almas.
5º. Los defenderé en los combates espirituales con el enemigo infernal, y los protegeré en todos los instantes de sus vidas.
6º. Los asistiré visiblemente en el momento de su muerte: verán el rostro de su Madre.
7º. He conseguido de mi Divino Hijo que los que propaguen esta devoción (a mis lágrimas y dolores) sean trasladados de esta vida terrenal a la felicidad eterna directamente, pues serán borrados todos sus pecados, y mi Hijo y Yo seremos “su eterna consolación y alegría”.
LOS SIETE DOLORES DE LA VIRGEN
1º. La profecía de Simeón (Lc. 2, 22-35) ¡Dulce Madre mía! Al presentar a Jesús en el templo, la profecía del anciano Simeón te sumergió en profundo dolor al oírle decir: “Este Niño está puesto para ruina y resurrección de muchos de Israel, y una espada traspasará tu alma”. De este modo quiso el Señor mezclar tu gozo con tan triste recuerdo. Rezar Avemaría.
2º. La persecución de Herodes y la huida a Egipto (Mt. 2, 13-15) ¡Oh Virgen querida!, quiero acompañarte en las fatigas, trabajos y sobresaltos que sufriste al huir a Egipto en compañía de San José para poner a salvo la vida del Niño Dios. Rezar Avemaría.
3º. Jesús perdido en el Templo, por tres días (Lc. 2, 41-50) ¡Virgen Inmaculada! ¿Quién podrá pasar y calcular el tormento que ocasionó la pérdida de Jesús y las lágrimas derramadas en aquellos tres largos días? Déjame, Virgen mía, que yo las recoja, las guarde en mi corazón y me sirva de holocausto y agradecimiento para contigo. Rezar Avemaría.
4º. María encuentra a Jesús, cargado con la Cruz (Vía Crucis, 4ª estación) Verdaderamente, calle de la amargura fue aquella en que encontraste a Jesús tan sucio, afeado y desgarrado, cargado con la cruz que se hizo responsable de todos los pecados de los hombres, cometidos y por cometer. ¡Pobre Madre! Quiero consolarte enjugando tus lágrimas con mi amor. Rezar Avemaría.
5º. La Crucifixión y Muerte de Nuestro Señor (Jn. 19, 17-30) María, Reina de los mártires, el dolor y el amor son la fuerza que los lleva tras Jesús, ¡qué horrible tormento al contemplar la crueldad de aquellos esbirros del infierno traspasando con duros clavos los pies y manos del salvador! Todo lo sufriste por mi amor. Gracias, Madre mía, gracias. Rezar Avemaría.
6º. María recibe a Jesús bajado de la Cruz (Mc. 15, 42-46) Jesús muerto en brazos de María. ¿Qué sentías Madre? ¿Recordabas cuando Él era pequeño y lo acurrucabas en tus brazos?. Por este dolor te pido, Madre mía, morir entre tus brazos. Rezar Avemaría.
7º. La sepultura de Jesús (Jn. 19, 38-42) Acompañas a tu Hijo al sepulcro y debes dejarlo allí, solo. Ahora tu dolor aumenta, tienes que volver entre los hombres, los que te hemos matado al Hijo, porque Él murió por todos nuestros pecados. Y Tú nos perdonas y nos amas. Madre mía perdón, misericordia. Rezar Avemaría.
El Avemaría se reza así:
Dios te salve, María, llena eres de gracia, el Señor es contigo; bendita tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. |
jueves, 9 de abril de 2020
lunes, 6 de abril de 2020
Como celebrar el Lunes Santo en familia
Cómo celebrar en casa el Lunes Santo
Para santificar este Lunes Santo Aleteia, con la colaboración de la revista Magnificat, ofrece esta celebración de la Palabra de Dios en su hogar.
ORACIÓN
Guía para la celebración
- Si se encuentra solo, es preferible leer las lecturas y oraciones de la misa de este domingo (que también podrá encontrar en esta guía) o seguir la misa por televisión o en Aleteia a través de esta página especial creada por Aleteia para Semana Santa. Esta celebración requiere al menos la participación de dos personas.
- Esta celebración se adapta particularmente a un marco familiar, de amistad o de vecinos. Ahora bien, en el respeto de las medidas del confinamiento, es necesario verificar si está permitido invitar a los vecinos o amigos. En todo caso, durante su celebración, deberán respetarse estrictamente las consignas de seguridad.
- Se ha de colocar el número de sillas necesario ante un espacio de oración, respetando la distancia de un metro entre cada uno.
- Debería colocarse una cruz o el crucifijo.
- Se encenderán una o varias velas, que deberán colocarse en un soporte incombustible (por ejemplo, un plato de porcelana o cristal). Al final de la celebración, se apagarán las velas.
- No se decorará el espacio de oración con flores. En Pascua, podremos vivir la alegría de volver a colocarlas.
- Se designa a una persona para dirigir la oración, quien establecerá la duración de los momentos de silencio.
- Se designan lectores para la primera lectura, el salmo y el Evangelio.
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LUNES SANTO
Celebración de la Palabra
“El Señor es mi luz y mi salvación,
¿a quién voy a tenerle miedo?”
¿a quién voy a tenerle miedo?”
Nos sentamos. El guía de la celebración, toma la palabra:
Hermanos y hermanas
en este primer día de la Semana Santa,
pongamos nuestra mirada en Cristo Jesus,
para entrar con Él en su pasión.
Se acercan los días en los que Jesús, nuestro Salvador,
sufrió por nosotros y resucitó en la gloria.
En las tinieblas en las que estamos sumidos,
Él es nuestra luz y Salvación.
en este primer día de la Semana Santa,
pongamos nuestra mirada en Cristo Jesus,
para entrar con Él en su pasión.
Se acercan los días en los que Jesús, nuestro Salvador,
sufrió por nosotros y resucitó en la gloria.
En las tinieblas en las que estamos sumidos,
Él es nuestra luz y Salvación.
En su luz,
conscientes de nuestros límites y debilidades,
así como del mal que causan nuestros pecados,
queremos expresar nuestra confianza
en la pasión del Hijo amado,
y darle gracias
por habernos dado
la prueba de amor más grande.
conscientes de nuestros límites y debilidades,
así como del mal que causan nuestros pecados,
queremos expresar nuestra confianza
en la pasión del Hijo amado,
y darle gracias
por habernos dado
la prueba de amor más grande.
Pausa
Jesús, aunque las circunstancias nos impiden
perpetuar la ofrenda de tu vida
a través de la celebración de la Eucaristía,
tú nos pides actualizarla, ahora más que nunca,
amándonos los unos a los otros,como tú nos has amado.
perpetuar la ofrenda de tu vida
a través de la celebración de la Eucaristía,
tú nos pides actualizarla, ahora más que nunca,
amándonos los unos a los otros,como tú nos has amado.
Después de cinco minutos de silencio,
todos se ponen de pie
y hacen la señal de la cruz, diciendo:
todos se ponen de pie
y hacen la señal de la cruz, diciendo:
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén
El guía de la celebración sigue diciendo:
Para prepararnos a acoger la Palabra de Dios
y se convierta en motivo de purificación para todos nosotros,
reconozcamos con humildad nuestros pecados.
y se convierta en motivo de purificación para todos nosotros,
reconozcamos con humildad nuestros pecados.
Sigue el rito penitencial:
Señor, ten misericordia de nosotros.
Porque hemos pecado contra ti.Miéstranos, Señor, tu misericordia.Y danos tu salvación.
Porque hemos pecado contra ti.Miéstranos, Señor, tu misericordia.Y danos tu salvación.
Que Dios Todopoderoso tenga misericordia de nosotros,
perdone nuestros pecados,
y nos lleve a la vida eterna.
Amén.
perdone nuestros pecados,
y nos lleve a la vida eterna.
Amén.
Se pronuncia o canta:
Señor, ten piedad.
Señor, ten piedad.
Señor, ten piedad.
Cristo, ten piedad.
Cristo, ten piedad.
Cristo, ten piedad.
Señor, ten piedad.
Señor, ten piedad.
Señor, ten piedad.
ORACIÓN
Quien guía la celebración dice:
Te rogamos, Dios todopoderoso,
que quienes desfallecemos a causa de nuestra debilidad,
nos recuperemos gracias a la pasión de tu Unigénito.
Él, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo
y es Dios por los siglos de los siglos.
que quienes desfallecemos a causa de nuestra debilidad,
nos recuperemos gracias a la pasión de tu Unigénito.
Él, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo
y es Dios por los siglos de los siglos.
Amén.
Se leen las lecturas de la misa del Lunes Santo.
El encargado de la priera lectura permanece de pie,
mientras los demás se sientan.
El encargado de la priera lectura permanece de pie,
mientras los demás se sientan.
PRIMERA LECTURA
Lectura del Profeta Isaías (42, 1-7)Esto dice el Señor: “Miren a mi siervo, a quien sostengo,a mi elegido, en quien tengo mis complacencias.En él he puesto mi espíritu,para que haga brillar la justicia sobre las naciones.No gritará, no clamará, no hará oír su voz por las calles;no romperá la caña resquebrajada,ni apagará la mecha que aún humea.Promoverá con firmeza la justicia,no titubeará ni se doblegaráhasta haber establecido el derecho sobre la tierray hasta que las islas escuchen su enseñanza”.Esto dice el Señor Dios,el que creó el cielo y lo extendió,el que dio firmeza a la tierra, con lo que en ella brota;el que dio el aliento a la gente que habita la tierray la respiración a cuanto se mueve en ella:“Yo, el Señor, fiel a mi designio de salvación,te llamé, te tomé de la mano, te he formadoy te he constituido alianza de un pueblo,luz de las naciones,para que abras los ojos de los ciegos,saques a los cautivos de la prisióny de la mazmorra a los que habitan en tinieblas”.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Te alabamos, Señor.
El encargado de leer el salmo se levanta,mientras los demás permanecen sentados.
SALMO 26 (1, 2, 3, 13-14)
R/ El Señor es mi luz y mi salvación.
El Señor es mi luz y mi salvación,
¿a quién voy a tenerle miedo?
El Señor es la defensa de mi vida,
¿quién podrá hacerme temblar?
¿a quién voy a tenerle miedo?
El Señor es la defensa de mi vida,
¿quién podrá hacerme temblar?
R/ El Señor es mi luz y mi salvación.
Cuando me asaltan los malvados
para devorarme,
ellos, enemigos y adversarios,
tropiezan y caen.
para devorarme,
ellos, enemigos y adversarios,
tropiezan y caen.
R/ El Señor es mi luz y mi salvación.
Aunque se lance contra mí un ejército,
no temerá mi corazón;
aun cuando hagan la guerra contra mí,
tendré plena confianza en el Señor.
no temerá mi corazón;
aun cuando hagan la guerra contra mí,
tendré plena confianza en el Señor.
R/ El Señor es mi luz y mi salvación.
La bondad del Señor espero ver
en esta misma vida.
Armate de valor y fortaleza
y en el Señor confía.
en esta misma vida.
Armate de valor y fortaleza
y en el Señor confía.
R/ El Señor es mi luz y mi salvación.
EVANGELIO
Todos se ponen de pie.
Se eleva la aclamación antes del Evangelio.
Se eleva la aclamación antes del Evangelio.
R/ Honor y gloria a ti, Señor Jesús.
Señor Jesús, rey nuestro,
sólo tú has tenido compasión de nuestras faltas.
R/ Honor y gloria a ti, Señor Jesús.
Señor Jesús, rey nuestro,
sólo tú has tenido compasión de nuestras faltas.
R/ Honor y gloria a ti, Señor Jesús.
El lector encargado del Evangelio lo leerá con lentitud y sobriedad.
Lectura del santo Evangelio según san Juan (12, 1-11)
Seis días antes de la Pascua, fue Jesús a Betania, donde vivía Lázaro, a quien había resucitado de entre los muertos. Allí le ofrecieron una cena; Marta servía y Lázaro era uno de los que estaban con él a la mesa. María tomó entonces una libra de perfume de nardo auténtico, muy costoso, le ungió a Jesús los pies con él y se los enjugó con su cabellera, y la casa se llenó con la fragancia del perfume.
Entonces Judas Iscariote, uno de los discípulos, el que iba a entregar a Jesús, exclamó: “¿Por qué no se ha vendido ese perfume en trescientos denarios para dárselos a los pobres?” Esto lo dijo, no porque le importaran los pobres, sino porque era ladrón, y como tenía a su cargo la bolsa, robaba lo que echaban en ella.
Entonces dijo Jesús: “Déjala. Esto lo tenía guardado para el día de mi sepultura; porque a los pobres los tendrán siempre con ustedes, pero a mí no siempre me tendrán”.
Mientras tanto, la multitud de judíos, que se enteró de que Jesús estaba allí, acudió, no sólo por Jesús, sino también para ver a Lázaro, a quien el Señor había resucitado de entre los muertos. Los sumos sacerdotes deliberaban para matar a Lázaro, porque a causa de él, muchos judíos se separaban y creían en Jesús.
El Evangelio termina sin aclamación.
Todos se sientan. El guía repite lentamente,
como si se tratara de un eco lejano:
Todos se sientan. El guía repite lentamente,
como si se tratara de un eco lejano:
“El Señor es mi luz y mi salvación,
¿a quién voy a tenerle miedo?
El Señor es la defensa de mi vida,
¿quién podrá hacerme temblar?”
¿a quién voy a tenerle miedo?
El Señor es la defensa de mi vida,
¿quién podrá hacerme temblar?”
Permanecemos cinco minutos en silencio de meditación personal.
Al final, todos se levantan. El que guía la celeración introduce el Padrenuestro.
Al final, todos se levantan. El que guía la celeración introduce el Padrenuestro.
Fieles a la recomendación del Salvador,
y siguiendo su divina enseñanza,
nos atrevemos a decir:
y siguiendo su divina enseñanza,
nos atrevemos a decir:
Se reza o canta el Padre Nuestro:
Padre nuestro,que estás en el cielo,santificado sea tu nombre;venga a nosotros tu reino;hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.Danos hoy nuestro pan de cada día;perdona nuestras ofensas,como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden;no nos dejes caer en la tentación,y líbranos del mal.
E inmediatamente todos proclaman:
Tuyo es el reino, tuyo el poder y la gloria, por siempre, Señor.
El guía sigue diciendo:
Acabamos de unir nuestra voz
a la del Señor Jesús para orar al Padre.
Somos hijos en el Hijo.
En la caridad que nos une los unos a los otros,
renovados por la Palabra de Dios,
podemos intercambiar un gesto de paz,
signo de la comunión
que recibimos del Señor.
a la del Señor Jesús para orar al Padre.
Somos hijos en el Hijo.
En la caridad que nos une los unos a los otros,
renovados por la Palabra de Dios,
podemos intercambiar un gesto de paz,
signo de la comunión
que recibimos del Señor.
Todos intercambian un gesto de paz. Si fuera necesario, siguiendo las indicaciones de las autoridades, este gesto puede hacerse inclinando profundamente la cabeza hacia el otro o, en familia, enviando un beso a distancia con dos dedos en los labios.Nos sentamos.
COMUNIÓN ESPIRITUAL
El guía dice:
Dado que no podemos recibir la comunión sacramental,
el Papa Francisco nos invita apremiantemente a realizar la comunión espiritual,
llamada también “comunión de deseo”.
el Papa Francisco nos invita apremiantemente a realizar la comunión espiritual,
llamada también “comunión de deseo”.
El Concilio de Trento nos recuerda que
“se trata de un ardiente deseo de alimentarse con este Pan celestial,
unido a una fe viva que obra por la caridad,
y que nos hace participantes de los frutos y gracias del Sacramento”.
“se trata de un ardiente deseo de alimentarse con este Pan celestial,
unido a una fe viva que obra por la caridad,
y que nos hace participantes de los frutos y gracias del Sacramento”.
El valor de nuestra comunión espiritual
depende, por tanto, de nuestra fe en la presencia de Cristo en la Eucaristía,
como fuente de vida, de amor y de unidad,
así como de nuestro deseo de comulgar, a pesar de las circunstancias.
depende, por tanto, de nuestra fe en la presencia de Cristo en la Eucaristía,
como fuente de vida, de amor y de unidad,
así como de nuestro deseo de comulgar, a pesar de las circunstancias.
Con esta disposición de ánimo, les invito ahora a inclinar la frente,
a cerrar los ojos y vivir un momento de recogimiento.
a cerrar los ojos y vivir un momento de recogimiento.
Silencio
En lo más profundo de nuestro corazón,
dejemos crecer el ardiente deseo de unirnos a Jesús,
en la comunión sacramental,
y de hacer que su amor se haga vivo en nuestras vidas,
amando a nuestros hermanos y hermanas como Él nos ha amado.
dejemos crecer el ardiente deseo de unirnos a Jesús,
en la comunión sacramental,
y de hacer que su amor se haga vivo en nuestras vidas,
amando a nuestros hermanos y hermanas como Él nos ha amado.
Permanecemos cinco minutos en silencio en un diálogo de corazón a corazón con Jesucristo.Podemos cantar un cántico de acción de gracias.A continuación, nos ponemos de pie.El guía pronuncia esta oración.
Visita, Señor, a tu pueblo
y protege con tu constante amor
a quienes has santificado por estos misterios,
para que recibamos de tu misericordia
y conservemos con tu protección
los auxilios para nuestra salvación eterna.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
y protege con tu constante amor
a quienes has santificado por estos misterios,
para que recibamos de tu misericordia
y conservemos con tu protección
los auxilios para nuestra salvación eterna.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Por intercesión de san N. [patrón de la parroquia],de todos los santos y santas de Dios,
que el Señor de la perseverancia y la fortaleza
nos ayude a vivir el espíritu de
sacrificio, compasión y amor de Cristo Jesús.
que el Señor de la perseverancia y la fortaleza
nos ayude a vivir el espíritu de
sacrificio, compasión y amor de Cristo Jesús.
De este modo, en comunión con el Espíritu Santo,
daremos gloria a Dios,
Padre de Nuestro Señor Jesucristo,
por los siglos de los siglos.
Amén.
daremos gloria a Dios,
Padre de Nuestro Señor Jesucristo,
por los siglos de los siglos.
Amén.
Todos juntos mirando hacia la cruz,
piden la bendición del Señor:
piden la bendición del Señor:
El Señor nos bendiga y proteja,
ilumine su rostro sobre nosotros
y nos conceda su favor.
Amén.
ilumine su rostro sobre nosotros
y nos conceda su favor.
Amén.
Todos hacen la señal de la cruz.Los padres pueden hacer la señal de la cruz en la frente de sus hijos.Es posible concluir la celebración elevando un cántico a la Virgen María.
*
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Para seguir santificando el Lunes Santo es posible renovar la venerable tradición de las vísperas, celebrando al final de la tarde el oficio de la Liturgia de las Horas o la Oración de la Tarde.
En cada uno de los días de esta Semana Santa, Aleteia propondrá una amplia gama de recursos para seguir celebrando, a pesar de la cuarentena provocada por el coronavirus, este tiempo culminante de nuestra vida cristiana para la gloria de Dios y la salvación del mundo.
Asimismo, usted podrá encontrar, de manera gratuita, otros recursos en lapágina web de Magnificat.
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