AMOR A NUESTROS ENFERMOS Y ANCIANOS
Artículo publicado en el Boletín mensual del Hospice Madre Teresa, de Luján, Buenos Aires, por el hermano marista Antonio Ostojic
La sacralidad y dignidad de cada persona no puede ser aniquilada, porque está en cada uno, va en cada uno, y es indestructible. Su fundamento es Dios Creador y Padre. Se aplica a todos, pero especialmente a quienes están en un estado de debilidad, que pareciera oscurecer a nuestros ojos esa dignidad inalienable.
Aplicado esto a los Cuidados Paliativos de nuestros enfermos terminales o de los ancianos que están en el atardecer de sus vidas, podemos afirmar con certeza y convicción que ellos siguen siendo igualmente dignos, ellos y su vida, por su condición humana, y hasta con un plus por su estado de debilidad. Nos corresponde contemplar y mirar esta realidad como es, y traducirla en praxis concreta, como lo hace la gente de los “Cuidados Paliativos”.
El paliativista puede ver en el enfermo o anciano terminal a un prójimo, a un hermano, que ya es mucho. Si además sos creyente cristiano, y de hecho la inmensa mayoría lo son, tenés la oportunidad y el llamado de ver en él la imagen de Dios, el rostro de Jesucristo.Madre Teresa insistía que en cada pobre o en cada anciano abandonado, sirvamos, amemos y acariciemos a Jesucristo. ¡Qué maravilla!
El mismo médico que antes citábamos afirma que en Cuidados Paliativos, el mejor tratamiento no es la morfina, sino la caridad, el“añadir paz a la muerte”, el permitir la reconciliación con quienes lo necesiten, el recibir amor.
Hay una tendencia contradictoria, incluso entre nosotros los creyentes, que se nos cuela por todas partes, a creer que el dolor no tiene sentido, que bueno, hay que soportarlo y nada más. Rendimos tributo a la “eficiencia”. Pero una cosa es la eficiencia y otra la eficacia. Jesucristo, “varón de dolores”, en la mayor ineficiencia, dolores y aparente fracaso con su Pasión y Muerte en la Cruz, realizó nuestra Redención y Salvación. Así es, con todo el dolor del mundo, puede y debe ser salvador y redentor, unido a Jesucristo. El dolor tiene sentido, la muerte también.
Amigos del Hospice, ustedes humanizan el cuidado a los enfermos terminales con los Cuidados Paliativos, ustedes cristifican ese cuidado. ¡Gloria a Dios por su caridad, su anuncio, su testimonio!
Hermano Antonio Ostojic
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