Creer en Dios resistiendo a la tentación de "adecuarse"
El Papa: Cristianos no deben temer ir "contra corriente" o no estar a la moda
VATICANO, 23 Ene. 13 / 10:42 am (ACI/EWTN Noticias).- En su habitualcatequesis de la audiencia general de este miércoles, el Papa Benedicto XVIrecordó que los cristianos no deben tener miedo a creer en Dios y así ir "contra corriente" sin caer en la tentación de "adecuarse" al mundo y a las opiniones del momento.
En el aula Pablo VI y ante miles de fieles presentes, el Santo Padre dedicó su primera catequesis a reflexionar sobre el Credo, específicamente la primera afirmación de esta oración: "creo en Dios".
A ejemplo de Abraham, el patriarca del Antiguo Testamento, cuando se afirma que se cree en Dios, se dice: "'confío en ti, me confío a ti, Señor', pero no como a Alguien a quien se acude sólo en los momentos de dificultad o al que dedicar algún momento del día o de la semana".
"Decir ‘yo creo en Dios’ significa fundar en Él mi vida, dejar que su Palabra la oriente cada día, en las opciones concretas sin temor de perder algo de mí mismo".
Luego de explicar la importancia del Bautismo para la fe, el Santo Padre refiere que "Abraham, el creyente, nos enseña la fe; y, como un extranjero en la tierra, nos muestra la verdadera patria. La fe nos hace peregrinos en la tierra, dentro del mundo y de la historia, pero en camino hacia la patria celestial".
"Creer en Dios nos hace, pues, portadores de valores que a menudo no coinciden con la moda y la opinión del momento, nos pide adoptar criterios y asumir conductas que no pertenecen a la manera común de pensar. El cristiano no debe tener miedo de ir ‘contra corriente’ para vivir su propia fe, resistiendo a la tentación de ‘adecuarse’".
Benedicto XVI recordó que "en muchas de nuestras sociedades, Dios se ha convertido en el ‘gran ausente’ y en su lugar hay muchos ídolos, en primer lugar el ‘yo’ autónomo. Y también los significativos y positivos progresos de la ciencia y de la tecnología han llevado al hombre a una ilusión de omnipotencia y de autosuficiencia, y un creciente egoísmo ha creado muchos desequilibrios en las relaciones y el comportamiento social".
"Y, sin embargo, la sed de Dios no se extinguió y el mensaje del Evangelio sigue resonando a través de las palabras y los hechos de muchos hombres y mujeres de fe. Abraham, el padre de los creyentes, sigue siendo el padre de muchos hijos que están dispuestos a seguir sus pasos y se ponen en camino, en obediencia a la llamada divina, confiando en la presencia benevolente del Señor y acogiendo su bendición para ser una bendición para todos".
El Papa dijo además que "es el mundo bendecido por la fe al que todos estamos llamados, para caminar sin miedo siguiendo al Señor Jesucristo. Y a veces es un camino, que conoce incluso, la prueba de la muerte, pero que está abierto a la vida, en una transformación radical de la realidad que sólo los ojos de la fe pueden ver y disfrutar en abundancia".
En su catequesis, el Papa hizo una detallada explicación de la fe de Abraham, modélica para los creyentes.
Creo en Dios, explicó, "es una afirmación fundamental, aparentemente simple en su esencialidad, que sin embargo abre al mundo infinito de la relación con el Señor y con su misterio. Creer en Dios implica adhesión a Dios, acogida de su Palabra y obediencia gozosa a su revelación".
Benedicto XVI resaltó que es en la Biblia en donde se puede escuchar a Dios porque allí la Palabra del Señor se hace audible a todos.
"Es muy bello, a este respecto, el capítulo 11 de la Carta a los Hebreos –que acabamos de escuchar– que habla de la fe y hace relucir las grandes figuras bíblicas que han vivido la fe, llegando a ser modelo para todos los creyentes: ‘ahora bien, la fe es la garantía de los bienes que se esperan, la plena certeza de las realidades que no se ven’, dice el primer versículo".
"Los ojos de la fe son, por lo tanto, capaces de ver lo invisible y el corazón del creyente puede esperar más allá de toda esperanza, al igual que Abraham, del que Pablo dice en la Carta a los Romanos que ‘creyó, esperando contra toda esperanza’".
Recordando que Abraham no pudo vivir en la tierra prometida, el Papa resaltó que ese lugar no le pertenece al patriarca: "él es un extranjero y lo seguirá siendo para siempre, con todo lo que ello conlleva: no tener intenciones de posesión, sentir siempre la propia pobreza, verlo todo como un don. Ésta es también la condición espiritual de quien acepta seguir al Señor, de quien decide partir aceptando su llamada, bajo el signo de su bendición invisible pero poderosa".
Benedicto XVI subrayó asimismo que "Abraham fue bendecido porque, en la fe, supo discernir la bendición divina yendo más allá de las apariencias, confiando en la presencia de Dios, incluso cuando sus caminos se le muestran misteriosos".
Para concluir, el Papa resaltó que "afirmar ‘yo creo en Dios’ nos conduce, pues, a ponernos en camino, a salir de nosotros mismos continuamente, al igual que Abraham, para llevar, en la realidad cotidiana en que vivimos, la certeza que viene de la fe: la certeza, es decir, la presencia de Dios en la historia, también hoy; una presencia que da vida y salvación, y nos abre a un futuro con Él para una plenitud de vida que nunca conocerá el ocaso".
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