MILAGROS Y PRODIGIOS DEL SANTO ESCAPULARIO DEL CARMEN (XVI)
PRODIGIO EN LA BAHÍA DE CÁDIZ, OBRADO POR LA VIRGEN DEL CARMEN, MEDIANTE SU BENDITO Y MILAGROSO ESCAPULARIO
El agraciado con la protección misericordiosa de la Virgen Santísima del Carmen, manifestada a través de su Santo Escapulario, fue un joven marinero, natural de Salamanca y domiciliado en la calle de Fontana número seis, el cual, habiendo ido en las Navidades del año 1948 a disfrutar de un permiso cerca de sus padres, quiso antes protegerse con el Santo Escapulario de María Santísima del Carmen.
Se encaminó la tarde antes de partir, en unión de su prometida, al Carmen de Abajo, de Salamanca, para recibir ambos la gloriosa librea del Santo Escapulario, que les impuso el Rvdo. P. Fr. Manuel Ibáñez, Superior entonces de dicha residencia. Antes de despedirles les insistió el P. Superior: “Sé siempre muy devoto dela Santísima Virgen del Carmen. Ya sabes que es Patrona especial de los marineros. Si te pasara algo procura asirte con todo fervor a este áncora del Escapulario e invoca con gran fervor a nuestra Madre del Carmen, que Ella te salvará”.
Y así fue. A los cinco días ya estaba nuestro marino en aguas de Cádiz y a bordo del “Artabro”. La mar estaba revuelta y con fuerte marejada. Era, además, de noche y noche cerrada. El joven marinero tiene la desgracia de caer desde cubierta al agua, en uno de los fuertes vaivenes de la embarcación. Lucha con denuedo contra el oleaje embravecido. Forcejea por hacerse ver u oír del resto de la dotación. Todo en vano. En medio de su angustioso y mortal peligro sólo una cosa le infunde confianza en su salvación: el Escapulario que ha pocos días que lleva.
Aclama insistentemente a la Virgen y besa con encendida y esperanzada fe su Escapulario, que de vez en vez lleva el oleaje y el viento hasta sus labios. Lleva diez horas luchando con la mar. Por fin, tras una lucha más que titánica contra los elementos, logra arribar a tierra, lanzado por una ola gigante, que él diría la impulsaba y dirigía la diestra de la Virgen Santísima para salvarle.
Lo cuenta él mismo emocionado, en una carta sentidísima, a su anciana madre, que acude inmediatamente a la misma iglesia del Carmen de Abajo para dar fervientes acciones de gracias a la Virgen Santísima y rogar que también a ella se le imponga, como a su hijo del alma, el Santo Escapulario.
Y para mayor gloria de nuestra madre del Carmen y aumento de la devoción a Ella y a su bendito Escapulario, lo transcribimos de la “Gaceta Regional de Salamanca”.
Milagros y Prodigios del Santo Escapulario del Carmen
por el P. Fr. Juan Fernández Martín, O.C.
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