Queridos hermanos en Cristo, aquí les mandamos la meditación del décimo día, del mes dedicado a la Santísima Virgen María.
DÍA DÉCIMO (16/NOV)
Hacer todo por Dios
CONSIDERACIÓN. – El apóstol San Pablo dijo que nosotros debemos santificar todas nuestras acciones.
“Sea que comáis, bebáis o hagáis cualquier cosa, hacedlo todo por la gloria de Dios”.
Nos es imposible trabajar sin descanso y tenemos necesidad de reparar las fuerzas que gastamos. Nada más vulgar que dar a nuestro cuerpo el alimento que reclama y sin embargo, esta acción puede ser meritoria, puesto que entra en las disposiciones de la Providencia.
La Santa Familia de Nazaret, no estaba exenta de la necesidad del hambre. Jesús, María y José, se reunían pues, en común, a tomar el alimento.
Comenzaban por rogar a Dios que los bendijera, después, con una gran frugalidad, sin buscar la satisfacción de sus gustos, tomaban los alimentos que la Santa Virgen les ofrecía y no volvían a sus ocupaciones, sin antes dar gracias a Dios, por haberles dado el pan cotidiano, necesario para la conservación de la vida.
Así debemos proceder, comenzando y terminando cada una de nuestras comidas con la oración, evitando el abandonarnos a la glotonería y a todo aquello que sea rebusca exagerada de calidad o cantidad, en nuestro alimento.
Es necesario comer para vivir y no vivir para comer.
EJEMPLO. – Todo lo que hacemos, dice San Francisco de Sales, recibe su valor, de la conformidad con la voluntad de Dios. De modo que, aun comiendo o recreándome, si lo hago porque tal es la voluntad de Dios, merezco más que si sufriera la muerte, sin tener una tal intención.
PLEGARIA. – Haced, ¡oh María! que os imitemos en todas nuestras acciones y que nuestras comidas sean, como han sido las vuestras, santificadas por nuestra unión con Dios. Que procuremos no perder ninguna de las mortificaciones que se presentarán en el curso de nuestra vida.
RESOLUCIÓN. – Tomaré cada una de mis comidas, en unión de María.
JACULATORIA. – María, Virgen fiel, rogad por nosotros.
Un abrazo en Jesús Misericordioso y María Santísima, en el amor del Espíritu Santo, bajo la protección de San José y la mirada amorosa de Dios Padre.
Familia Mobilia
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