VIRTUD DE LA CASTIDAD:
Apostolado sobre la castidad. Medios para guardarla.
La castidad vivida en el propio estado, en la especial vocación recibida de Dios, es una de las mayores riquezas de la Iglesia ante el mundo; nace del amor y al amor se ordena. Es un signo de Dios en la tierra. La continencia por el reino de los Cielos “lleva sobre todo la impronta de la semejanza con Cristo, que, en la obra de la redención, hizo Él mismo esta opción por el reino de los Cielos”(1). Los Apóstoles, apartándose de la tradición de la Antigua Alianza donde la fecundidad procreadora era considerada como una bendición, siguieron el ejemplo de Cristo, convencidos de que así le seguían más de cerca y se disponían mejor para llevar a cabo la misión apostólica recibida. Poco a poco fueron comprendiendo –nos recuerda Juan Pablo II– cómo de esa continencia se origina una particular “fecundidad espiritual y sobrenatural del hombre que proviene del Espíritu Santo”(2).
Quizá en el momento actual a muchos les puede resultar incomprensible la castidad, y mucho más el celibato apostólico y la virginidad vividas en medio del mundo. También los primeros cristianos tuvieron que enfrentarse a un ambiente hostil a esta virtud. Por eso, parte importante del apostolado que hemos de llevar a cabo es el de valorar la castidad y el cortejo de virtudes que la acompañan: hacerla atractiva con un comportamiento ejemplar, y dar la doctrina de siempre de la Iglesia sobre esta materia que abre las puertas a la amistad con Dios. Hemos de cuidar, por ejemplo, los detalles de pudor y de modestia en el vestir, en el aseo, en el deporte; la negativa tajante a participar en conversaciones que desdicen de un cristiano; el rechazo de espectáculos inmorales...; y sobre todo hemos de dar el ejemplo alegre de la propia vida. Con nuestra conversación hemos de poner de manifiesto, descaradamente cuando sea necesario, la belleza de esta virtud y los innumerables frutos que de ella se derivan: la mayor capacidad de amar, la generosidad, la alegría, la finura de alma... Hemos de proclamar a los cuatro vientos que esta virtud es posible siempre si se ponen los medios que Nuestra Madre la Iglesia ha recomendado durante siglos: el recogimiento de los sentidos, la prudencia atenta para evitar las ocasiones, la guarda del pudor, la moderación en las diversiones, la templanza, el recurso frecuente a la oración, a los sacramentos y a la penitencia, la recepción frecuente de la Sagrada Eucaristía, la sinceridad... y, sobre todo, un gran amor a la Virgen Santísima (3). Nunca seremos tentados por encima de nuestras fuerzas (4).
Al terminar nuestra oración acudimos a Santa María, Mater pulchrae dilectionis, Madre del amor hermoso, que nos ayudará siempre a sacar un amor más firme aun de las mayores tentaciones.
1 ídem, Audiencia general 24-III-1982. — 2 Ibídem. — 3Cfr. S. C. para la Doctrina de la Fe, Declaración acerca de ciertas cuestiones de ética sexual, 29-XII-1975, 12. — 4 Cfr. 1 Cor, 10, 13.
Frases:
"La oración es la defensa de la pureza". San Gregorio Nacianceno
“Así, hermanos, por la tierna misericordia de Dios, os ruego que presentéis vuestro cuerpo en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto espiritual” (Romanos 12:1).
“Cuando te decidas con firmeza a llevar una vida limpia, para ti la castidad no será una carga: será una corona triunfal”. San Josemaría Escrivá de Blaguer
“La gula es la vanguardia de la impureza” (Camino N° 126).
san Josémaría Escribá de Balaguer
"En lo profundo de ti mismo, escucha a tu conciencia que te está llamando a ser puro… un hogar no se calienta con el fuego del placer que se consume rápidamente como hierba seca. Los encuentros pasajeros son sólo una caricatura del amor; causan heridas en el corazón y se burlan del plan de Dios"
-Beato Juan Pablo II
-Beato Juan Pablo II
"La castidad es un asunto difícil y de largo aliento; uno debe esperar con paciencia para que de fruto, para que llegue la alegría del amor bondadoso que trae ella consigo. Pero, al mismo tiempo, la castidad es el camino seguro a la felicidad"
-Beato Juan Pablo II
-Beato Juan Pablo II
"Con toda la fuerza de mi alma los urjo a ustedes jóvenes a acercarse a la mesa de la Comunión tan seguido como puedan. Aliméntense de este pan de ángeles, del que obtendrán la energía que necesitan para luchar en las batallas interiores. Porque la felicidad verdadera, queridos amigos, no consiste en los placeres mundanos o en cosas mundanas, sino que está en la paz interior, la que alcanzamos solamente cuando somos puros de corazón y de mente"
- Beato Pier Giorgio Frassati
- Beato Pier Giorgio Frassati
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