¿Podemos tener imágenes?
Queridos
hermanos católicos:
Cuántas
veces hemos escuchado esta acusación de parte de nuestros hermanos evangélicos:
«Los católicos hacen imágenes para adorarlas, mientras que la Biblia lo tiene
estrictamente prohibido».
Muchos hermanos
nuestros católicos no saben qué contestar, otros se dejan influenciar
fácilmente por estas verdades a medias y algunos sienten la tentación de botar
las imágenes de las capillas.
Les quiero aclarar este tema acerca de las imágenes, pero con la Biblia
en la mano. Antes que nada, debemos hacer una clara distinción entre una
imagen, un cuadro, un adorno religioso y un ídolo, que es «la imagen de un
falso dios». La Biblia sí que rechaza enérgicamente el culto de adoración a los
ídolos (falsos dioses), pero la Biblia nunca ha rechazado las imágenes como
signos religiosos.
¿Qué es un ídolo según la Biblia?
Muchos años
antes de Jesús, en tiempo de Moisés, Dios comenzó a formar a su pueblo elegido,
el pueblo de Israel. Era gente muy primitiva que Dios había sacado del
politeísmo para llevarla al monoteísmo. Todos estos pueblos antiguos tenían
infinidad de dioses, los que adoraban y representaban a través de imágenes de
animales, que tenían la forma de un toro, de un león o de otros animales. A
esas imágenes, el pueblo de Moisés las llamaba «ídolos» o falsos dioses. La
gente de aquel tiempo pensaba que estas imágenes tenían un poder mágico o una
fuerza milagrosa. En el fondo estos ídolos eran representaciones de poderes o
vicios del hombre mismo. Por ejemplo la imagen del becerro de oro que aparece
en Éxodo 32, era la expresión de la fuerza bruta de la naturaleza. También
podía representar la encarnación del poder sexual desorientado y vicioso. Y el
oro del becerro significaba el poder de la riqueza que explota y aplasta al
hombre, es decir, el hombre con sus vicios, representados en el becerro de oro,
quiere ser dios y no quiere dejar lugar al único y verdadero Dios.
Dios llamó
al pueblo hebreo a avanzar por la senda del monoteísmo, dejando atrás los
ídolos y dando adoración al verdadero Dios. Pero los israelitas de aquel tiempo
atraídos por las prácticas de los pueblos paganos querían, a veces, volver al
politeísmo y a la adoración de ídolos. Entonces Moisés, inspirado por Yahvé-Dios
les prohibió estrictamente hacer estos ídolos: «No tengas otros dioses fuera de
mí, no te hagas estatua, ni imagen alguna de lo que hay en el cielo ni en la
tierra ni te postres ante esos «ídolos», no les des culto».
Queridos
hermanos, estos textos bíblicos son muy claros en su prohibición de hacer
imágenes o estatuas de falsos dioses. Pero otra cosa muy distinta es aplicar
estos textos a las imágenes como adornos o signos religiosos. Estos signos
(imágenes) nunca han sido prohibidos por Dios ni por la Biblia.
Textos aclaratorios:
La Sagrada
Escritura siempre hace la distinción entre imágenes como «ídolos» e imágenes
como «adornos o signos religiosos». Leamos algunos textos en los cuales Dios
mismo manda a Moisés hacer imágenes como símbolos religiosos: «Harán dos
querubines de oro macizo, labrados a martillo y los pondrán en las extremidades
del lugar del perdón, uno a cada lado... Allí me encontraré contigo y te
hablaré desde el lugar del perdón, desde en medio de los querubines puestos
sobre el arca del Testimonio...» (Ex. 25,18-22). Estos dos querubines parecidos
a imágenes de ángeles, eran adornos religiosos para el lugar más sagrado del
templo. Pues bien, estas imágenes, hechas por manos de hombres, estaban en el
templo, en el lugar más sagrado y nunca fueron consideradas como ídolos, sino
todo lo contrario, el mismo Dios ordenó construirlos.
Leamos otro
texto del A. T.: Números 21, 8-9. Ahí se nos narra como en aquel tiempo los
israelitas murmuraban contra Dios y contra Moisés. Entonces Dios mandó contra
el pueblo serpientes venenosas que los mordían, de modo que murió mucha gente.
Moisés
intercedió por el pueblo y Dios le respondió: «Haz una serpiente de bronce,
ponla en un palo y todo el que la mire se salvará». Nos damos cuenta otra vez
de que esta serpiente de bronce era una imagen hecha por manos de hombre, pero
no para adorar, sino que era un «signo religioso» para invocar a Dios con fe.
Hay otros
textos en la Biblia que nos hacen ver que en el templo de Jerusalén había
varias imágenes o esculturas que no fueron prohibidas, menos aun consideradas
como ídolos. Dice el Salmo 74, 4-5: «Tus enemigos rugieron dentro de tu
santuario como leñadores en el bosque, derribaron con hacha las columnas y
esculturas en el templo». Eso significa que en el templo de Jerusalén había
también esculturas o imágenes.
Queridos
hermanos católicos, esas indicaciones de la Biblia son suficientes para decir
que la Biblia, sí, prohíbe la fabricación de imágenes como dioses falsos,
(ídolos) pero nunca ha prohibido las imágenes o esculturas como adornos religiosos.
Que nadie entonces los venga a molestar por tener una imagen o adorno en su
templo o en su casa. Es por falta de conocimientos bíblicos, o por mala
voluntad, que los hermanos evangélicos les meten estas cosas en la cabeza.
Las imágenes en nuestra vida diaria.
Ahora bien,
hermanos, en nuestros tiempos vemos por todos lados imágenes y estatuas. Cada
país tiene sus propios símbolos patrios y estatuas a sus héroes.
En nuestras
casas tenemos cuadros que representan la imagen de alguna persona. Tengo en mi
velador, por ejemplo, una foto de mi madre que ya está en el cielo; y
contemplando esta foto me acuerdo de ella. Incluso puedo colocar esta foto en
un lugar bien bonito y adornarlo con una flor y una velita... Y si alguien
viene a mi casa a visitarme y me dice, refiriéndose a la foto: «Qué mono más
feo», por supuesto que me siento muy ofendido.Así también tenemos cuadros e
imágenes en nuestras capillas que representan algunas personas religiosas, como
la Virgen María, la Madre de Jesús, algún santo patrono de nuestros pueblos. Y
ningún católico va a pensar que estas imágenes son ídolos o falsos dioses.
Estas imágenes simplemente nos hacen pensar en el mismo Jesús o en tal o cual
santo que está en la presencia de Dios y nos ayudan a pensar en la belleza de
Dios.
La Iglesia
Católica acepta el respeto y la veneración a estas imágenes en nuestros
templos, pero nunca ha enseñado la adoración a una imagen. A veces, dicen los
hermanos de otra religión que nosotros adoramos a las imágenes. Están muy, pero
muy equivocados y debemos, eso sí, perdonarles sus expresiones.
La Iglesia
Católica acepta que guardemos imágenes o cuadros en nuestros templos siempre
que no sea en forma exagerada. ¿Qué quiero decir con ello? Quiero decir que a
veces nuestras iglesias parecen una exposición de santos y en algún caso están
tan mal colocados, que no hay espacio ni para la imagen de Cristo. Ahí sí que
exageramos. Por eso el Concilio Vaticano
pidió que no se repitiera más de una imagen por cada santo y que el lugar
central de la Iglesia, a ser posible, esté reservado siempre para la imagen de
Cristo.
Está claro, entonces, que nunca
podemos dar culto de adoración a una imagen, nunca podemos ponernos de rodillas
delante de una imagen para adorarla, pero sí podemos ponernos de rodillas ante
una imagen para pedir perdón por nuestros pecados y para suplicar que el santo
interceda ante Dios por nosotros.
En todas
estas discusiones, hermanos míos, guardemos el amor. ¿Quién eres tu para juzgar
a tú hermano? (Stgo. 4, 12). Cada uno puede arrodillarse en cualquier parte
para invocar a Dios, en el patio de su casa, en el campo. En la noche antes de
acostarse uno puede arrodillarse delante de un crucifijo para así hablar con
Dios. A veces hay gente que piensa que tal imagen es milagrosa y le atribuyen
un poder mágico. Debemos corregir estas actitudes y explicarles que sólo Dios
hace milagros. Por supuesto aceptamos que Dios puede actuar por intercesión de
los santos.
Hermanos: no
aplastemos la fe de nuestros hermanos que tal vez tienen poca formación
cristiana, no critiquemos y no hablemos mal de otros. Ofender al hermano es un
pecado muy grave. Es triste constatar el lenguaje ofensivo de nuestros hermanos
evangélicos hacia los católicos. Tratemos de devolver bien por mal.
Martín
Lutero, el fundador del protestantismo y de las iglesias evangélicas, nunca
rechazó las imágenes, todo lo contrario él dijo que las imágenes eran «el
Evangelio de los pobres». ¿A quién de nosotros no le gusta contemplar un lindo
cuadro o una hermosa imagen? Muchas veces mirando un cuadro o una imagen
podemos más fácilmente entrar en oración y en un profundo contacto con Dios.
¿Quién puede negar por ejemplo la belleza de la Piedad de Miguel Ángel? Pues
bien, según los evangélicos habría que destruirla porque va contra la Biblia
¡Qué disparate tan grande! Ello es hacer decir a la Biblia lo que nunca la
Biblia ha dicho. Ello es una distorsión de lo que Dios nos quiere decir en la
Biblia. Una regla de oro para interpretar la Biblia es mirar siempre el
contexto de una frase y no aferrarse a la letra, porque en este caso, sin el
contexto, hasta se puede hacer decir a la Biblia que «Dios no existe» porque la
Biblia pone esta frase en labios del tonto (Sal. 10, 4).
Los falsos dioses o ídolos de este mundo
moderno.
Hermanos,
los ídolos o falsos dioses de este mundo moderno no están en los templos, sino
que son poderes que dominan al hombre moderno por dentro. Son poderes falsos
que destruyen las buenas relaciones con el prójimo y con Dios. Estos ídolos
modernos están a veces en nuestras calles, en nuestras instituciones, en
nuestras comunidades y familias. Esta es la idolatría que hemos de desterrar.
Pienso, por
ejemplo, en el falso dios del poder y de la dominación que quiere aplastar tu
libertad y engañar pueblos enteros; en el falso dios «poder» que provoca
guerras y matanzas de gente inocente. Este es el «ídolo» moderno que se pasea
por el mundo. Pienso en el falso dios «dinero» que domina tu corazón, que
comienza con mentiras, engaños, robos, tráfico de drogas etc. y que pareciera
que en nombre de este dios dinero todo está permitido. Pienso en el falso dios
del sexo desorientado, en el dios que destruye la unión familiar, en el dios de
la pasión que engaña al hombre y a la mujer, es el falso dios que deja los niños
desamparados, en el falso dios que destruye el verdadero amor y que se resiste
a servir a una comunidad.
El lugar
desde donde estos falsos dioses comienzan a brotar está en nuestro corazón. Es
el demonio mismo que quiere destruir nuestro corazón como templo de Dios. Y
mucha gente entre nosotros, sin darse cuenta, está bajo el poder de estos
falsos dioses y no dan lugar en su corazón al único y verdadero Dios del amor.
Hermanos, no
debemos buscar ídolos o falsos dioses en cosas de madera o de yeso, en imágenes
o cuadros, sino en nuestro corazón. Si volviera ahora Moisés a nosotros, no se
referiría a las imágenes ya que hoy no está el peligro de la idolatría, sino
que gritaría: «No te hagas falsos dioses dentro de tu corazón, destruye los
vicios fuente de toda idolatría». Esto es lo que ya hicieron los profetas que
vinieron después de Moisés.
Los primeros
misioneros que evangelizaron América Latina trajeron de España y del Perú
numerosas imágenes del Señor, de la Virgen y de los santos. Son imágenes
religiosas cargadas de historia que penetraron hondamente en el alma de nuestro
pueblo y que aparte de su valor escultórico tienen el mérito de que ante ellas
oraron nuestros antepasados. Y cada capilla tiene las imágenes de sus patronos.
Todas ellas nos recuerdan los misterios centrales de la encarnación e ilustran
de alguna manera la Historia de la Salvación realizada por Dios a favor
nuestro.
Así que cuando lleguen los
evangélicos a las puerta de sus casas y les digan que los católicos somos unos
idólatras porque adoramos las imágenes ya saben qué contestarles. Díganles que
no es correcto sacar frases de la Biblia fuera de su contexto para hacer decir
a la Biblia lo que nunca dijo. Y que la Biblia nunca ha prohibido las imágenes
como adornos religiosos.
Finalmente
hay que tener presente que en el A. T. no podía representarse a Dios porque el
Verbo no había tomado cuerpo ni forma humana. Pero en el N. T. es distinto. Con
la Encarnación, el Verbo Dios tomó forma humana y si El mismo se hizo hombre
hace dos mil años y nos mandó guardar su memoria es que quiere que nosotros lo
representemos así, como hombre, para recordar que «el Verbo se encarnó y habitó
entre nosotros». Y si representarlo en una pintura o en una imagen ayuda a
recordar su memoria ¿qué de malo hay en ello?
Pero por
sobre todo hay que entender la evolución gradual que hay entre el Antiguo y el
Nuevo Testamento. Algunas sectas dan la impresión que quedaron petrificadas en
el Antiguo Testamento y sólo por ignorancia o mala voluntad pueden decir lo que
dicen. Es decir, se aferran de textos aislados, los sacan de su verdadero
contexto, y confunden a los no iniciados en la Biblia. Y aquí le viene recordar
que el mismo Jesús confirmó esta progresiva evolución entre el Antiguo y el
Nuevo Testamento cuando dijo: «Antes se les dijo... ahora les digo».
Bueno
querido hermanos, esperamos haber contribuido a conocer y saber que contestar
cuando nuestros hermanos separados, nos ataquen con ese tema de que nosotros
adoramos impágenes.
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