La parte buena
Memoria de Sta. María Magdalena
22
de julio de 1993
Querido
padre Tomás:
Ayer ofrecí la Santa Misa por las
Misioneras de la Caridad.
Me hizo recordar de la primera vez que me encontré con la Madre Teresa de
Calcuta. Cuando ella vino a Manila a
establecer su comunidad, me pidieron que celebrara misa para ella y sus
hermanas..
Después de la misa tuve el privilegio de
hablar en privado con la
Madre Teresa. Ahí fue
cuando me contó la historia de su comunidad.
La hermana Agnus, una monja pequeña y morena de la India , fue su primera discípula. Al principio hubo pocas hermanas junto a la Madre Teresa ,
mientras que eran muchas las personas necesitadas. Desde los ancianos y enfermos que morían en
la calle, hasta los bebés y niños abandonados que no tenian a nadie que se
ocupara de ellos, la
Madre Teresa quería llegar a todos.
La pregunta era: ¿Cómo hacerlo con tan
pocas seguidoras? No había suficiente
tiempo durante el día para atender a todos aquellos necesitados. La
Madre y las hermanas oraron a fin de saber que hacer. La respuesta fue sorprendente. Dios quería algo muy especial aparte de sus
oraciones regulares. Aún cuando parecía
que no alcanzaban las horas del día, Dios quería algo más. Él quería que la comunidad reservara una hora
extra cada día para que todas juntas rezaran esa hora santa en la presencia de
Su Hijo expuesto en el Santísimo Sacramento.
En el sermón de la Última Cena, Jesús
dijo que el que permaneciera unido a Él en el Santísimo Sacramento, ése daría
mucho fruto (Jn 15,5). El fruto apostólico
de la Madre Teresa
y sus hermanas continúa asombrando al mundo.
Su historia me inspiró a hacer lo
mismo que ella hizo. Había estado
leyendo sobre el apostolado de la adoración perpetua y cómo el padre Martín
Lucia lo estaba promoviendo con éxito en los Estados Unidos y otros países. Yo también quería que se difundiera por todas
las Filipinas. Por eso fundé la
comunidad llamada Los Discípulos Eucarísticos
de San Pío X. Día y noche, sin descanso, ellos se acercan al Santísimo
Sacramento en amante adoración. Primero
rezaron para que el padre Lucia pudiera venir a las Filipinas y así empezar el
gran apostolado para establecer la adoración perpetua en las parroquias. Luego rezaron para que se extendiera por todo
el país. En este momento hay 500
capillas. Ahora los Discípulos Eucarísticos
oran para que podamos cumplir con nuestro objetivo de establecer en 1.000
parroquias, capillas de adoración perpetua.
Estos dos ejemplos, el de la Madre Teresa y el de
los Discípulos Eucarísticos, demuestran la verdad de lo que Jesús dijo en el
Evangelio de hoy: "Marta, Marta, te preocupas y te agitas por muchas
cosas, y hay necesidad de pocas, o mejor, de una sola. María ha elegido la parte buena, que no le
será quitada" (Lc 10, 41-42).
La parte buena es estar con Jesús en
el Santísimo Sacramento. El mejor tiempo invertido en la tierra, querido Tomás,
es el tiempo que pasas junto a tu mejor amigo, Jesús en el Santísimo Sacramento. Y es la forma más segura de producir gran
fruto apostólico.
Fraternalmente
tuyo en
Su
Amor Eucarístico,
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