lunes, 3 de junio de 2013

3º día del mes del Sagrado Corazón de Jesús

Buenos días queridos hermanos en Cristo, le mandamos la meditación del tercer día de este mes de junio, para ir transformando nuestro corazón, a imitación de los Sagrados Corazones de Jesús y María.
                                                            

DEVOCIÓN AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

Santa Margarita María de Alacoque
(continuación)                                                                              

El Corazón de Jesús es el símbolo e imagen sensible del amor infinito de Jesús por eso, se le aparecía a santa Margarita de Alacoque con su Corazón ardiendo en llamas. Cuando hablamos del Corazón de Jesús, estamos hablando de su Corazón como símbolo de su amor a los hombres y, por eso cada vez que decimos Corazón de Jesús, podemos decir igualmente Jesús.

El divino Corazón o simplemente Jesús, es nuestro Dios y Señor. Por lo cual, debemos adorarlo y amarlo con todo nuestro corazón, especialmente, donde está realmente vivo y palpitante de amor por nosotros: en la Eucaristía. Las imágenes son representaciones, pero Eucaristía es la realidad viva de la presencia real de Jesús y de su Corazón vivo y resucitado, que sigue palpitando de amor por nosotros. De ahí que la devoción al Corazón de Jesús sea inseparable de la devoción de Jesús Eucaristía.


Esta devoción al Corazón de Jesús tiene sus raíces en el evangelio, donde vemos a Jesús, manifestándose a los hombres desde el primer momento con todo su amor.

Él mismo nos invita a acercarnos a su Corazón. Nos dice:Venid a Mí todos los que estáis cansados y agobiados... y aprended de Mí, que soy manso y humilde de corazón, y hallaréis descanso para vuestras almas porque mi yugo es suave y mi carga ligera (Mt 11, 28-30). San Juan el discípulo predilecto tuvo la dicha de poder descansar sobre su Corazón. DiceUno de ellos, el amado de Jesús, estaba recostado sobre su pecho (Jn 13, 23-25). Fue testigo de la lanzada, que le traspasó el Corazón. Uno de los soldados le atravesó con su lanza el costado y, al instante, salió sangre y agua (Jn 19, 34). Así se cumplió la Escritura que dice: “Mirarán al que traspasaron (Jn 19, 37; Zac 12, 10).

EL Corazón de Jesús en la fuente de todas las bendiciones, pues en Él están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y de la ciencia” (Col 2, 3) En Él reside toda la plenitud de la divinidad corporalmente y vosotros alcanzáis la plenitud en Él(Col 2, 9). Por eso, san Pablo nos exhorta a tener los mismos sentimientos del Corazón de Cristo, al decir: Revestíos, como elegidos de Dios, santos y amados, de entrañas de misericordia, de bondad, de humildad, mansedumbre, paciencia, soportándoos unos a otros y perdonándoos mutuamente y, por encima de todo esto, revestíos de amor, que es el vínculo de la perfección  (Col 3, 12 -14).


(Continúa)
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Comenzamos esta meditación haciendo un acto de contrición por nuestras faltas:


ACTO DE CONTRICIÓN

¡Dulcísimo Corazón de Jesús,
que en este Divino Sacramento estás vivo e inflamado de amor por nosotros!
Aquí nos tienes en vuestra presencia,
pidiendo perdón de nuestras culpas e implorando vuestra misericordia.
Nos pesa, ¡oh buen Jesús!, haberte ofendido,
por ser Vos tan bueno que no mereces tal ingratitud.
Concédenos luz y gracia para meditar tus virtudes
y formar según ellas nuestro pobre corazón. Amén.
MEDITACIÓN CORRESPONDIENTE AL DÍA

DÍA 3
EL SAGRADO CORAZÓN,
 MODELO DE OBEDIENCIA

I
El Sagrado Corazón de Jesús es modelo de la más perfecta obediencia. Para dar el mayor y más fino ejemplo de ella, baja el Verbo a este valle de lágrimas, y toda su vida mortal puede compendiarse en esta sola palabra: obedecer. Es Rey de los cielos, y obedece. Es Dueño de todo lo creado, y obedece. Es árbitro poderoso de cuanto existe, y no obstante obedece.
   ¿Y, a quién obedece? Además de la obediencia de continuo prestada al Padre celestial, los demás a quienes obedeció fueron siempre criaturas suyas, y por tanto infinitamente inferiores a Él. Le mandaba María, le mandaba José, le mandaba el juez impío, le mandaban los verdugos. Y a todos obedecía. Hoy mismo, en este augusto Sacramento obedece a la voz de sus ministros, a quienes ha dado en cierto modo la facultad de mandarle colocarse en nuestros altares.
   ¡Oh confusión de mi orgullosa independencia! El gusano vil no gusta sino mandar y hacer su propia voluntad, cuando Dios mismo le da el ejemplo de tan rendida obediencia! Avergüénzate aquí, corazón mío, y aprende del Sagrado Corazón tan excelente virtud.
   Medítese unos minutos.
II
   ¡Oh Señor! Si toda tu vida fue obedecer, la mía, infeliz y desdichada, fue siempre continua desobediencia. Soy un miserable esclavo que nunca ha sabido más que rebelarse contra tu suavísima voluntad. Mi rey ha sido mi gusto, mi regla los vanos antojos de mi veleidoso corazón. Obedecías Vos, y yo insolente pretendía elevarme con el mando. Te hacíais Vos esclavo, y yo quise darme en todo, aires de señor.
   En mi corazón he levantado tronos y altares; pero no han sido para Vos, sino para dar culto en ellos a mis ambiciosas pretensiones, a mi insensata arrogancia. ¿Qué freno hubo que me contuviese? ¿Qué valla me pusiste que yo no saltase? ¿Qué precepto me dictaste que yo no rompiese?
   ¡Oh siervo rebelde, digno del más infame castigo! ¡Oh mal esclavo, merecedor de la cárcel perpetua! ¡Oh hijo porfiado, indigno de la herencia de tan buen padre! Pero, perdóname, Jesús mío; perdona al extraviado, que sumiso ya y lloroso vuelve a Dios. Manda, Señor, que a mí me toca obedecer. Prometo desde hoy a tu ley, a tus inspiraciones, a tus ministros, a mis superiores, formal, perpetua y decidida obediencia.
   Medítese, y pídase la gracia particular.

ORACIÓN Y ACTO DE CONSAGRACIÓN

Rendido a tus pies, ¡oh Jesús mío!,considerando las inefables muestras de amor que me has dado y las sublimes lecciones que me enseña de continuo tu adorabilísimo Corazón, te pido humildemente la gracia de conocerte, amarte y servirte como fiel discípulo tuyo, para hacerme digno de las gracias y bendiciones que generoso concedes a los que de veras te conocen, aman y sirven.
   ¡Mira que soy muy pobre, dulcísimo Jesús, y necesito de Ti como el mendigo de la limosna que el rico le ha de dar! Mira que soy muy ignorante, oh soberano Maestro, y necesito de tus divinas enseñanzas, para luz y guía de mi ignorancia! ¡Mira que soy muy fragil, oh poderosísimo amparo de los débiles, y caigo a cada paso, y necesito apoyarme en Ti para no desfallecer! Sé todo para mí, Sagrado Corazón: socorro de mi miseria, luz de mis ojos, báculo de mis pasos, remedio de mis males, auxilio en toda necesidad. De Ti lo espera todo mi pobre corazón. Tú lo alentaste y convidaste cuando con tan tiernas palabras, dijiste repetidas veces en tu Evangelio: Venid a Mí,... Aprended de Mí... Pedid, llamad... A las puertas de tu Corazón vengo pues hoy, y llamo, y pido, y espero. Del mío te hago, oh Señor, firme, formal y decidida entrega. Tómalo, y dame en cambio lo que sabes me ha de hacer bueno en la tierra y dichoso en la eternidad. Amén.

   Aquí se rezará tres veces el Padre Nuestro, Ave Maria y Gloria, en recuerdo de las tres insignias: cruz, corona y herida de la lanza, con que se apareció el Sagrado Corazón a Santa Margarita María Alacoque.

Un abrazo en Jesús Misericordioso y María siempre Virgen, en el amor del Espíritu Santo, bajo la paternal protección de San José y la mirada amorosa de Dios Padre.
Familia Mobilia

(Esperamos que la puedan hacer y compartir con familiares y amigos, así nos convertiremos en difusores del amor de Jesús)

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