El Señor Sana en la
Eucaristía
Recuerden
siempre el poder de la Eucaristía en nuestras almas...Es ahí donde esta Jesús esperándonos
para sanarnos y ayudándonos a sanar a otros en su nombre....
El P.
Roberto de Grandis en su libro "Sanados por la Eucaristía" escribió:
"Cuanto más fuerte sea la presencia de Jesús, habrá más sanaciones. Y la
presencia más grande del Señor, la tenemos en la Eucaristía.
Es mucho más fuerte que imponer las manos, mucho
más fuerte que ungir con aceite, mucho más fuerte que predicar la Palabra. La
presencia de Jesús en la Eucaristía, es la presencia absoluta.
El
momento más grande de sanación es el momento de la comunión. Confieso que,
después de veinticinco años en el ministerio de sanación, es ahora cuando estoy
empezando a ver la realidad de lo que digo: El Señor sana en la Eucaristía.
Conocí
a una mujer que estaba embarazada y el médico le dijo que tenía que abortar; porque
el niño estaba completamente deforme. Fue a la iglesia. Durante la misa pidió
fuerza para poder aceptar a ese niño y, cuando el Sacerdote elevaba la Hostia
sintió un poder grande dentro de ella y una gran paz.
El
médico insistía en que tenía que abortar. Siguió yendo diariamente a Misa, y
tuvo una niña perfectamente normal. Ya ha cumplido los siete años y la están
preparando para su primera comunión".
Cuando
las madres embarazadas comulgan, en alguna medida hacen comulgar a su hijo, y
la unión de Jesús con la madre es también unión con su hijo. Esa es una linda
manera de entregarlos a Jesús, de consagrárselos antes de nacer. La comunión
será una fuente enorme de bendiciones y de sanación para su hijo, que puede ser
afectado por traumas antes de su nacimiento. Y, en caso de que los pierdan,
será una tranquilidad para ellas saber que ya estaban en las manos de Jesús y
consagrados a Él.
Pues
bien, ahí está Jesús ¿a qué esperamos para comulgar? ¿A qué esperamos para ir a
pedirle la salud de nuestros seres queridos? "A los que honran su Nombre,
les brillará el sol de justicia (Cristo) que lleva la salud en sus rayos"
(Mal 3,20). Dejémonos bañar por la luz divina, que sale del sagrario, y que
también es salud para nuestros cuerpos y nuestras almas.
Por
esto, en cada sagrario deberíamos colocar un letrero que dijera más o menos
así: "Aquí
se cura el alma y el cuerpo. Aquí está Jesús, médico de cuerpos y almas. Aquí
hay vida, salud, alegría y paz".
En el Sagrario
está Jesús, que es la luz del mundo y que trae la vida al mundo. ¿Podemos
imaginarnos un mundo sin luz? Sería u mundo sin vida. Supongamos que el sol se
apagase repentinamente, a los ocho minutos no habría luz en la tierra y
empezaría a agonizar vida y, poco a poco, el frío y el viento helado congelaría
todo. Se extinguiría toda la vida por falta de luz y calor y sería la muerte
total.
Pues
esto es lo que le pasa a quien no tiene la luz de Cristo, luz del mundo (Cf Jn
8,12). Él vino a traernos vida y vida en abundancia (Cf Jn 10,10). Por eso, no
es de extrañar que el Bto Manuel Domingo y Sol gritara "Para mí la vida es
Cristo en el Santísimo Sacramento".
El
mismo S. Pablo decía: "Para mí la vida es Cristo". S. José de
Cotolengo aconsejaba la comunión diaria a los médicos y enfermeras antes de las
operaciones y les decía: "La medicina es una gran ciencia, pero Jesús es
un médico más grande". El puede curar sin intermediarios.
La Sra.
Guadalupe Carmen Romero, mexicana, tenía una enfermedad especial y no podía
comer alimentos que tuvieran trigo, avena, centeno, cebada, etc. Si tomaba pan
o una hostia sin consagrar, le venían graves trastornos orgánicos. Sin embargo,
todos los días recibía la hostia en la comunión y no le pasaba nada
¡Qué
diferencia entre un poco de pan y recibir a Cristo Eucaristía!
Pues
bien, Él sigue esperándonos en el Sagrario... Y sigue pasando y curando.
Acércate
a Él y verás milagros en tu vida. Recuerda lo que dice el Evangelio: "Se
le acercó una gran muchedumbre, en la que había cojos, mancos, ciegos, mudos y
muchos otros enfermos, que se echaron a sus pies y los curó" (Mt 15,30).
Ve tú
también, a postrarte a sus pies y no quedarás defraudado. Él es un amigo que
nunca falla. Un saludo cordial en Jesús Eucaristía, el Amigo que siempre te
espera, y en María, Madre de Dios y Madre nuestra, que esta siempre a nuestro lado.
José
Luis Elizalde
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