Nuestra
Señora de la Candelaria
Domingo 2
de Febrero
La fiesta de Nuestra Señora de la
Candelaria recuerda el
día en que María y José llevaron al Niño Jesús para presentarlo
en el templo de Jerusalén
40 días después de su nacimiento, como establecía la Ley de Moisés. En ese
momento, al entrar Jesús, un anciano, Simeón, lo toma en sus brazos y ora a
Dios diciendo: ..."mis ojos han visto la salvación que preparaste delante
de todos los pueblos: LUZ para iluminar a las naciones paganas y gloria de tu
pueblo Israel." ( Lc. 2, 32 ). Por eso, con el tiempo, la fiesta de
la Presentación de Jesús comienza a celebrarse llenando el templo de Luz: es Jesús que viene a iluminar nuestras
tinieblas.
Los
fieles entran al templo llevando velas encendidas que son bendecidas para
recordar que es Jesús el que puede iluminar la vida de cada uno de nosotros si
lo dejamos entrar en nuestro corazón. Las velas se llaman candelas y por eso la
fiesta empieza a llamarse "de la candelaria".
Dos
mil años después, en
Floresta, todos los 2 de febrero concurren miles de personas a celebrar
a la Madre Buena de la Luz: a ella le pedimos que nos enseñe a abrir el
corazón para dejarnos iluminar la vida por Jesús. Por eso encendemos nuestras
velas y las hacemos bendecir como un signo de nuestra decisión de vivir como
hijos de la Luz, llevando a la práctica todo lo que nos enseña Jesús.
Desde el año 2001 se incorporó un gesto que
rescata el origen de la fiesta: La Presentación de los chicos en el templo, la
consagración de lo más valioso que puede tener una familia, un pueblo: sus
chicos. Por eso, todos los días 2 de cada mes y, especialmente cada 2 de
febrero, el templo de Floresta se llena de familias esperanzadas que traen a
sus chicos para consagrarlos a Dios, para que Jesús los toque con su Amor y su
bendición.
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