"La ansiedad es una de las mayores trampas que la virtud auténtica y la devoción vigorosa pueden encontrar; aparenta enfervorizarse en el bien obrar, pero no lo hace sino para enfriarse, y nos hace correr para que tropecemos, y por eso hay que estar alerta en todo momento, y de modo particular en la oración." (Santo Padre Pio de Pietrelcina) |
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