Buenos días queridos hermanos en Cristo, les mandamos otra parte de este hermoso y profundo libro, esperamos que lo puedan meditar y compartir, porque nos ayuda muchísimo en nuestra ganas y deseo de seguir a nuestro Señor Jesucristo.
CAPÍTULO XII
Del provecho de la adversidad
La adversidad nos desprende del mundo:
Bueno es que algunas veces nos sucedan cosas adversas y contratiempos: porque suelen atraer al hombre a su interior para que conociéndose desterrado, no ponga su esperanza en cosas del mundo. Bueno es que padezcamos a veces contradicciones, y que sientan de nosotros mal e imperfectamente, aunque hagamos bien y tengamos buena intención. Estas cosas de ordinario ayudan a la humildad, y nos defienden de la vanagloria.
Despreciados de fuera, sólo a Dios buscamos por testigo:
Ciertamente entonces mejor buscamos a Dios por testigo interior, cuando por defuera somos despreciados de los hombres y no nos dan crédito.
Por eso debería el hombre afirmarse del todo en Dios, y no tendría necesidad de buscar otras consolaciones. Cuando el hombre de buena voluntad es atribulado, o tentado, o afligido con malos pensamientos, entonces conoce tener de Dios mayor necesidad, pues ve claramente que sin Él no puede nada bueno.
Y nos volvemos a Cristo:
Entonces de verdad se entristece, gime y ora por las miserias que padece. Entonces le enoja la larga vida, y desea hallar la muerte, para ser desatado y estar con Cristo. Entonces conoce bien que no puede haber en el mundo seguridad perfecta, ni paz cumplida.
CAPÍTULO XIII
Cómo se ha de resistir a las tentaciones
Todos son tentados:
Mientras en el mundo vivimos no podemos estar sin tribulaciones y tentaciones; según está escrito en Job: Tentación es la vida del hombre sobre la tierra.(Job 7,1) Por eso, cada uno debe tener cuidado, velando y orando para que no halle el demonio ocasión de engañarle: que nunca duerme, sino que busca por rodeos a quien tragar (1 Pedro 4,7). Ninguno hay tan santo ni tan perfecto, que no sea algunas veces tentado, y no podemos vivir sin tentaciones.
Las tentaciones son útiles:
Mas son las tentaciones muchas veces utilísimas al hombre, aunque sean graves y enojosas; porque en ellas es uno humillado, purificado y enseñado. Todos los Santos pasaron por muchas tribulaciones y tentaciones, y por su medio aprovecharon en la virtud; y los que no las quisieron sufrir bien las tentaciones, fueron tenidos por malos y desfallecieron. No hay orden religiosa tan santa, ni lugar tan secreto, donde no haya tentaciones y adversidades.
En nosotros está la causa de la tentación:
No hay hombre seguro de tentaciones del todo en tanto que vive: porque en nosotros está la causa, pues que nacemos con inclinación al pecado. Después de pasada una tentación o tribulación, sobreviene otra, y siempre tendremos que sufrir, porque se perdió el primer estado de la inocencia. Muchos quieren huir las tentaciones, y caen en ellas más gravemente. No se puede vencer con solo huir, más con la paciencia y la verdadera humildad somos hechos más fuertes que todos los enemigos.
Como se vencen las tentaciones:
El que solamente desvía lo de fuera y no arranca la raíz, poco aprovechará: antes tornarán a él más presto las tentaciones y se hallará peor. Poco a poco, con paciencia y larga esperanza, (con el favor divino), vencerás mejor, que no con tu propio esfuerzo y fatiga. Toma muchas veces consejo en la tentación, y no seas tú desabrido con el que es tentado: más procura de consolarlo como tú querrías ser consolado.
El comienzo de toda mala tentación es no ser constante en el bien comenzado y no confiar en Dios. Porque como la nave sin timón por acá y por allá la baten las olas, así el hombre descuidado y que deja su propósito, es tentado de diversas maneras. El fuego prueba al hierro, y la tentación al justo. Muchas veces no sabemos lo que podemos: mas la tentación descubre lo que somos.
Velar principalmente al principio de la tentación:
Debemos pues velar, principalmente al principio de la tentación; porque entonces más fácilmente es vencido el enemigo, cuando no le dejamos pasar de la puerta del alma, y se le resiste al umbral luego que toca, por lo cual dijo uno: Resiste a los principios; tarde viene el remedio, cuando la llaga es muy vieja.(Ovidio, De Remed.,1,91) Lo primero que ocurre al alma es sólo el pensamiento, luego la importuna imaginación, después la delectación, el movimiento desordenado y el consentimiento. Y así se apodera poco a poco el enemigo de todo, por no resistirle al principio. Y cuanto uno fuere más perezoso en resistir, tanto cada día se más flaco y el enemigo, contra él, más fuerte.
Adoremos los designios de Dios que dispone el tiempo y modo de la tentación:
Algunos padecen graves tentaciones al principio de su conversión, otros al fin:otros casi toda su vida padecen. Algunos son tentados blandamente, según la sabiduría y juicio de la divina ordenación, que mide el estado y los méritos de todos, y todo lo tiene ordenado para salud de sus escogidos.
Por eso no debemos desesperar cuando somos tentados: antes bien debemos rogar a Dios con mayor fervor, que tenga por bien ayudarnos en toda tribulación. El cual sin duda (según el dicho de San Pablo), nos pondrá tal remedio que la podamos sufrir y salgamos de ella con provecho (1 Cor., 10,12). Pues así es, humillemos nuestras almas bajo la mano de Dios en toda tribulación y tentación, que Él salvará y engrandecerá los humildes de espíritu.
La tentación demuestra lo que el hombre ha aprovechado:
En tales tentaciones y adversidades se ve cuánto el hombre ha aprovechado: y en ellas consiste el mayor merecimiento y se conoce mejor la virtud. No es mucho ser un hombre devoto y fervoroso cuando no se siente pesadumbre: mas si en el tiempo de la adversidad sufre con paciencia, esperanza es de gran bien. Algunos hay guardados de grandes tentaciones, que son vencidos a menudo de pequeñas: para que se humillen y no confíen de sí en cosas grandes, pues que son flacos en cosas tan chicas.
Continúa.....
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