Sugerencias para pasar la Hora Santa de adoración
Qué se debe hacer mientras se está en adoración Eucarística?
Ser conscientes de quién está delante de nosotros. Esto es lo
esencial. Muchas veces en las capillas hay subsidios,.es decir ayudas para la
meditación, libros de espiritualidad. En esto conviene recordar la
recomendación de san Pedro Julián Eymard: el Señor aprecia mucho más nuestras
pobres palabras y pensamientos que los mejores dichos o escritos por otros. Es
importante acostumbrarse al silencio y establecer un diálogo con el Señor.
Contarle lo que nos aqueja, interceder por las personas que han pedido oración
o que a nosotros nos preocupan, pero, por sobre todo, contarle cuánto lo
amamos. Él sabe de nuestras miserias y se lo podemos decir pero también que,
pese a esas miserias, lo amamos. Pidamos que aumente nuestro amor, nuestra fe,
nuestra esperanza, nuestra adoración. Hagamos luego silencio. Claro, no es
fácil el silencio porque llevamos mucho rumor interior. Pero, a adorar se
aprende adorando y el silencio interior en algún momento se logrará. Hay que
dejarse amar y abrazar por el Señor en cada momento de adoración. Eso es entrar
en su intimidad. Una recomendación también beneficiosa es leer algún pasaje del
Evangelio, siendo conscientes que el Señor del cual habla el Evangelio está
delante de nosotros. Nunca disociar la presencia del Señor en el Santísimo con
la lectura que hagamos ni con el Rosario –que es otra de las cosas que se puede
hacer durante la adoración- que recemos. Que no esté la persona por un lado con
su oración y el Señor allá solo por el otro. Terminemos, recomienda también san
Pedro Julián Eymard, con otro acto de amor.
Volviendo al Evangelio, es muy recomendable la Lectio Divina, que es orar con
la Palabra de Dios. Para entender y de modo muy resumido, qué es, es tomar un
pasaje, por ejemplo del Evangelio, que pueda ser escogido de antemano o bien el
que salga, y ver qué dice ese pasaje usando inclusive la imaginación para situarse
en el contexto del relato. Luego, ver qué me dice, qué resonancia hay en mí,
qué eco tiene esa Palabra, qué me ha tocado del pasaje, en qué me siento
interpelado, y, finalmente luego de rumiarlo viene lo que brota desde mi
interior, es decir qué respondo yo en oración.
Por último, hay veces que nos sentimos muy cansados o muy
contrariados por lo que nos ha tocado vivir, o que estamos particularmente
probados. En esos casos o no se hace nada, simplemente se deja uno estar y que
la presencia del Señor lo toque o bien se puede rezar con los salmos apropiados
a la situación que se está viviendo.
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