PADECIÓ Y MURIÓ PARA
PAGAR AL PADRE
POR NUESTROS PECADOS.
CONVIRTÁmonos CADA DÍA
PARA SEGUIRLO.
AÚN ES TIEMPO.
Las indulgencias de la meditación de
“el viacrucis”
El Catecismo de la Iglesia Católica
habla de las indulgencias en estos términos: "La doctrina y la práctica de
las indulgencias en la Iglesia
están estrechamente ligadas a los efectos del sacramento de la Penitencia. "
"La indulgencia es la remisión ante
Dios de la pena temporal por los pecados, ya perdonados, en cuanto a la culpa,
que un fiel dispuesto y cumpliendo determinadas condiciones consigue por
mediación de la Iglesia ,
la cual, como administradora de la redención, distribuye y aplica con autoridad
el tesoro de las satisfacciones de Cristo y de los santos." "La
indulgencia es parcial o plenaria según libere de la pena temporal debida por
los pecados en parte o totalmente.". "Todo fiel puede lucrar para sí
mismo o aplicar por los difuntos, a manera de sufragio, las indulgencias tanto
parciales como plenarias."
«El punto de partida para comprender la Indulgencia es la
abundancia de la misericordia de Dios, manifestada en la Cruz de Cristo. Jesús
Crucificado es la gran «Indulgencia» que el Padre ha ofrecido a la Humanidad , mediante el
perdón de las culpas y la posibilidad de la vida filial (cf. Jn 1, 12-13) en el
Espíritu Santo (cf. Ga 4, 6; Rm 5, 5; 8, 15-16)», dice el Santo Padre.
Se concede indulgencia plenaria a los
fieles cristianos que devotamente hacen las Estaciones de la Cruz. El ejercicio
devoto de las Estaciones de la
Cruz ayuda a renovar nuestro recuerdo de los sufrimientos de
Cristo en su camino desde el praetorium de Pilato, donde fue condenado a
muerte, hasta el Monte Calvario, donde por nuestra salvación murió en la cruz.
Las normas para obtener estas indulgencias plenarias son:
1. Deben
hacerse ante Estaciones de la
Cruz erigidas según la ley.
2. Deben haber catorce cruces. Para ayudar en la devoción estas
cruces están normalmente adjuntas a catorce imágenes o tablas representando las
estaciones de Jerusalén. 3. Las
Estaciones consisten en catorce piadosas lecturas con oraciones vocales. Pero
para hacer estos ejercicios solo se requiere que se medite devotamente la
pasión y muerte del Señor. No se requiere la meditación de cada misterio de las
estaciones. 4. El movimiento de
una Estación a la otra. Si no es posible a todos los presente hacer este
movimiento sin causar desorden al hacerse las Estaciones públicamente, es
suficiente que la persona que lo dirige se mueva de Estación a Estación
mientras los otros permanecen en su lugar.
5. Las personas que están legítimamente impedidas de satisfacer los
requisitos anteriormente indicados, pueden obtener indulgencias si al menos
pasan algún tiempo, por ejemplo, quince minutos en la lectura devota y la
meditación de la Pasión
y muerte de nuestro Señor Jesucristo. 6.
Otros ejercicios de devoción son equivalentes a las Estaciones de la Cruz , aun en cuanto a
indulgencias, si éstos nos recuerdan la Pasión y muerte del Señor y están aprobados por
una autoridad competente. 7.
Para otros ritos. Los patriarcas pueden establecer otros ejercicios devotos en
memoria de la Pasión
y muerte de nuestro Señor, en manera similar a las Estaciones de la Cruz.
Los
requisitos de arriba son necesarios para obtener las indulgencias, pero siempre
que se hacen las Estaciones con devoción en cualquier lugar, ya sea
públicamente o en privado, se obtendrán muchas gracias. Claro que deben hacerse
de corazón, con sincera intención de conversión.
Las Estaciones dela Cruz
se pueden hacer con gran beneficio todo el año y son especialmente
significativas durante la
Cuaresma. Cada viernes santo, el Santo Padre dirige las
Estaciones de la Cruz
desde el Coliseo en Roma para recordar a los mártires y nuestro llamado a
seguir sus pasos.
Las Estaciones de
Aquellos que devotamente
hacen El VIACRUCIS, pueden ganar Indulgencia Plenaria cada vez que lo hagan;
una indulgencia plenaria adicional se gana con la recepción de la Sagrada
Eucaristía en el mismo día.
Aquellos que no sean capaces
de hacer El Vía Crucis, pueden ganar la misma indulgencia, si cogen en la mano
un crucifijo bendecido para éste fin y devotamente recen veinte veces El Padre
Nuestro, Avemaría y Gloria. Los
enfermos pueden ganar la misma indulgencia si devotamente besan o fijan la
mirada en un crucifijo bendecido para éste fin y reciten una oración corta en
honor de La Pasión
y Muerte de Nuestro Señor.
Al caminar de estación a
estación digamos o cantemos:
Perdón oh Dios mío
Perdón
y Clemencia
Perdón
e Indulgencia
Perdón
y Piedad.
Pequé
y mi alma
Su
culpa confiesa
Mil
veces me pesa
De
tanta maldad.
Perdón
oh Dio mío...
Inicio
de “El Viacrucis”:
“Y
después se mofaron de Él, le quitaron el manto y habiéndole puesto otra vez sus
propios vestidos, le sacaron a crucificar”
Mateo
27, 31
PRIMERA ESTACION
“Jesús condenado a muerte”.
Te adoramos Señor y
te bendecimos, porque con tu Santa Cruz redimisteis al mundo.
Contemplando a Jesús
condenado a muerte, pidamos la gracia de reconocer nuestras faltas, de
humillarnos, de no tratar de buscar excusas; reconocernos pobres
pecadores. He ahí la primera condición
para beneficiarnos de los frutos de la Redención adquiridos por
la dolorosa Pasión de Nuestro Salvador.
Dejemos de justificarnos, de excusarnos, o de culpar a otros por nuestras faltas, arrepintámonos y corrijamos nuestro rumbo hacia la vida
verdadera que es el mismo Jesús.
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