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Visión eucarística
Memoria de San Juan Bosco
31
de enero de 1994
Querido
padre Tomás:
Quiero agradecerte por toda tu labor por
la juventud. Por favor, exprésale mi
gratitud a toda la comunidad ALAGAD NI MARIA por su dedicación a la juventud.
La visita del Papa a las Filipinas el próximo
año será de gran ayuda para tu ministerio.
Cuando el Santo Padre fue a Corea, le dijo a los jóvenes que encontrarían
su identidad en la
Eucaristía.
El Santísimo Sacramento es como un
espejo. Mirando a la Sagrada Forma vemos
el Amor perdurable de Cristo hacia nosotros.
Por esto San Juan Bosco atrajo a los jóvenes al Santísimo Sacramento y
es el campeón de la juventud. El le enseñó
al joven Domingo Savio a amar al Santísimo Sacramento y Domingo también llegó a
ser santo.
Lo que la juventud necesita es saber que
Jesús es la persona más fácil con la
que se puede estar. Sin lugar a duda, es
la persona más fácil de complacer en el mundo.
El gran obispo Fulton Sheen pasó por un
periodo de aridez espiritual en el que rezar se le hacía muy difícil, se
sentaba en la capilla sin decirle a Jesús
una sola palabra. Como el obispo
pensaba que sus horas santas no eran agradables a Jesús se sentía muy
desalentado.
Entonces el obispo se acordó de algo. Su
pequeño perro tampoco podía hablar.
Cuando el obispo se sentaba en su sillón para leer el periódico, su
perro se sentaba en el suelo cerca de é1 haciéndole compañía. Solo estando ahí, a su lado, el perro era
para el obispo un gran consuelo y lo hacia muy feliz.
Mientras que el obispo pensaba en
esto, recibió una inspiración de Dios.
El obispo Sheen era un gran consuelo y muy agradable al Seifior por tan
sólo estar ahí con Él en el Santísimo Sacramento, aunque como su perrito, no le
decía nada a Jesús mientras permanecía junto a Él.
Me encanta esta historian Tomás,
porque como tú sabes, yo también tengo un perrito. Y como es para mí un gran consuelo lo llamo
"Amigo". Me encanta también
esta historia porque algo parecido le ocurrió a un Sacerdote amigo mío cuando
yo era párroco en San Miguel. Mi amigo
estaba haciendo su hora santa en nuestra capilla de adoración perpetua. Era un día terriblemente caluroso y se sentía
tan cansado y agobiado por el calor que no podía rezar. Só1o permanecer en la capilla en su hora
representaba un gran esfuerzo. Se
preguntaba si esa hora tendría algún valor, cuando en ese momento entró un
gatito blanco.
Hacia tanto calor que alguien había
dejado la puerta abierta. Al principio
mi amigo pensó cuanto odiaba a los gatos.
Luego observó como el gatito pasaba por cada uno de los bancos hasta llegar
a la parte de atrás donde mi amigo estaba sentado. El gatito se paró, miró a mi amigo, puso su
cabeza sobre su zapato como si fuera su almohada y se acostó a dormir.
Mi amigo se emocionó. El gatito había elegido descansar su cabeza
sobre su zapato. Más tarde mi amigo oyó
la siguiente inspiración tan fuerte como las campanas de la iglesia en
domingo. Si él que odia a los gatos estaba tan contento con uno que eligió estar
con é1, cuánto más encantado estará Jesús con nosotros, a los que ama
infinitamente, cuando elegimos estar con Él.
Mi amigo, al igual que el obispo
Sheen, nunca más, se desanimó al sentir que no podía rezar. El solo hecho de estar allí, es una oración
de fe, es creer realmente que Jesús está ahí.
Es una oración de amor porque uno elige estar con aquellos a los que uno
quiere, con los que uno verdaderamente ama.
Jesús permanece día y noche en el Santísimo
Sacramento por amor a ti, porque para Él, tú eres la persona más importante en
el mundo. Todo lo que está pidiendo es
que tú, querido Tomás, reserves una hora diaria para Él.
El punto más importante de cada retiro
o sermón predicado por el obispo Sheen, era estimular a cada persona a que se
esforzara a hacer una hora santa diaria.
Antes de morir lo entrevistaron en la televisión. Le preguntaron quién lo había inspirado: ¿un
papa, un cardenal, un obispo, un Sacerdote, o quizás una monja?
Él contestó que no. Quien lo había inspirado a hacer una hora
santa diaria fue una jovencita. Cuando
los comunistas se apoderaron de China entraron a una iglesia, arrestaron al
Sacerdote y lo recluyeron en su propia casa convirtiéndola en su cárcel. Luego fueron a la iglesia, destrozaron el
Sagrario, tiraron las Sagradas Formas por el piso y se marcharon.
Ellos no vieron a una niña que estaba
de rodillas en oración. Era tan pequeña
que ni la notaron. Por la noche ella
volvió en silencio, moviéndose sigilosamente pasó la guardia en la casa del
Sacerdote, antes de entrar en la oscura y fría iglesia.
Una vez allí, rezó de rodillas una
hora santa antes de ir a recibir a su Dios y Señor en la Santa Comunión. En aquella época, la Comunión todavía se
administraba en la boca y sólo estaba permitido recibirla una vez por día.
Esta fue la razón por la que la niña
volvía todas las noches hasta que todas las hostias sagradas fueron
consumidas. Ella de rodillas se agachaba
al suelo y recibía a Jesús en la lengua.
Todo esto fue presenciado por el párroco que la veía a la luz de la luna
desde su ventana.
El Sacerdote sabía exactamente cuántas
hostias había en el copón porque é1 mismo las había contado y consagrado. Cuando la última hostia hubo sido consumida
en la trigésimo sexta noche, la niña
fue descubierta por los guardias en el momento en que se estaba retirando. La apresaron y la mataron a golpes.
El Sacerdote sobrevivió para contar la
historia. El obispo Sheen escuchó esta
historia cuando era seminarista y prometió a Dios hacer una hora santa durante
todos los días de su vida sacerdotal, una promesa que mantuvo hasta que murió a
la edad de ochenta y dos años. Para ese
entonces ya había inspirado a innumerables obispos y sacerdotes a hacer lo
mismo. Pocos saben que fue una persona
joven la que lo inspiró.
Te cuento esta historian Tomás, porque
el idealismo es la virtud del joven de corazón.
Tú has dedicado tu sacerdocio a llevar a la juventud del mundo a
Cristo. Yo quisiera agregar: a Cristo en el Santísimo Sacramento.
Esto es lo que Frank Feain ha hecho
con tanto éxito en Australia, en la Comunidad Santo Espíritu de Libertad. Un joven inglés está tratando de hacer lo
mismo en ese país. Esto es lo que el
Santo Padre quiere.
Lo siguiente fue un sueño y visión que
tuvo San Juan Bosco. Él vio a la iglesia representada por un barco a punto de
naufragar. Por todos lados, sus enemigos
la atacaban tratando de destruirla. Pero
entonces el Papa guía a la
Iglesia entre dos columnas que emergen del mar. Una columna era la Santísima Madre , y
la otra era la Custodia
con el Santísimo Sacramento.
La paz fue restituida y el barco entró
a puerto en una forma tan espléndida que no hay palabras para describirlo. Juan Bosco pensó que era el cielo. La Santísima Madre le dijo que era la tierra, renovada y transformada por el reino
Eucarístico de Su Hijo.
Fraternalmente
tuyo en
Su
Amor Eucarístico,
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