Buenos días queridos hermanos en Cristo, le mandamos la meditación del sexto día del mes del Sagrado Corazón de Jesús, meditemos pues durante cada día, bajo la mirada maternal y dulce de nuestra Madre la Santísima Virgen María; y dejémonos conquistar el corazón por los Sagrados Corazones de Jesús y María.
DEVOCIÓN AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS
Santa Margarita María de Alacoque
(continuación)
Su cerebro incorrupto
Quién sabe si, para expresar ese influjo del Corazón de Jesús que aparece en las frases de la Santa, permitió el mismo Señor que, por espacio de casi 200 años, se conservase incorrupto el cerebro de su sierva, como lo atestigua un testigo presencial que lo observó, al descubrirse los restos en 1864, cuando Pío IX publicó el decreto permitiendo se procediese a la beatificación. «A las diez del 13 de Julio (1864)- escribe dicho testigo - el Ilmo. Sr. Obispo de Autun, acompañado de Monseñor Borgui y de unos doscientos sacerdotes, entró en el Monasterio de Paray, y en él instaló el tribunal, bajo cuya autoridad y vigilancia iba a abrirse el sepulcro... Levantada con mucho cuidado la piedra sepulcral, se vio, en una excavación bastante profunda, la caja de nogal que contenía los restos de la Venerable... Ábrese la caja de madera, y aparece sucesivamente a nuestras miradas lo que queda en este mundo de aquella, a quien se dejó ver Jesucristo tantas veces... Hubo en la inspección y veneración de aquellas reliquias un momento más interesante que los demás. Todos los huesos, como queda dicho, estaban secos, y las carnes consumidas, pero el cerebro estaba intacto: había resistido a la corrupción. Esta parte tan frágil, que se disuelve tan pronto, que es la primera que se corrompe, había atravesado dos siglos sin destruirse...».
Parece que Nuestro Señor no quiso permitir se corrompiese aquel órgano, que Él había usado como instrumento particular de su amor para comunicar a los hombres tan grandes y consoladoras ideas. ¡Buena lección para aquellos que habían considerado a la humilde religiosa como visionaria y de enfermizo cerebro! Ahora bien, esta principalísima evangelista del Divino Corazón, ¿qué concepto tenía acerca de la importancia de la devoción que venimos exponiendo? Citaremos algunos pasajes de sus escritos, para que el lector pueda por sí mismo verlo.
(Continúa)
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Comenzamos esta meditación haciendo un acto de contrición por nuestras faltas:
ACTO DE CONTRICIÓN
¡Dulcísimo Corazón de Jesús,
que en este Divino Sacramento estás vivo e inflamado de amor por nosotros!
Aquí nos tienes en vuestra presencia,
pidiendo perdón de nuestras culpas e implorando vuestra misericordia.
Nos pesa, ¡oh buen Jesús!, haberte ofendido,
por ser Vos tan bueno que no mereces tal ingratitud.
Concédenos luz y gracia para meditar tus virtudes
y formar según ellas nuestro pobre corazón. Amén.
MEDITACIÓN CORRESPONDIENTE AL DÍA
DÍA 6
EL SAGRADO CORAZÓN,
MODELO DE MANSEDUMBRE
EL SAGRADO CORAZÓN,
MODELO DE MANSEDUMBRE
I
Admira hoy, alma mía, la suma mansedumbre y benignidad de este adorabilísimo Corazón. Nunca dejó de mostrarse manso y cariñoso, para que en Él aprendieses tú los atractivos de esta celestial virtud. Con este carácter lo habían ya de antemano retratado los Profetas; con este mismo le vieron después y nos lo retrataron los Evangelistas.
Mira cómo trata a los pobres e ignorantes, cómo recibe a los pecadores, cómo acaricia a los niños. Muy contadas veces se pinta el enojo en su rostro, para darte a entender que si la indignación es buena alguna vez, casi siempre son preferibles la suavidad y la mansedumbre.
¡Con qué dulzura tolera la rudeza de sus primeros discípulos! ¡Con qué palabras tan suaves alienta a la Magdalena! ¡Qué acentos tan delicados emplea con el mismo apóstol traidor! ¡Con que serena majestad contesta al interrogatorio de Pilatos!
¡Oh benignidad y mansedumbre del Corazón adorable de Jesús! ¿A quién no enamoran y atraen tan suaves ejemplos?
Medítese unos minutos.
II
No me canso, oh Señor, de admirar en Ti esta delicada virtud. Pero ¡ay! ¡que a mi corazón se le hace siempre duro y difícil el practicarla!
Mis palabras, mi rostro, mis ademanes traspasan muy a menudo las reglas de la caridad, que Tú me has impuesto en el trato con nuestros hermanos. El disgusto de mi corazón rebosa frecuentemente en mis labios. Trato a mis superiores con altivez, a mis iguales con indiferencia, a mis inferiores con dureza. Soy en la prosperidad altanero, y en la aflicción ceñudo y malhumorado. Confundo muchas veces la viveza del celo con los arranques del amor propio.
Dame ¡oh Señor! la dulce caridad y la afectuosa mansedumbre, distintivo de los Santos. Sea igual y suave y serena mi condición, sin arrebatos ni decaimientos, sin ruidosas alegrías, ni enojosos desalientos. Vean mis prójimos en mi rostro y en mis palabras y acciones, la suavísima imagen de tu mansísimo Corazón.
Dame esas bellas cualidades, para ganarte con ellas almas que en la tierra te sigan y te amen, y en el cielo te gocen y glorifiquen por toda la eternidad.
Medítese, y pídase la gracia particular.
ORACIÓN Y ACTO DE CONSAGRACIÓN
Rendido a tus pies, ¡oh Jesús mío!,considerando las inefables muestras de amor que me has dado y las sublimes lecciones que me enseña de continuo tu adorabilísimo Corazón, te pido humildemente la gracia de conocerte, amarte y servirte como fiel discípulo tuyo, para hacerme digno de las gracias y bendiciones que generoso concedes a los que de veras te conocen, aman y sirven.
¡Mira que soy muy pobre, dulcísimo Jesús, y necesito de Ti como el mendigo de la limosna que el rico le ha de dar! Mira que soy muy ignorante, oh soberano Maestro, y necesito de tus divinas enseñanzas, para luz y guía de mi ignorancia! ¡Mira que soy muy fragil, oh poderosísimo amparo de los débiles, y caigo a cada paso, y necesito apoyarme en Ti para no desfallecer! Sé todo para mí, Sagrado Corazón: socorro de mi miseria, luz de mis ojos, báculo de mis pasos, remedio de mis males, auxilio en toda necesidad. De Ti lo espera todo mi pobre corazón. Tú lo alentaste y convidaste cuando con tan tiernas palabras, dijiste repetidas veces en tu Evangelio: Venid a Mí,... Aprended de Mí... Pedid, llamad... A las puertas de tu Corazón vengo pues hoy, y llamo, y pido, y espero. Del mío te hago, oh Señor, firme, formal y decidida entrega. Tómalo, y dame en cambio lo que sabes me ha de hacer bueno en la tierra y dichoso en la eternidad. Amén.
Aquí se rezará tres veces el Padre Nuestro, Ave Maria y Gloria, en recuerdo de las tres insignias: cruz, corona y herida de la lanza, con que se apareció el Sagrado Corazón a Santa Margarita María Alacoque.
Un abrazo en Jesús Misericordioso y María Santísima, en el amor del Espíritu Santo,bajo la protección de San José y la mirada amorosa de Dios Padre.
Familia Mobilia
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