jueves, 7 de junio de 2012

8° Día del Sagrado Corazón de Jesús


                                                        

                                                                                                                                                   



                       DEVOCIÓN AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS
    Santa Margarita María de Alacoque                                                         
1. Una redención amorosa 

            «Que deseaba favorecer a los hombres - dice la revelación primera - en estos últimos siglos con esta redención amorosa...» Indicaremos después en qué sentido deba tal idea tomarse; entretanto se ve claro que la Santa no temía parangonar esta devoción con el acontecimiento magno y único en su género de la redención del mundo. Parecerá ello, quizá, exageración notable. Si esta idea se encontrara sólo en alguna ocasión de entusiasmo extraordinario, no seria infundada tal hipótesis, mas con sólo estudiar algo los escritos de la virgen de Paray se convencerá uno pronto de que se trata de idea que llevaba grabada profundamente en su alma. 
            Escribiendo a la Hermana M. Magdalena des Escures, dice en tono igual de grandeza: 
            «Me parece que el gran deseo que Nuestro Señor tiene de que su Sagrado Corazón sea honrado con algún homenaje particular, es a fin de renovar en las almas los efectos de su redención, haciendo de este Sagrado Corazón como un segundo Medianero entre Dios y los hombres, cuyos pecados se han multiplicado tanto, que es necesaria toda la extensión de su poder para obtenerles misericordia y las gracias de salud y de santificación que tiene tanto deseo de comunicarles abundantemente. 
            La devoción, pues, del Corazón de Jesús tiene por objeto «renovar en las almas los efectos de la redención», es decir, dar al mundo una impulsión de vida semejante a la que recibió con la venida, pasión y muerte del Redentor; en lo cual Santa Margarita no hace sino confirmar las ideas que vimos ha poco en Santa Gertrudis. 
            Añade la Santa en la cita precedente que el Sagrado Corazón es «como un segundo Medianero para con Dios en favor de los hombres». Es el mismo pensamiento; porque si esta devoción divina es una especie de segunda redención, claro está que el Corazón de Jesús será como un segundo Redentor, como un segundo Medianero, pues Jesucristo con su encarnación, pasión y muerte fue el Medianero entre Dios y la Humanidad caída. 
            En las cartas 37 y 90 vuelve a insistir en lo mismo. 
            «El me ha dado a conocer que su Sagrado Corazón es el Sancta sanctorum, el Sancta de amor; que El quería fuese conocido ahora para ser el Medianero entre Dios y los hombres». «Hemos de orar en el Corazón de Jesús y por medio del Corazón de Jesús, que quiere de nuevo constituirse Medianero entre Dios y los hombres» 
            En la 132, aparece más clara la idea de Santa Gertrudis: 
            «Me parece que no hay nada que yo no quisiera hacer y sufrir para darle el placer que desea con tanto ardor (difundir esta devoción), primeramente para tornar a encender la caridad tan resfriada y casi apagada en los corazones de la mayor parte de los cristianos, a los cuales quiere Él dar mediante esta devoción un nuevo medio de amar a Dios por medio de este Sagrado Corazón, tanto como Dios desea y merece ser amado» 

(Continúa)
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Comenzamos esta meditación haciendo un acto de contrición por nuestras faltas:
ACTO DE CONTRICIÓN
¡Dulcísimo Corazón de Jesús,que en este Divino Sacramento estás vivo e inflamado de amor por nosotros! Aquí nos tienes en vuestra presencia, pidiendo perdón de nuestras culpas e implorando vuestra misericordia. Nos pesa, ¡oh buen Jesús!, haberte ofendido, por ser Vos tan bueno que no mereces tal ingratitud. Concédenos luz y gracia para meditar tus virtudes y formar según ellas nuestro pobre corazón. Amén.
 MEDITACIÓN CORRESPONDIENTE AL DÍA
DÍA 
EL SAGRADO CORAZÓN, 
 MODELO DE RECOGIMIENTO 
 Y MODESTIA
I
¿Q
 ves, alma cristiana, en la figura exterior de tu Divino Jesús? Ves el retrato más acabado del recogimiento y de la modestia cristiana. Mírale bien y aprende de Él cómo has de ser en tu porte y maneras, si quieres hasta en eso llevar el sello del Sagrado Corazón.
   Su voz es quieta y sumisa, sus palabras prudentes y pocas, Su andar grave y mesurado, su mirada recogida y bondadosa. El semblante de Jesús era tal, que inspiraba sentimientos de virtud a quien lo contemplaba, y era imposible verlo interiormente mejorado.
   Sus enemigos nunca pudieron tacharle de ligereza y desenvoltura. Los que sin cesar buscaban por agarrarle la palabra, jamás pudieron echarle en rostro una que fuese inconveniente. Su alegría era tan edificante como su austeridad; nadie le oyó ruidosas carcajadas, ni le vio desacompasados movimientos. Todo su exterior era el reflejo de orden, paz, igualdad y armonía en su divino interior.
   Dame a conocer ¡oh dulce Jesús! los suaves encantos de esta celestial virtud.
   Medítese unos minutos.
II
   El rostro y los ademanes son el espejo de lo que pasa en el corazón, por eso, llevo retratados en ellos la disipación y el desorden del mío.
   ¿Soy cristiano o pagano? ¿Sirvo a Dios o al mundo su enemigo? Nadie creería lo primero, sino más bien lo segundo, oyendo tal vez mis conversaciones, mirando mi modo de vestir, observando mis actitudes.
   ¿A qué tengo dedicados mis sentidos sino a culpables o por lo menos peligrosas tonterías? ¿Qué ley pongo a mis ojos, para que no tropiecen con mil escollos para la honestidad? ¿Qué freno aplico a mi lengua, para que no hiera la reputación ajena o no se deslice en mil y mil superfluidades? ¿Qué muro he puesto a mis oídos, para que no se vayan tras la curiosidad y mundanos pasatiempos? ¡Ah! que estos medios que se me han dado para servir con ellos a Dios y al prójimo, sólo los empleo yo, para que me rinda y esclavice el mundo con todas sus vanidades. 
   ¡Pobre corazón mío, abierto así sin el muro de la modestia a todos los embates del enemigo! ¡Pobre corazón, expuesto así por mi culpa a todas las oleadas de este mar de corrupción!
   Rodéalo, Señor, de esta preciosa virtud como de fortísima muralla, para que sea plaza cerrada e inexpugnable donde sólo entres Tú, y nunca jamás tu enemigo.

   Medítese, y pídase la gracia particular


ORACIÓN Y ACTO DE CONSAGRACIÓN
Rendido a tus pies, ¡oh Jesús mío!,considerando las inefables muestras de amor que me has dado y las sublimes lecciones que me enseña de continuo tu adorabilísimo Corazón, te pido humildemente la gracia de conocerte, amarte y servirte como fiel discípulo tuyo, para hacerme digno de las gracias y bendiciones que generoso concedes a los que de veras te conocen, aman y sirven.
   ¡Mira que soy muy pobre, dulcísimo Jesús, y necesito de Ti como el mendigo de la limosna que el rico le ha de dar! Mira que soy muy ignorante, oh soberano Maestro, y necesito de tus divinas enseñanzas, para luz y guía de mi ignorancia! ¡Mira que soy muy fragil, oh poderosísimo amparo de los débiles, y caigo a cada paso, y necesito apoyarme en Ti para no desfallecer! Sé todo para mí, Sagrado Corazón: socorro de mi miseria, luz de mis ojos, báculo de mis pasos, remedio de mis males, auxilio en toda necesidad. De Ti lo espera todo mi pobre corazón. Tú lo alentaste y convidaste cuando con tan tiernas palabras, dijiste repetidas veces en tu Evangelio: Venid a Mí,... Aprended de Mí... Pedid, llamad... A las puertas de tu Corazón vengo pues hoy, y llamo, y pido, y espero. Del mío te hago, oh Señor, firme, formal y decidida entrega. Tómalo, y dame en cambio lo que sabes me ha de hacer bueno en la tierra y dichoso en la eternidad. Amén.

   Aquí se rezará tres veces el Padre Nuestro, Ave Maria y Gloria, en recuerdo de las tres insignias: cruz, corona y herida de la lanza, con que se apareció el Sagrado Corazón a Santa Margarita María Alacoque.

Un abrazo en Jesús Misericordioso y María Santísima, en el amor del Espíritu Santo, bajo la protección de San José y la mirada atenta de Dios Padre.
Familia Mobilia

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