LA EUCARISTÍA: ¿PRESENCIA REAL O SIMBÓLICA DE CRISTO?
Este
es el tema central de nuestra discusión, por eso es que la Eucaristía es
llamada el Sacramento de nuestra fe. Nosotros los católicos aceptamos, siguiendo
las palabras del mismo Jesús, que durante la Misa bajo las especies de pan y de
vino, tras la consagración por el sacerdote, se hace presente, realmente,
Jesucristo: en Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad. Para los judíos hablar del
cuerpo y sangre de alguien, significaba hablar de la totalidad de la persona.
Por eso, Jesús, cuando instituye este sacramento, dice: ‘Esto es mi cuerpo …
Esta es mi sangre’. En otras palabras nos esta diciendo que en el pan y el vino
consagrados, se encuentra la plenitud de su persona. Como Jesús es Dios y
Hombre verdadero, entonces, se halla presente el Cuerpo, la Sangre, el Alma y
Divinidad de Nuestro Señor.
Veamos
que ya en el Antiguo Testamento, se consideraba que era necesario el
derramamiento de sangre de la víctima ofrecida a Dios en reparación de los
pecados:
Lv 5.9 Rociará con su sangre
la pared del altar y derramará el resto de la sangre al pie del altar: es
un sacrificio por el pecado.
Lv 17.11 Porque el alma de todo ser
viviente está en su sangre, y yo les di la sangre para
que la lleven al altar para el rescate de sus almas, pues esta
sangre
paga la deuda del alma.
Hb 9.22 Según la Ley, la
purificación de todo se ha de hacer con sangre, y sin
derramamiento de sangre no se quita el pecado.
Jesús
es el nuevo cordero, el Cordero de la Nueva Alianza, el Cordero de Dios que
quita los pecados del mundo, como repite la Iglesia continuamente en todas las
Misas que se celebran a lo largo del mundo: ‘Este es el Cordero de Dios que
quita el pecado del mundo. Dichosos los invitados a esta cena’:
Jn 1.36 Mientras
Jesús pasaba, se fijó en él y dijo: ‘Ese es el Cordero
de Dios’.
Cuando
Jesús instaura la Eucaristía, no habla en sentido figurado o simbólico, como
dicen equivocadamente nuestros hermanos protestantes. El lenguaje usado por
Cristo durante la Ultima Cena no puede ser más evidente. Jesús dice: ‘Esto ES mi cuerpo… Esta ES mi sangre’ y no
‘Esto REPRESENTA …’. Nuestro Señor habla con claridad, sin dejar lugar a dudas:
Mt 26.26-28 Jesús tomó pan, … lo partió y lo
dio a sus discípulos, diciendo: ‘Tomen y coman; esto
es mi cuerpo’. Después tomó una
copa, … y se la pasó
diciendo: ‘Beban todos de ella: esto es mi sangre, la
sangre de la Alianza que es derramada por una muchedumbre, para el perdón de
sus pecados’.
Mc 14.22,24 Se lo dio diciendo: ‘Tomen, esto es mi cuerpo’ …
Y les dijo: Esto es mi sangre, la
sangre de la Alianza, que será derramada por una
muchedumbre’.
Lc 22.19-20 ‘Esto
es mi cuerpo, que es entregado por
Uds.’ … Esta copa es la alianza nueva sellada con mi sangre, que es derramada por ustedes’.
1 Cor 11.23-25 El Señor Jesús, … , tomó pan y, … ,
lo partió diciendo: ‘Esto es mi cuerpo, que es entregado por ustedes; hagan esto en
memoria mía’ … Tomando
la copa, … dijo: ‘Esta copa es la Nueva Alianza en mi sangre. Todas las veces que la beban háganlo en memoria mía’.
Y
para reafirmar lo citado con anterioridad, Jesús dice también que su cuerpo es VERDADERA COMIDA y su sangre, VERDADERA BEBIDA. Nos aclara que no habla con simbolismos,
sino que efectivamente el Cuerpo y Sangre que nos dará será realmente para ser
comido y bebido, como creemos en la Iglesia Católica. Para nosotros, la
Eucaristía es la presencia real de Cristo y no un mero símbolo, como creen los
que están fuera de nuestra Iglesia.
Jn 6.53 -54 Jesús
les dijo: ‘En verdad les digo que si no comen la carne del
Hijo del Hombre y no beben su sangre, no tienen vida en ustedes. El que
come
mi carne y bebe mi sangre vive de
vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día’.
Jn 6.55-56 Mi
carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y
yo en él.
Es
cierto que esto resulta difícil de entender para algunos, como Jesús mismo ya
nos lo dice. Al igual que en el desierto, los israelitas dudaban de que Dios
podría darles a comer carne, así también cuando vino Cristo, los judíos
cuestionaban el cómo les podría dar a comer de su carne:
Nm 11.4 Los mismos israelitas se
pusieron a quejarse. Decían:
‘¿Quién nos dará carne para comer?’
Nm 11.18 Santifíquense para mañana,
comerán carne … Pues Uds. dijeron: ¿Quién nos dará carne
para comer? … Yavé les dará carne y
la comerán.
Jn 6.52 Los judíos
discutían entre sí: ‘¿Cómo puede éste darnos a comer carne?’
Desde
el principio, la Iglesia se reunía a celebrar la Eucaristía, entonces conocida
como Fracción del Pan. Lo hacían el primer día de la semana; es decir, el
domingo. Tal y como lo sigue haciendo la Iglesia Católica todos los domingos
del año.
Hch 2.42 Acudían asiduamente a la
enseñanza de los apóstoles, a la convivencia, a
la fracción del pan y a las
oraciones.
Hch 20.7 El primer
día de la semana estábamos reunidos para la fracción del pan.
Lo
que se repite en la Misa, durante la celebración de la Eucaristía tiene su
origen en la Palabra de Dios, como podemos ver a continuación. En la Misa se
dice: ‘Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección. Ven, Señor Jesús’.
Esta aclamación se basa en el siguiente texto:
1 Cor 11.26 Fíjense bien: cada vez que comen
este pan y beben de esta copa están proclamando la muerte del
Señor hasta que vuelva.
Previa
a la Comunión, es necesario haber confesado ante el sacerdote todos los pecados
mortales, de lo contrario el pecado que uno comete es de suma gravedad, como
nos dicen los siguientes textos bíblicos:
1 Cor 11.27 El que come
el pan o bebe la copa del Señor indignamente, peca contra el cuerpo y
la sangre del Señor.
1 Cor 11.29 El que come y bebe indignamente,
come y bebe su propia condenación por no reconocer el cuerpo.
Para
terminar, veamos algunos textos más que refuerzan lo que la Eucaristía
significa para nuestra Iglesia Católica
1 Cor 10.16 La copa de bendición que
bendecimos, ¿no es comunión con la sangre de Cristo? Y el pan que partimos, ¿no es comunión con el cuerpo de
Cristo?.
Jn 6.35,41 Jesús les dijo: ‘Yo soy el pan de vida’
… Los judíos murmuraban porque Jesús
había dicho: ‘Yo soy el pan que ha bajado del cielo’
Jn 6.48 ,50 Yo soy el pan de vida.
Aquí tienen el pan que baja del cielo, para que lo coman y ya no mueran.
Jn 6.51 Yo soy el pan vivo que
ha bajado del cielo. El que coma de este pan vivirá para siempre. El pan que yo daré es mi carne.
Jn 6.58 Este es el
pan que ha bajado del cielo … El que coma este pan vivirá
para siempre.
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