viernes, 10 de junio de 2016

El buen ejemplo..medio de evangelización

Lectura espiritual

Ejemplo 5.
Un buen ejemplo que convierte
Oracion02
Una clínica, un quirófano, y, tendida sobre la mesa de operaciones, una niña de muy pocos años.
La operación a practicar es francamente delicada, difícil; tres doctores en cirugía están presentes y dos médicos anestesistas.
–A ver, nena –dice uno de éstos–; cierra los ojitos, que vas a dormir.
–¡Pero si es de día! –replica la niña–; yo nunca duermo de día.
–No importa. Ahora vas a dormir. Cierra los ojitos...
El médico no quería que la niña viera la aguja con que la tenían que pinchar para anestesiarla. Y ella repetía lo mismo:
–Yo no duermo de día...
–Sin embargo, hoy tienes que hacerlo así; has de dormir para curarte... Anda, sé buena y cierra los ojitos...
–Bueno –dijo la pequeñita conformándose, pues comprendió muy bien que, tarde o temprano aquellos señores se saldrían con la suya. Pero añadió:
–Yo, antes de dormir, rezo siempre las tres Avemarías. ¿Me dejan que las rece?...
–Sí, puedes rezar tus tres Avemarías...
Y con toda sencillez, la niña se incorporó, se arrodilló, juntó sus manecitas, y empezó su oración de todas las noches: “Dios te salve, María,... Ruega por nosotros, pecadores...”
Luego, acabadas las tres Avemarías, se tendió en la mesa y, sin esperar otra recomendación, cerró sus inocentes ojos...
Ante aquel cuadro encantador, uno de los cirujanos se sintió profundamente enternecido, aunque lo disimuló, y aparentó permanecer imperturbable. Pero en cuanto pudo abandonar el quirófano, lo hizo diciendo a sus compañeros que ellos podían terminar la operación, no haciendo falta él. Entonces se retiró a su despacho, se cerró por dentro, se puso de rodillas y empezó a llorar. Llevaba muchos años alejado de la Iglesia, sin recibir los Sacramentos y sin hacer oración... Y salió de allí decidido a realizar una buena confesión y vivir en adelante según la Ley de Dios, porque le había transformado totalmente, haciéndole recordar la inocencia y fervor religioso de su niñez, aquella niña que no se dormía sin antes haber rezado sus tres Avemarías.

jueves, 9 de junio de 2016

Para una buena confesión y Buena Dirección Espiritual

Cómo obtener una Buena Confesión y una Buena Dirección Espiritual

La confesión y la dirección espiritual son como círculos que se superponen parcialmente: comparten algunas características comunes, pero sus centros, sus esencias, son distintos.


                      
La confesión es un sacramento y debe ser realizada por un sacerdote, mientras que la dirección espiritual es un consejo espiritual sólido y puede ser realizada también por un laico.

LA CONFESIÓN

La Dirección Espiritual es menos conocida que la Confesión. A veces se le llama Acompañamiento Espiritual y es una práctica muy antigua en la tradición judeo- cristiana como un medio para encontrar a Dios.
La esencia de la confesión es la gracia sacramental que Cristo da a nuestra alma a través del ministerio de su sacerdote.

Cuando abrimos nuestros corazones a él a través de un sincero arrepentimiento y la confesión sincera de nuestros pecados en el sacramento de la reconciliación, recibimos una infusión de la gracia que perdona nuestros pecados, fortalece nuestra debilidad espiritual (especialmente en relación con las conductas que confesamos), y aumenta el lazo de nuestra amistad sobrenatural con Cristo. 




Aumenta además las virtudes sobrenaturales de la fe, la esperanza y la caridad.
En la confesión, Dios actúa en nuestra alma en la forma en que un cirujano actúa sobre un paciente: directamente, profundamente, de manera que nunca podríamos reproducirlo por los esfuerzos meramente naturales.
Es por eso que no hay que preocuparse, incluso si el sacerdote que escucha nuestra confesión es taciturno, sordo, gruñón, en pecado mortal.
El sacerdote es instrumento de gracia de Dios dentro de este sacramento, no la fuente de esa gracia.


LA DIRECCIÓN ESPIRITUAL

La esencia de la dirección espiritual es un consejo sólido.

El director espiritual nos ayuda a ver más claramente lo que Dios nos pide y cómo actúa en nuestras vidas. 

El director también nos ayuda a ver de manera objetiva la calidad de nuestra respuesta a Dios: ¿Estamos siendo dóciles y humildes, o estamos simplemente engañándonos a nosotros mismos para hacer lo que nos da la gana?
El director espiritual es como el terapeuta físico que nos ayuda a identificar los ejercicios que debemos estar haciendo para crecer espiritualmente, y luego nos ayuda a ajustar nuestro programa espiritual de trabajo con el fin de mantenernos efectivo y en la pista.
Este es un consejo muy valioso, pero es notablemente diferente al cirujano que realmente reconstruye una rotura de ligamentos o reconstruye un pulmón roto.
Esta es una de las razones por las que nada inhibe a los laicos para se conviertan en excelentes directores espirituales.
La ordenación no es necesaria, sólo una sólida formación en teología espiritual, una amplia experiencia personal en la vida espiritual y los dones del Espíritu Santo de conocimiento, discernimiento y consejo.
Pero Dios ha reservado el sacramento de la confesión a sus sacerdotes ordenados, con el fin de garantizar que actúa directamente en el mismo.

TERRENO EN COMÚN DE AMBOS

Sin embargo, a pesar de las esencias diferentes, las características secundarias de la confesión y la dirección espiritual a menudo pueden solaparse.

Un buen confesor da más que la absolución; también utiliza el sagrado momento en que esta persona está abriendo su corazón a Dios para recordarles de la bondad, el amor y la sabiduría de Dios.

Si detecta alguna confusión o frustración, tambiénpuede dar buenos consejos, así como un director espiritual haría. 
Si el penitente tiene preguntas o dudas, las respuestas del confesor y las resuelven.
La atmósfera de fe en la que el sacramento tiene lugar es incomparablemente propicia para la acción del Espíritu Santo y la docilidad del penitente en esa acción.
En los siglos pasados, de hecho, los laicos recibían normalmente la dirección espiritual en el sacramento. Irían al mismo sacerdote para confesarse regularmente, y este “confesor” se convertía en su padre espiritual, su director espiritual.
En tiempos más recientes, sin embargo, la práctica de tener dirección espiritual separada, que solía ser reservada para los religiosos consagrados, se ha extendido a los laicos también.
Esto está relacionado con la creciente importancia en la Iglesia de la vocación laical como una vocación a la santidad, tanto como una vocación religiosa es una llamada a la santidad.

EL CONFESOR Y DIRECTOR ESPIRITUAL

Algunos sacerdotes que son excelentes confesores incluso prefieren dar dirección espiritual en el sacramento de la confesión. Combinando ambas se hace una estancia larga en confesionario pero puede fructificar.

Si estás teniendo problemas para encontrar un director espiritual, es posible que desees dar una vuelta para descubrir que sacerdotes en su área tienen una reputación de ser confesores prudentes.

A continuación, puede ir a confesarse con ellos, y además de la confesión de tus pecados, también puedes mencionar en el sacramento que estás tratando de seguir un programa de crecimiento espiritual.
Entonces incluir como parte de tu confesión las áreas de trabajo espiritual en el que ha tenido dificultades en las últimas semanas.
Estas dificultades pueden ser imperfecciones (fallos inconscientes) más que pecados, pero al confesarlos expresas la delicadeza de tu amor a Cristo, y le dará el confesor una mayor comprensión de la situación de tu alma.
Entonces el sacerdote tendrá la oportunidad de darte consejos y orientación sólida antes de darte la absolución.
Puedes utilizar ese asesoramiento para ajustar tu programa de trabajo espiritual para las próximas semanas.
De esta manera, tu confesor puede doblarse como su director espiritual. La desventaja de esta disposición, sin embargo, es la falta de tiempo para conversar.
A menudo, lo que es más útil en la dirección espiritual es que la conversación se centre en las cosas espirituales. Necesariamente, los parámetros del sacramento reducen este tipo de discusión.
Por supuesto, la situación contraria también surge. A menudo, si un padre espiritual es también un sacerdote, es muy natural terminar la dirección espiritual con el sacramento de la confesión.
En este caso, el sacerdote tomará menos tiempo para ofrecer consejos y ánimo, lo que ya se ha dado en la dirección espiritual.
La desventaja de esta disposición (que por cierto no es un requisito), es la tendencia a diluir la propia conciencia de la acción de Dios a través del sacramento, una predilección para considerar el sacramento sólo como la cereza en el pastel de la dirección espiritual, por lo menos en un nivel subconsciente.
Ten en cuenta la diferencia esencial entre la confesión y la dirección espiritual. Si lo haces, entonces la superposición de características secundarias, puede tomar muchas formas diferentes, siempre para mejorar y nunca confundir su experiencia de ambas.

                        

CUALIDADES QUE DEBE TENER EL DIRECTOR ESPIRITUAL

Ante todo, que él o ella sea un hombre o mujer de oración, que conozca personalmente a Dios en la fe, en la oración, en los sacramentos.
Que sea una persona que lucha por vivir coherentemente su fe, que está en continua búsqueda por la santidad, y que ama y es fiel a lo que enseña la Iglesia.
Si, por ejemplo, un supuesto director espiritual te dice que algo que la Iglesia enseña no es verdad, es señal de que quizás no te convenga tanto…
Tú sigues a Cristo y el director espiritual te ayuda a caminar por la senda que nos marca la Iglesia.
Ten en cuenta que la dirección espiritual:

No es buscar consejo puntual ni ir de sacerdote en sacerdote.

Ni te apoyen diciéndote que lo haces todo bien.

No consiste sólo en desahogarse psicológicamente, como se hace en el marco de la amistad.

No es tampoco una simple búsqueda de consejo, como la que realizan tantas personas que acuden a los consultorios sentimentales y buscan orientación.

Ni es como ir al psicólogo, aunque el director debe tener conocimientos básicos de psicología y derivar a profesionales de la salud mental si hace falta esa ayuda.

No es lo mismo que el sacramento de la reconciliación, aunque en el confesionario a veces se plantean cuestiones de dirección, y una reunión de dirección puede empezar o acabar con Confesión.






miércoles, 8 de junio de 2016

Santo Padre Pío de Pietrelcina

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"Jesús, el rey de los corazones está como en su trono real para recibir el homenaje y la obediencia de todos los demás corazones, con la puerta siempre abierta para que todos puedan acercarse y tener audiencia siempre y en cualquier momento." (Santo Padre Pio de Pietrelcina)

viernes, 3 de junio de 2016

Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús

Viernes posterior al 2º domingo después de Pentecostés

EL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS
 Ya existía como devoción particular en la Edad Media; como fiesta litúrgica aparece en 1675, a raíz de las apariciones del Señor a Santa Margarita María de Alacoque. En estas revelaciones conoció la Santa con particular hondura la necesidad de reparar por los pecados personales y de todo el mundo, y de corresponder al amor de Cristo. Le pidió el Señor que se extendiera la práctica de la comunión frecuente, especialmente los primeros viernes de cada mes, con sentido reparador, y que “el primer viernes después de la octava del Santísimo Sacramento” fuera dedicada “una fiesta particular para glorificar su Corazón”. La fiesta se celebró por vez primera el 21 de junio de 1686. Pío IX la extendió a toda la Iglesia. Pío XI, en 1928, le dio el esplendor que hoy tiene.
Bajo el símbolo del Corazón humano de Jesús se considera ante todo el Amor infinito de Cristo por cada hombre; por eso, el culto al Sagrado Corazón “nace de las fuentes mismas del dogma católico”, como el Papa Juan Pablo II ha expuesto en su abundante catequesis sobre este misterio tan consolador.
Solemnidad
— Origen y sentido de la fiesta.
I. Los proyectos del corazón del Señor subsisten de edad en edad, para librar las almas de sus fieles de la muerte y reanimarlos en tiempo de hambre1, leemos en el comienzo de la Misa.
El carácter de la Solemnidad que hoy celebramos es doble: de acción de gracias por las maravillas del amor que Dios nos tiene y de reparación, porque frecuentemente este amor es mal o poco correspondido2, incluso por quienes tenemos tantos motivos para amar y agradecer. Desde siempre fue fundamento de la piedad cristiana la consideración del amor de Jesús por todos los hombres; por eso, el culto al Sagrado Corazón de Jesús “nace de las fuentes mismas del dogma católico”3. Este culto recibió un especial impulso por la devoción y piedad de numerosos santos a quienes el Señor mostró los secretos de su Corazón amantísimo, y les movió a difundir la devoción al Sagrado Corazón y a fomentar el espíritu de reparación.
El viernes de la octava de la festividad del Corpus Christi, el Señor pidió a Santa Margarita María de Alacoque que promoviera el amor a la comunión frecuente..., sobre todo los primeros viernes de cada mes, con sentido de reparación, y le prometió hacerle partícipe, todas las noches de este jueves al viernes, de su pena en el Huerto de los Olivos. Un año más tarde, se le apareció Nuestro Señor y, descubriéndole su Corazón Sacratísimo, le dirigió estas palabras, que han alimentado la piedad de muchas almas: Mira este Corazón que ha amado tanto a los hombres y que no ha omitido nada hasta agotarse y consumirse para manifestarles su amor; y en reconocimiento, Yo no recibo de la mayor parte sino ingratitudes por sus irreverencias y sacrilegios y por las frialdades y desprecios que tienen hacia Mí en este sacramento de amor. Pero lo que me es más sensible todavía es que sean corazones que me están consagrados los que así me traten. Por eso, te pido Yo que el primer viernes después de la octava del Santísimo Sacramento sea dedicado a una fiesta particular para honrar mi Corazón, comulgando ese día y reparando con algún acto de desagravio...
En muchos lugares de la Iglesia existe la costumbre privada de reparar los primeros viernes de mes con algún acto eucarístico o el rezo de las letanías del Sagrado Corazón. Además, “el mes de junio está dedicado de modo especial a la veneración del Corazón divino. No solo un día, la fiesta litúrgica que, de ordinario, cae en junio, sino todos los días”4.
El Corazón de Jesús es fuente y expresión de su infinito amor por cada hombre, sean cuales sean las condiciones en las que se encuentra. Él nos busca a cada uno: Yo mismo -dice un bellísimo texto mesiánico del Profeta Ezequiel- buscaré a mis ovejas, siguiendo su rastro. Como un pastor sigue el rastro de su rebaño cuando se encuentra las ovejas dispersas, así seguiré yo el rastro de mis ovejas: y las libraré, sacándolas de todos los lugares donde se desperdigaron el día de los nubarrones y de la oscuridad5. Cada uno es una criatura que el Padre ha confiado al Hijo para que no perezca, aunque se haya marchado lejos.
Jesús, Dios y Hombre verdadero, ama al mundo con “corazón de hombre”6, un Corazón que sirve de cauce al amor infinito de Dios. Nadie nos ha amado más que Jesús, nadie nos amará más. Me amó -decía San Pablo- y se entregó por mí7, y cada uno de nosotros puede repetirlo. Su Corazón está lleno de amor del Padre: lleno al modo divino y al mismo tiempo humano.
— El amor de Jesús por cada uno de nosotros.
II. El Corazón de Jesús amó como ningún otro, experimentó alegría y tristeza, compasión y pena. Los Evangelistas advierten con mucha frecuencia: tenía compasión del pueblo8tenía compasión de ellos, porque eran como ovejas sin pastor9. El pequeño éxito de los Apóstoles en su primera salida evangelizadora le hizo sentirse como nosotros cuando recibimos una buena noticia: se llenó de alegría, dice San Lucas10; y llora, cuando la muerte le arrebata a un amigo11.
Tampoco nos ocultó sus desilusiones: Jerusalén, que matas a los profetas (...). Cuántas veces he querido reunir a tus hijos...12. ¡Cuántas veces! Jesús ve la historia del Antiguo Testamento y de la Humanidad toda: una parte del pueblo judío y de los gentiles de todos los tiempos rechazará el amor y la misericordia divina. De alguna manera podemos decir que aquí está llorando Dios con ojos humanos por la pena contenida en su corazón de hombre. Y este es el significado real de la devoción al Sagrado Corazón: traducir para nosotros la naturaleza divina en términos humanos. A Jesús no le era indiferente –no lo es ahora en nuestro trato diario con Él– el que unos leprosos no volvieran a darle las gracias después de haber sido curados, o las delicadezas y muestras de hospitalidad que se tienen con un invitado, como le dirá a Simón el fariseo. Él experimentó en muchas ocasiones la inmensa alegría de ver que alguno se arrepentía de sus pecados y le seguía, o la generosidad de quienes lo dejaban todo para ir con Él, y se contagiaba del gozo de los ciegos que comenzaban a ver, quizá por vez primera.
Ya antes de celebrar la Última Cena, al pensar que se quedaría siempre con nosotros mediante la institución de la Eucaristía, manifestó a sus íntimos: Ardientemente he deseado comer esta Pascua con vosotros, antes de padecer13; emoción que debió de ser mucho más honda cuando tomó el pan, dio gracias, lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo: Esto es mi Cuerpo...14. ¿Y quién podrá explicar los sentimientos de su Corazón amantísimo cuando en el Calvario nos dio a su Madre como Madre nuestra?
Cuando ya había entregado su vida al Padre, uno de los soldados le abrió el costado con una lanza, y al instante brotó sangre y agua15. Esa herida abierta nos recuerda hoy el amor inmenso que nos tiene Jesús, pues nos dio voluntariamente hasta la última gota de su preciosa Sangre, como si estuviéramos solos en el mundo. ¿Cómo no nos vamos a acercar con confianza a Cristo? ¿Qué miserias pueden impedir nuestro amor, si tenemos el corazón grande para pedir perdón?
— Amor reparador.
III. Después de la Ascensión al Cielo con su Cuerpo glorificado, no cesa de amarnos, de llamarnos para que vivamos siempre muy cerca de su Corazón amantísimo. “Aun en la gloria del Cielo lleva en las heridas de sus manos, de sus pies y de su costado los resplandecientes trofeos de su triple victoria: sobre el demonio, sobre el pecado y sobre la muerte; lleva además, en su Corazón, como en arca preciosísima, aquellos inmensos tesoros de sus méritos, frutos de su triple victoria, que ahora distribuye con largueza al género humano ya redimido”16.
Nosotros hoy, en esta Solemnidad, adoramos el Corazón Sacratísimo de Jesús “como participación y símbolo natural, el más expresivo, de aquel amor inexhausto que nuestro Divino Redentor siente aun hoy hacia el género humano. Ya no está sometido a las perturbaciones de esta vida mortal; sin embargo, vive y palpita y está unido de modo indisoluble a la Persona del Verbo divino, y, en ella y por ella, a su divina voluntad. Y porque el Corazón de Cristo se desborda en amor divino y humano, y porque está lleno de los tesoros de todas las gracias que nuestro Redentor adquirió por los méritos de su vida, padecimientos y muerte, es, sin duda, la fuente perenne de aquel amor que su Espíritu comunica a todos los miembros de su Cuerpo místico”17.
El meditar hoy en el amor que Cristo nos tiene, nos impulsará a agradecer mucho tanto don, tanta misericordia inmerecida. Y al contemplar cómo muchos viven de espaldas a Dios, al comprobar que muchas veces no somos del todo fieles, que son muchas las flaquezas personales, iremos a su Corazón amantísimo y allí encontraremos la paz. Muchas veces tendremos que recurrir a su amor misericordioso buscando esa paz, que es fruto del Espíritu Santo: Cor Iesu sacratissimum et misericors, dona nobis pacem, Corazón sacratísimo y misericordioso de Jesús, danos la paz.
Y al ver a Jesús tan cercano a nuestras inquietudes, a nuestros problemas, a nuestros ideales, le decimos: “¡Gracias, Jesús mío!, porque has querido hacerte perfecto Hombre, con un Corazón amante y amabilísimo, que ama hasta la muerte y sufre; que se llena de gozo y de dolor; que se entusiasma con los caminos de los hombres, y nos muestra el que lleva al Cielo; que se sujeta heroicamente al deber, y se conduce por la misericordia; que vela por los pobres y por los ricos, que cuida de los pecadores y de los justos...
“-¡Gracias, Jesús mío, y danos un corazón a la medida del Tuyo!”18.
Muy cerca de Jesús encontramos siempre a su Madre. A Ella acudimos al terminar nuestra oración, y le pedimos que haga firme y seguro el camino que nos lleva hasta su Hijo.
1 Antífona de entrada, Sal 32, 11; 19. — 2 Cfr. A. G. Martimort, La Iglesia en oración, p. 997. — 3 Pío XII, Enc. Haurietis aquas, 15-V-1956, 27. — 4 Juan Pablo II, Ángelus, 27-VI-1982. — 5 Primera lectura. Ciclo C. Ez 34, 11-16. — 6 Conc. Vat. II, Const. Gaudium et spes, 22. — 7 Gal 2, 20. — 8 Mt 8, 2. — 9 Mc 6, 34. — 10 Lc 10, 21. — 11 Cfr. Jn 11, 35. — 12 Mt 23, 37. — 13 Lc 22, 15. — 14 Cfr. Lc 22, 19-20. — 15 Jn 19, 34. — 16 Pío XII,loc. cit., 22. — 17 Ibídem, 24. — 18 San Josemaría Escrivá, Surco, n. 813.


jueves, 2 de junio de 2016

JUNIO MES DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

  1. Sagrado Corazón de JesúsOración Preparatoria.- Oh Dios, que por medio del Corazón de tu Hijo, herido por nuestras culpas, te dignas, en tu misericordia infinita, darnos los tesoros de tu amor; te pedimos nos concedas que, al presentarte el devoto obsequio de nuestra piedad, le ofrezcamos también el homenaje de una digna satisfacción. Por el mismo Jesucristo nuestro Señor. Amén.
  2. Consideración del día.
  3. Oración final.- Oh Señor Jesús tus santos misterios infundan en nosotros un fervor divino, conque, recibida la suavidad de tu dulcísimo Corazón, aprendamos a despreciar lo terreno y amar lo celestial. Tu que vives y reinas por siglos infinitos. Amén
Primera decena del mes: del 1 al 10
Día 1. La Cruz es el árbol en que quiso redimirnos Jesús. Quiso morir con los brazos extendidos para abrazar a todos los hombres. Amemos a quien tanto nos ha amado.
Día 2. La Cruz es la escalera por la cual podemos subir al Cielo. Quien pretenda salvarse por otro camino, se equivoca y va a su eterna ruina. Abracémonos con la Cruz.
Día 3. La Cruz es la balanza con que Jesús paga el precio de nuestro rescate. Nuestros méritos son nulos; los de Jesús son infinitos. Confiemos en Jesús Crucificado.
Día 4. La Cruz es la espada con la cual venceremos a los enemigos de nuestra salvación. Sin ella seremos vencidos. Sin Jesús nada podemos; con Él podemos todo.
Día 5. La Cruz es la palanca que, apoyándose en los méritos de Jesús, nos da fuerzas para levantar la pesadez de nuestra naturaleza caída y elevarla a lo sobrenatural.
Día 6. La Cruz es el puente que, al atravesar el abismo de la muerte, nos trasladará a las orillas ciertas y placenteras de una eternidad feliz. i Ay del que no se vale de ella ¡
Día 7. La Cruz es el martillo que aplastará un día a cuantos van contra ella. De Dios nadie se burla. Ahora calla; pero vendrá un día en que hablará y... Premiará o castigará.
Día 8. La Cruz es la llave con que Jesús ha querido abrirnos las puertas de la gloria y cerrarnos las del infierno. Llevémosla siempre sobre nuestro pecho y tengámosla en la cabecera de nuestro lecho.
Día 9. La Cruz es el áncora que nos salvará de las tempestades del mar proceloso de este mundo y nos conducirá al puerto seguro de salvación. Sin ella pereceremos infaliblemente.
Día 10. La Cruz es el faro que ilumina nuestra inteligencia, nos habla del infinito amor de un Dios y nos muestra el término de nuestra vida. Pensemos en lo que nos espera.
Segunda decena: del 11 al 20
Día 11. Lanzada contra el Corazón de Cristo es la blasfemia, o la proferida por labios inmundos, o la declamada en la tribuna, o la impresa en el libro herético o impío. iAborrezcámosla!
Día 12. Lanzada contra el Corazón de Cristo es la inmoralidad que a tantas almas seduce y que se manifiesta en el hablar y vestir, en la playa y en los espectáculos, en la novela y aún en el deporte. iAlerta con ella!
Día 13. Lanzada contra el Corazón de Cristo es la impiedad, el desprecio que se hace de las cosas sagradas; la burla y el sarcasmo contra las mismas; la negación de las verdades y doctrinas de Jesús.
Día 14. Lanzada contra el Corazón de Cristo es la profanación que se hace impune y públicamente de los días del Señor; la omisión de la Santa Misa; el convertir los días santos en días de pecado.
Día 15. Lanzada contra el Corazón de Cristo son los odios que reinan hoy en el mundo, tan contrario a Aquel que vino a enseñarnos las dulzuras de la divina Caridad y amor entre todos.
Día 16. Lanzada contra el Corazón de Cristo son las persecuciones que sufre la Iglesia, salida del Costado del Divino Redentor, sobre todo los que sufre de parte de las naciones anticristianas.
Día 17. Lanzada contra el Corazón de Cristo es el ateísmo materialista que pretende hoy dominar el mundo, borrar de las inteligencias todo el orden sobrenatural y sumirlo en el abismo de toda maldad.
Día 18. Lanzada contra el Corazón de Cristo son los tantos sacrilegios como se cometen contra todo lo más santo y sagrado y en la recepción de los santos Sacramentos indignamente recibidos.
Día 19. Lanzada contra el Corazón de Cristo es el desconocimiento que reina de la vida y doctrina de Jesús, aun por parte de muchos cristianos, que lo son solamente de nombre, pero no en realidad.
Día 20. Lanzada contra el Corazón de Cristo es la condenación eterna de tantos hombres, que no han querido aprovecharse de la Divina Sangre, derramada para su salvación.
Tercera decena: del 21 al 30
Día 21. Espina para el Corazón de Jesús es la falta de una fe viva por parte de muchos que le aman y sirven, y le sirven casi a la fuerza y arrastrándose más que caminando, en la vida espiritual.
Día 22. Espina es la falta de conformidad con la voluntad de Dios, que hace murmurar de la Divina Providencia, cuando las cosas no suceden según el propio gusto o capricho.
Día 23. Espina es la falta de caridad que tienen los pudientes con los menesterosos. Siempre habrá pobres en el mundo; pero no habría de haber miserables. Jesús impone la caridad como ley suya.
Día 24. Espina es la falta de devoción que manifiestan muchos cristianos en sus mismas oraciones; y las irreverencias que cometen en los templos con su porte poco cristiano.
Día 25. Espina es para el Corazón de Jesús la falta de paciencia y dominio propio de muchos cristianos, que no saben sufrir la menor contrariedad sin quejarse o incomodarse.
Día 26. Espina es para el Corazón de Jesús la sobra de comodidades de aquellos cristianos que se espantan al solo nombre del sacrificio y nada hacen por amor de Jesús, que tanto sufrió por ellos.
Día 27. Espina es la sobra de amor propio que domina en tantos corazones que no pueden soportar el menor aviso o corrección, viviendo por otra parte llenos de defectos.
Día 28. Espina es la sobra de negligencia con que se hacen las cosas de Dios. Mientras algunos son todo actividad y energía para las cosas puramente temporales.
Día 29. Espina es la sobra de frialdad, causa de que muchos cristianos, por otra parte buenos, cometan muchos pecados veniales sin que traten de enmendarse de ellos.
Día 30. Espina es para el Corazón de Jesús ver la falta de cristianos en los templos y la sobra de ellos en los centros de mundanas diversiones. El Corazón de Jesús ama, y no es amado. ¿Qué haces tú?
Señor, misericordia.
Jesucristo, misericordia.
Señor, misericordia.
Jesucristo, óyenos.
Jesucristo, escúchanos.
Dios Padre celestial,
Ten piedad de nosotrosDios Hijo, Redentor del mundo,
Dios Espíritu Santo,
Santísima Trinidad un solo Dios,
Corazón de Jesús, Hijo del Eterno Padre,
Corazón de Jesús, Formado por el Espíritu Santo en el Seno de María
Corazón de Jesús, unido sustancialmente al Verbo,
Corazón de Jesús, de Majestad infinita
Corazón de Jesús, santo Templo de Dios
Corazón de Jesús, Tabernáculo del Altísimo
Corazón de Jesús, casa de Dios y puerta del Cielo
Corazón de Jesús, horno de encendido amor
Corazón de Jesús, receptáculo de la justicia y amor
Corazón de Jesús, lleno de bondad y amor
Corazón de Jesús, abismo de todas las virtudes
Corazón de Jesús, dignísimo de toda alabanza
Corazón de Jesús, Rey y centro de toda alabanza
Corazón de Jesús, en quien están todos los tesoros de sabiduría y ciencia
Corazón de Jesús, en quien habita la plenitud de la Divinidad
Corazón de Jesús, en quien el Padre se ha complacido
Corazón de Jesús, de cuya plenitud todos hemos recibido
Corazón de Jesús deseo de los collados eternos
Corazón de Jesús, paciente y de mucha misericordia
Corazón de Jesús, rico para todos los que lo invocan
Corazón de Jesús, fuente de vida y santidad
Corazón de Jesús, propiciación de nuestros pecados
Corazón de Jesús, saturado de oprobios
Corazón de Jesús, oprimido por nuestras maldades
Corazón de Jesús, hecho obediente hasta la muerte
Corazón de Jesús, traspasado por la lanza
Corazón de Jesús, fuente de todo consuelo,
Corazón de Jesús, vida y resurrección nuestra
Corazón de Jesús, paz y reconciliación nuestra
Corazón de Jesús, víctima de los pecadores
Corazón de Jesús, salvación de los que esperan en Ti
Corazón de Jesús, esperanza de los que en Ti mueren
Corazón de Jesús, delicia de todos los santos,
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo.Perdónanos, Señor.Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo,Escúchanos, Señor.Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo,
Ten misericordia de nosotros.
Jesús Manso y humilde de corazón,
Haz nuestro corazón semejante al tuyo
Oración: Omnipotente y sempiterno Dios, mira al Corazón de tu muy amado Hijo y a las alabanzas y satisfacciones que te tributa en nombre de los pecadores; concede benigno el perdón a los que invocamos tu misericordia, en el nombre del mismo Jesucristo, tu Hijo, que contigo vive y reina en unión del Espíritu Santo Dios, por todos los siglos de los siglos. Amén.