sábado, 9 de marzo de 2013

Siete Domingos con San José - 6º Domingo


Siete Domingos de San José
La Iglesia, siguiendo una antigua costumbre, prepara la fiesta de San José, el día 19 de marzo, dedicando al Santo Patriarca los siete domingos anteriores a esa fiesta, en recuerdo de los principales gozos y dolores de la vida de San José.

                                                    

FORMA MEDITADA:
10/03/2013

SEXTO DOMINGO

Su dolor: cuando temía volver a su casa.
Su gozo: al ser avisado por el ángel de ir a Nazaret.

Oración
Glorioso San José, que tuviste sujeto a tus órdenes al Rey de los Cielos.
Si tu alegría al regresar de Egipto se vio turbada por el miedo a Arquelao,
después, al ser tranquilizado por el Ángel,
viviste contento en Nazaret con Jesús y María.
Por este dolor y gozo,
alcánzanos la gracia de vernos libres de temores,
y gozando de la paz de conciencia,
de vivir seguros con Jesús y María y morir en su compañía.
Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén

Lectura Bíblica
Mateo 2, 19-23; Lucas 2, 40

Muerto ya Herodes, el ángel del Señor se apareció en sueños a José en Egipto y le dijo: Levántate, toma al niño y a su madre y vete a la tierra de Israel, porque son muertos los que atentaban contra la vida del niño. Levantándose, tomó al niño y a la madre y partió para la tierra de Israel. Mas habiendo oído que en Judea reinaba Arquelao en lugar de su padre Herodes, temió ir allá, y advertido en sueños se retiró a la región de Galilea, yendo a habitar en una ciudad llamada Nazaret, para que se cumpliese lo dicho por los profetas, que sería llamado Nazareno.
El niño crecía y se fortalecía lleno de sabiduría, y la gracia de Dios estaba con Él.

Consideración
“Expresión cotidiana de este amor en la vida de la Familia de Nazaret es el trabajo. El texto evangélico precisa el tipo de trabajo con el que José trataba de asegurar el mantenimiento de la Familia: el de carpintero. Esta simple palabra abarca toda la vida de José. Para Jesús éstos son los años de la vida escondida, de la que habla el evangelista tras el episodio ocurrido en el templo: «Bajó con ellos y vino a Nazaret, y vivía sujeto a ellos» (Lucas 2, 51). Esta «sumisión», es decir, la obediencia de Jesús en la casa de Nazaret, es entendida también como participación en el trabajo de José. El que era llamado el «hijo del carpintero» había aprendido el trabajo de su «padre» putativo. Si la Familia de Nazaret en el orden de la salvación y de la santidad es ejemplo y modelo para las familias humanas, lo es también análogamente el trabajo de Jesús al lado de José, el carpintero. En nuestra época la Iglesia ha puesto también ésto de relieve con la fiesta litúrgica de San José Obrero, el 1 de mayo. E1 trabajo humano y, en particular, el trabajo manual tienen en el Evangelio un significado especial. Junto con la humanidad del Hijo de Dios, el trabajo ha formado parte del misterio de la Encarnación, y también ha sido redimido de modo particular. Gracias a su banco de trabajo sobre el que ejercía su profesión con Jesús, José acercó el trabajo humano al misterio de la Redención.”[11]
“En el crecimiento humano de Jesús «en sabiduría, edad y gracia» representó una parte notable la virtud de la laboriosidad, al ser «el trabajo un bien del hombre» que «transforma la naturaleza» y que hace al hombre «en cierto sentido más hombre».”[12]
“Se trata, en definitiva, de la santificación de la vida cotidiana, que cada uno debe alcanzar según el propio estado y que puede ser fomentada según un modelo accesible a todos: «San José es el modelo de los humildes, que el cristianismo eleva a grandes destinos; san José es la prueba de que para ser buenos y auténticos seguidores de Cristo no se necesitan “grandes cosas”, sino que se requieren solamente las virtudes comunes, humanas, sencillas, pero verdaderas y auténticas».”[13]

Para concluir, la Letanía de San José puede ser rezada, o bien la siguiente oración:

Oración
Oh Dios, que con inefable providencia,
elegiste a San José como esposo de la Madre de tu Hijo,
concédenos la gracia de tener como intercesor en el cielo
al que veneramos como protector en la tierra.

Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén

Letanías a San José


Señor, ten misericordia de nosotros
Cristo, ten misericordia de nosotros.
Señor, ten misericordia de nosotros.
Cristo óyenos.
Cristo escúchanos.
Dios Padre celestial, ten misericordia de nosotros.
Dios Hijo, Redentor del mundo, ten misericordia de nosotros.
Dios Espíritu Santo, ten misericordia de nosotros.
Santa Trinidad, un solo Dios, ten misericordia de nosotros.
Santa María, ruega por nosotros.
San José, ruega por nosotros.
Ilustre descendiente de David,  ruega por nosotros.  
Luz de los Patriarcas, ruega por nosotros.  
Esposo de la Madre de Dios, ruega por nosotros.  
Casto guardián de la Virgen, ruega por nosotros.  
Padre nutricio del Hijo de Dios, ruega por nosotros.  
Celoso defensor de Cristo, ruega por nosotros.  
Jefe de la Sagrada Familia, ruega por nosotros.  
José, justísimo, ruega por nosotros.  
José, castísimo, ruega por nosotros.  
José, prudentísimo, ruega por nosotros.  
José, valentísimo, ruega por nosotros.  
José, fidelísimo, ruega por nosotros.  
Espejo de paciencia, ruega por nosotros.  
Amante de la pobreza, ruega por nosotros.  
Modelo de trabajadores, ruega por nosotros.  
Gloria de la vida doméstica, ruega por nosotros.  
Custodio de Vírgenes, ruega por nosotros.  
Sostén de las familias, ruega por nosotros.  
Consuelo de los desgraciados, ruega por nosotros.  
Esperanza de los enfermos, ruega por nosotros.  
Patrón de los moribundos, ruega por nosotros.  
Terror de los demonios, ruega por nosotros.  
Protector de la Santa Iglesia, ruega por nosotros.  
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo: perdónanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo: escúchanos, Señor,
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo: ten misericordia de nosotros.

V.- Le estableció señor de su casa.
R.- Y jefe de toda su hacienda.

Oremos: Oh Dios, que en tu inefable providencia, te dignaste elegir a San José por Esposo de tu Santísima Madre: concédenos, te rogamos, que merezcamos tener por intercesor en el cielo al que veneramos como protector en la tierra. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén



FORMA BREVE
SEXTO DOMINGO

• El dolor: a regresar a su Nazaret por el miedo a Arquelao.
• La alegría: al regresar con Jesús de Egipto a Nazaret y la confianza establecida por el Ángel.

Oración. Oh ángel de la tierra, glorioso San José, que pudisteis. admirar al Rey de los cielos, sometido a vuestros más mínimos mandatos; aunque la alegría al traerle de Egipto se turbó por temor a Arquelao, sin embargo, tranquilizado luego por el ángel, vivisteis dichoso en Nazaret con Jesús y María.
Por este dolor y este gozo, alcanzadnos la gracia de desterrar de nuestro corazón todo temor nocivo, poseer la paz de conciencia, vivir seguros con Jesús y María y morir también asistidos por ellos.

Padrenuestro, Ave y Gloria.

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