lunes, 10 de septiembre de 2012

Comentario a Las Glorias de María



Comentario a Las Glorias de María
Hablar de María. 
Acostumbran los amantes hablar con frecuencia de las personas que aman y alabarlas para cautivar para el objeto de su amor la estima y las alabanzas de los demás. Muy escaso debe ser el amor de quienes se vanaglorian de amar a María, pero después no piensan demasiado en hablar de ella y hacerla amar de los demás. No actúan así los verdaderos amantes de nuestra Señora. Ellos quieren alabarla sobre todo y verla muy amada por todos. Por eso, siempre que pueden, en público y en privado, tratan de encender en el corazón de todas aquellas benditas llamas de amor a su amada Reina, en las que se sienten inflamados.
(de Las Glorias de María, de San Alfonso María de Ligorio)  
Comentario: 
Si estamos enamorados de María, si Ella es nuestra Reina, entonces no podemos dejar de hablar de Ella en cada ocasión, a tiempo y a destiempo, como dice el Apóstol, porque el amante gusta de hablar de su amada, y nosotros, que amamos tiernamente a María, y a quienes María ama inmensamente, no podemos dejar de hablar de Ella, de quien está enamorado el mismo Dios, y esto ya nos basta para comprender un poco la excelencia de la Virgen, puesto que si el mismo Dios, Perfección infinita, admira y está enamorado de María, entonces esto nos dice cómo debe ser la Virgen.
Volvámonos monotemáticos. Hablemos de María a todos los hombres, porque el hablar de Ella es purificación para nosotros, y para el ambiente, puesto que al nombrarla ya todo el Cielo se estremece, los abismos infernales se aterran y los hombres se hacen más buenos y más puros.
Enamorémonos cada día más de la Virgen, porque Ella nos ama casi infinitamente y no podemos menos que, en servicio suyo, darla a conocer para que sean muchas las criaturas que sepan que tienen una Madre tan buena y bella, y así tengan confianza para acercarse a Ella, y por Ella a Dios.

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