jueves, 7 de noviembre de 2013

Mes de María - 2º Día - ¿Por qué hemos sido creados?

MES DE MARÍA
     
Creación del hombre

DÍA SEGUNDO (8/NOV)

¿Por qué hemos sido creados?

CONSIDERACIÓN. – Los filósofos se han preguntado, sin poder muchas veces, responder a sus propias interrogaciones, de dónde ellos venían, por qué habían sido creados y a dónde iban.
La Santísima Virgen, en quien la luz de la fe iluminaba el alma pura e inmaculada, sabía que Ella venía de Dios, creador del cielo y de la tierra; que el Señor la había colocado aquí, abajo, dándole una misión especial y que le reserva una recompensa eterna.
Nosotros podemos decir, con noble orgullo, que, como María, venimos de Dios; que, en su sabiduría infinita, Él ha dado a nuestra vida un fin determinado, y que nos prepara una felicidad sin fin, si somos fieles a sus órdenes.
Hay hombres, sin embargo, que pasan sobre esta tierra sin ocuparse jamás de sus destinos eternos y pierden su alma, porque viven como si no hubieran de morir.

EJEMPLO. – Jesús estaba un día en casa de su amigo Lázaro. Las dos hermanas lo ayudaban a agasajar a su divino huésped, pero lo hacían de diferente modo: Magdalena se hallaba prosternada a sus pies y recogía con amor cada una de las palabras que salían de su boca; Marta se ocupaba con diligencia de toda clase de cuidados y deteniéndose delante del salvador le dijo: “Señor, ¿no veis que mi hermana me deja sola para hacer todo? Decidle que me ayude”.
Jesús le respondió: “Marta, Marta, os inquietáis y turbáis por muchas cosas; pero sólo una es necesaria: la salvación”.

PLEGARIA. – Vos sois llamada, ¡oh María! Estrella de la mañana. Dignaos, pues, guiarme en el camino, muchas veces difícil, de la vida. Haced que yo piense siempre en la salvación de mi alma y que no me deje distraer nunca por los diversos acontecimientos que se relacionan con mi exiencia. Así sea.

PROPÓSITO.Me esforzaré en trabajar sin descanso, en la obra de mi salvación.


JACULATORIA. – Oh María, Estrella de la mañana, rogad por nosotros.

PLEGARIA DE SAN BERNARDO, PARA TODOS LOS DÍAS. – Acordaos, ¡oh piadosísima Virgen María, que jamás se ha oído decir que ninguno de aquellos que han acudido a vuestra protección e implorado vuestro socorro, haya sido abandonado. Animado con tal confianza, acudo a Vos ¡oh dulce Virgen de las vírgenes! me refugio a vuestros pies, gimiendo bajo el peso de mis pecados. No despreciéis, ¡oh Madre del Verbo!, mis humildes plegarias; antes bien, oídlas benignamente y cumplidlas. Así sea.

JACULATORIA. – Oh María, sin pecado concebida, rogad por nosotros que recurrimos a Vos.

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