domingo, 6 de enero de 2013

Sobre el culto al Sagrado Corazón de Jesús



Encíclica "Haurietis Aquas"
SOBRE EL CULTO AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS
PIO XII
15 de mayo de 1956
El amor. 
La caridad divina tiene su primer origen en el Espíritu Santo, que es el Amor personal del Padre y del Hijo, en el seno de la augusta Trinidad. Con toda razón, pues, el Apóstol de las Gentes, como haciéndose eco de las palabras de Jesucristo, atribuye a este Espíritu de Amor la efusión de la caridad en las almas de los creyentes: La caridad de Dios ha sido derramada en nuestros corazones por el Espíritu Santo, que nos ha sido dado.
Este tan estrecho vínculo que, según la Sagrada Escritura, existe entre el Espíritu Santo, que es Amor por esencia, y la caridad divina que debe encenderse cada vez más en el alma de los fieles, nos revela a todos en modo admirable, venerables hermanos, la íntima naturaleza del culto que se ha de atribuir al Sacratísimo Corazón de Jesucristo. En efecto, manifiesto es que este culto, si consideramos su naturaleza peculiar, es el acto de religión por excelencia, esto es, una plena y absoluta voluntad de entregarnos y consagramos al amor del Divino Redentor, cuya señal y símbolo más viviente es su Corazón traspasado. E igualmente claro es, y en un sentido aún más profundo, que este culto exige ante todo que nuestro amor corresponda al Amor divino. Pues sólo por la caridad se logra que los corazones de los hombres se sometan plena y perfectamente al dominio de Dios, cuando los afectos de nuestro corazón se ajustan a la divina voluntad de tal suerte que se hacen casi una cosa con ella, como está escrito: Quien al Señor se adhiere, un espíritu es con El.
 (Encíclica “Haurietis Aquas”) 
Comentario: 
El Corazón de Jesús es la sede del Amor de Dios, es la morada del Espíritu Santo, que está en ese Corazón como en un nuevo Paraíso, y que permite entrar en él a todas las almas que se consagran al Divino Corazón de Jesús.
Efectivamente el Corazón de Cristo es la obra maestra de Dios, es la Caridad de Dios que se da a los hombres, y que se derrama por medio de la herida abierta en él.
En las bodas de Caná se guardó el buen vino hasta el último momento. Así también en estos últimos momentos de la historia, en el Fin de los Tiempos en que nos encontramos, Dios quiere revelarnos el buen vino, la caridad, su amor infinito simbolizado en el Corazón de Jesús.
Por eso tenemos que hacer experiencia del amor de Dios, porque eso no se aprende en los libros, sino que se absorbe por medio de la oración y de la unión con Cristo, conociendo su vida y haciendo experiencia de Él. Porque el cristianismo no es seguir una idea, sino ir al encuentro de una Persona: Jesucristo, que es Dios y Hombre verdadero.
Entonces Dios quiere que en este último tiempo de la historia se profundice en su amor, en el infinito amor que el Señor nos tiene a los hombres, y que los hombres debemos tener al Creador. Y si bien esto no es nuevo, pues está en el Primer Mandamiento; sí es nueva la forma que el Señor elige para encendernos en el amor hacia Él, es decir, por medio de la contemplación de su Corazón Sagrado.

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