lunes, 3 de junio de 2013

2º día del mes del Sagrado Corazón de Jesús

Buenas queridos hermanos en Cristo, le mandamos el segundo día de este mes de junio, en que la Iglesia lo dedica completamente a la Devoción del Sagrado Corazón de Jesús, meditemos pues durante cada día, bajo la mirada maternal y dulce de nuestra Madre la Santísima Virgen María; y dejémonos conquistar el corazón por los Sagrados Corazones de Jesús y María. Hoy especialmente ya que es la Solemnidad del Cuerpo y Sangre de nuestro Señor Jesucristo.
                                                            

DEVOCIÓN AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

Santa Margarita María de Alacoque

 De familia de posición social relativamente elevada, nació en el pueblo de Lhautecourt, diócesis de Autun, el 22 de Julio de 1647. El 25 de Agosto de 1671 tomaba el hábito en el Monasterio de Paray-le-Monial en la Orden de la Visitación. Fue Asistente de la Superiora y Maestra de novicias. Las comunicaciones extraordinarias con el Corazón de Jesús fueron muy numerosas. Trabajó incansablemente por difundir su devoción; y el 17 de Octubre de 1690, a los 43 años de edad, expiró santamente en el mismo Monasterio de Paray.
             
Esta alma privilegiada es la primera figura de los tiempos modernos en la devoción del Corazón de Jesús; sus escritos son la fuente más rica y exacta en la materia, que existe, y a la cual debe acudir por lo mismo quien deseare conocer en toda su extensión y profundidad la devoción al Divino Corazón. Sobré todo, son de recomendar sus cartas, en las que se halla casi todo lo mejor que se ha escrito sobre esta admirable devoción. 
(Continúa)
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Comenzamos esta meditación haciendo un acto de contrición por nuestras faltas:


ACTO DE CONTRICIÓN

¡Dulcísimo Corazón de Jesús,
que en este Divino Sacramento estás vivo e inflamado de amor por nosotros!
Aquí nos tienes en vuestra presencia,
pidiendo perdón de nuestras culpas e implorando vuestra misericordia.
Nos pesa, ¡oh buen Jesús!, haberte ofendido,
por ser Vos tan bueno que no mereces tal ingratitud.
Concédenos luz y gracia para meditar tus virtudes
y formar según ellas nuestro pobre corazón. Amén.
MEDITACIÓN CORRESPONDIENTE AL DÍA

DÍA 2
EL SAGRADO CORAZÓN,
 MODELO DE HUMILDAD
I
Mira, alma mía, la profundísima humildad del Corazón de Jesús. Siendo Jesucristo Dios, y como tal potentísimo y excelso, no le bastó hacerse Niño en las entrañas de una mujer, y nacer luego en una cueva de animales, y trabajar más tarde en un taller, y morir, finalmente, como reo miserable en una cruz. Aún después de su existencia mortal vive glorioso en el cielo, es verdad, “pero en la tierra vive humillado y abatido”.
   Contémplale en este Sacramento. Ha escogido para vivir entre nosotros las apariencias más modestas. Se deja encerrar como prisionero en el fondo de nuestros pobres tabernáculos, en nuestras iglesias mil veces desiertas y abandonadas. ¡Ah mi buen Jesús!  Cómo eres Tú el mismo hoy que cuando naciste en Belén, trabajaste en Nazareth, recorrias a pie los campos y aldeas de Judea, y morías entre injurias y desprecios en el Calvario! No has cambiado tu condición llana y sencilla; no has dejado tus humildes maneras, a fin de que se acerquen a Ti sin temor los pobres y pequeños, y aprendan en Ti sencillez y humildad los vanos y orgullosos.
   ¡Oh! ¡humildísimo Jesús! ¡Enséñame a mí, altivo y presuntuoso que soy, esta santa virtud de la humildad!
   Medítese unos minutos.

II
   Me avergüenzo y me espanto ¡oh Jesús mío! cuando doy una mirada a mi pobre corazón. Es todo al revés del vuestro, tan sencillo y tan humilde. Está lleno de vanidad, presunción, necio orgullo, insaciable amor propio. Busca siempre el aplauso y la alabanza, sobresalir y brillar, obscurecer a los demás, hacerse superior a todos.
   No son éstas las lecciones de tu humildísimo Corazón. Tú me quieres humilde para con Dios, para con mis prójimos y para conmigo mismo.
   Para con Dios, reconociéndome siervo y discípulo suyo, acatando sin murmurar todas sus disposiciones, sujetándome sin réplica a su dulce Providencia, agradeciendo como cosa suya todo lo que de bueno haya en mí.
   Para con mis prójimos, portándome como si fuese el menor de todos ellos, sufriéndolos con caridad, tratándolos con dulzura, perdonando sus injurias, huyendo sus aplausos y alabanzas.
   Para conmigo mismo, teniéndome por lo que soy, criatura miserable, indigna del polvo que piso, del cielo que contemplo y del aire que respiro, reconociéndome infeliz pecador que sólo por la divina compasión no ardo ya en los infiernos.
   ¡Corazón de Jesús humilde! Dame ese espíritu de perfecta humildad, para que consiga sentarme un día en el trono que reseras a tu lado a los humildes como Tú.

Medítese. y pídase la gracia particular.

ORACIÓN Y ACTO DE CONSAGRACIÓN

Rendido a tus pies, ¡oh Jesús mío!,considerando las inefables muestras de amor que me has dado y las sublimes lecciones que me enseña de continuo tu adorabilísimo Corazón, te pido humildemente la gracia de conocerte, amarte y servirte como fiel discípulo tuyo, para hacerme digno de las gracias y bendiciones que generoso concedes a los que de veras te conocen, aman y sirven.
   ¡Mira que soy muy pobre, dulcísimo Jesús, y necesito de Ti como el mendigo de la limosna que el rico le ha de dar! Mira que soy muy ignorante, oh soberano Maestro, y necesito de tus divinas enseñanzas, para luz y guía de mi ignorancia! ¡Mira que soy muy fragil, oh poderosísimo amparo de los débiles, y caigo a cada paso, y necesito apoyarme en Ti para no desfallecer! Sé todo para mí, Sagrado Corazón: socorro de mi miseria, luz de mis ojos, báculo de mis pasos, remedio de mis males, auxilio en toda necesidad. De Ti lo espera todo mi pobre corazón. Tú lo alentaste y convidaste cuando con tan tiernas palabras, dijiste repetidas veces en tu Evangelio: Venid a Mí,... Aprended de Mí... Pedid, llamad... A las puertas de tu Corazón vengo pues hoy, y llamo, y pido, y espero. Del mío te hago, oh Señor, firme, formal y decidida entrega. Tómalo, y dame en cambio lo que sabes me ha de hacer bueno en la tierra y dichoso en la eternidad. Amén.

   Aquí se rezará tres veces el Padre Nuestro, Ave Maria y Gloria, en recuerdo de las tres insignias: cruz, corona y herida de la lanza, con que se apareció el Sagrado Corazón a Santa Margarita María Alacoque.

Un abrazo en Jesús Sacramentado y María Santísima, en el amor del Espíritu Santo, bajo la paternal protección de San José y la mirada amorosa de Dios Padre.

Familia Mobilia

(Esperamos que la puedan hacer y compartir con familiares y amigos, así nos convertiremos en difusores del amor de Jesús)

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