martes, 26 de febrero de 2013

El Credo, un fruto importante en la celebración del Año de la Fe


El Credo, un fruto importante en la celebración del Año de la Fe
El credo y el relativismo
Carta pastoral de monseñor Juan Rubén Martínez, obispo de Posadas para el segundo domingo de Cuaresma (24 de febrero de 2013) 



Continuamos reflexionando sobre la carta Pastoral de cuaresma en este segundo domingo tratando de comprender que la fe es un Don de Dios, y también nuestro compromiso para que dicha fe impregne toda nuestra vida. 

Considero importante subrayar que la fe es un don de Dios. Es “Dios” quién gratuitamente obra su gracia para que nuestra fe no sea en algo, sino en Alguien, en la persona de Jesucristo. En “Porta Fidei”, el Papa señala al respecto: “La Puerta de la Fe (Hech. 14,27), que introduce en la vida de comunión con Dios, y permite la entrada en su Iglesia, esta siempre abierta para nosotros. Se cruza ese umbral cuando la Palabra de Dios se anuncia y el corazón se deja plasmar por la gracia que transforma. Atravesar esa puerta supone emprender un camino que dura toda la vida. Éste empieza con el bautismo (cf. Rm 6, 4), con el que podemos llamar a Dios con el nombre de Padre, y se concluye con el paso de la muerte a la vida eterna, fruto de la resurrección del Señor Jesús que, con el don del Espíritu Santo, ha querido unir en su misma gloria a cuantos creen en él (cf. Jn 17, 22). Profesar la fe en la Trinidad –Padre, Hijo y Espíritu Santo –equivale a creer en un solo Dios que es Amor (cf. 1 Jn 4, 8): el Padre, que en la plenitud de los tiempos envió a su Hijo para nuestra salvación; Jesucristo, que en el misterio de su muerte y resurrección redimió al mundo; el Espíritu Santo, que guía a la Iglesia a través de los siglos en la espera del retorno glorioso del Señor. (Nº1)” 

En el inicio del año de la fe en el contexto de nuestra peregrinación anual a Loreto, el domingo 18 de Noviembre hemos realizado una proclama solemne del “Credo”. También en todas las parroquias y comunidades se han propuesto resaltar en la liturgia y catequesis el “Credo”, en orden a que los creyentes confesemos nuestra fe con plenitud y renovada convicción, con confianza y esperanza. 

Es significativo recordar las palabras de San Agustín (que vivió en el siglo IV), cuando en un sermón sobre la redditito symboli, la entrega del credo, dice: «El símbolo del sacrosanto misterio que recibieron todos a la vez y que hoy han recitado uno a uno, no es otra cosa que las palabras en las que se apoya sólidamente la fe de la Iglesia, nuestra madre, sobre la base inconmovible que es Cristo el Señor. […]Recibieron y recitaron algo que deben retener siempre en su mente y corazón y repetir en su lecho; algo sobre lo que tienen que pensar cuando están en la calle y que no deben olvidar ni cuando comen, de forma que, incluso cuando duermen corporalmente, vigilan con el corazón». 

En medio de tantas formulaciones confusas de nuestros ambientes, donde el ser “abiertos” o “ecuménicos” son palabras mal usadas, dando pie muchas veces a un profundo relativismo y generando una religiosidad del consumo, sin compromiso e individualista; la formulación convencida del “Credo” puede ser un fruto importante en la celebración de este año de la Fe. 

Considero que todos, pero especialmente en los centros de formación y en la catequesis de la Diócesis en este año de la fe, y en el tiempo de cuaresma tendremos una especial oportunidad para revisar nuestro seguimiento como cristianos de la Persona de Jesucristo el Señor, y si en el “día a día”, o bien en la cotidianidad, Él es el Camino, la Verdad y la Vida. 

Les envío un saludo cercanos y hasta el próximo domingo. 

Mons. Juan Rubén Martínez, obispo de Posadas

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