viernes, 31 de enero de 2014

La Comunión de rodillas y en la lengua



La Comunión de rodillas y en la lengua
 La más antigua práctica de distribución de la Comunión fue, muy probablemente, la de dar la Comunión a los fieles en la palma de la mano. Sin embargo, la historia de la Iglesia evidencia también el proceso, iniciado tempranamente, de transformación de esta práctica. Desde la época de los Padres, nace y se consolida una tendencia a restringir cada vez más la distribución de la Comunión en la mano y a favorecer la distribución en la lengua. El motivo de esta preferencia es doble: por una parte, evitar al máximo la dispersión de los fragmentos eucarísticos; por otra, favorecer el crecimiento de la devoción de los fieles hacia la presencia real de Cristo en el sacramento.

A la costumbre de recibir la Comunión sólo sobre la lengua hace referencia también santo Tomás de Aquino, el cual afirma que la distribución del Cuerpo del Señor pertenece sólo al sacerdote ordenado. Esto, por diversos motivos, entre los cuales el Doctor Angélico cita también el respeto hacia el sacramento, que “no es tocado por nada que no esté consagrado: y, por eso, están 
consagrados el corporal, el cáliz, y también las manos del sacerdote, para poder tocar este sacramento. A ningún otro, por lo tanto, le es permitido tocarlo, fuera de casos de necesidad: si, por ejemplo, estuviera por caer al suelo u otras contingencias similares” (Summa Theologiae, III, 82, 3). 


A lo largo de los siglos, la Iglesia siempre ha tratado de caracterizar el momento de la Comunión con sacralidad y suma dignidad, esforzándose constantemente por desarrollar de la mejor manera gestos externos que favorecieran la compresión del gran misterio sacramental. En su atento amor pastoral, la Iglesia contribuye a que los fieles puedan recibir la Eucaristía con las debidas 
disposiciones, entre las cuales figura el comprender y considerar interiormente la presencia real de Aquel que se va a recibir (cf. Catecismo de san Pío X, nn. 628 e 636). Entre los signos de devoción propios de los que comulgan, la Iglesia de Occidente estableció también el estar de rodillas. Una célebre expresión de san Agustín, retomada en el n. 66 de la Sacramentum Caritatis de Benedicto XVI, enseña: “Nadie come de esta carne [el Cuerpo eucarístico] sin antes 
adorarla [...], pecaríamos si no la adoráramos” (Enarrationes in Psalmos, 98,9). 
Estar de rodillas indica y favorece esta necesaria adoración previa a la recepción de Cristo Eucarístico. 

En esta perspectiva, el entonces cardenal Ratzinger había asegurado que “la Comunión alcanza su profundidad sólo cuando es sostenida y comprendida por la adoración” (Introducción al espíritu de la liturgia). Por eso, él consideraba que “la práctica de arrodillarse para la santa Comunión tiene a su favor siglos de tradición y es un signo de adoración particularmente expresivo, del todo 
apropiado a la luz de la verdadera, real y sustancial presencia de Nuestro Señor Jesucristo bajo las especies consagradas” (cit. en la Carta This Congregation de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, del 1° julio de 2002). 

Juan Pablo II, en su última encíclica, Ecclesia de Eucaristia, escribió en el n. 61: 

“Al dar a la Eucaristía todo el relieve que merece, y poniendo todo esmero en no infravalorar ninguna de sus dimensiones o exigencias, somos realmente conscientes de la magnitud de este don. A ello nos invita una tradición incesante que, desde los primeros siglos, ha sido testigo de una comunidad cristiana celosa en custodiar este «tesoro». [...] No hay peligro de exagerar en la 
consideración de este Misterio, porque «en este Sacramento se resume todo el misterio de nuestra salvación»”. 

En continuidad con la enseñanza de su Predecesor, a partir de la solemnidad del Corpus Domini del 2008, el Santo Padre Benedicto XVI comenzó a distribuir a los fieles el Cuerpo del Señor, directamente en la lengua y estando arrodillados.


“En el momento de recibir la Sagrada Comunión,
uno debe ponerse de rodillas.” SANTO PAPA PÍO X

“Cuando se recibe la Comunión es necesario estar arrodillado, tener la cabeza ligeramente humillada, los ojos modestamente vueltos hacia la Sagrada Hostia, la boca suficientemente abierta y la lengua un poco fuera de la boca reposando sobre el labio inferior.” (Catecismo de San Pío X).

Y Contestando a quienes le pedían autorización para comulgar de pie alegando que los israelitas comieron de pie el cordero pascual les dijo: “El Cordero Pascual era tipo (símbolo, figura o promesa) de la Eucaristía. Pues bien, los símbolos y promesas se reciben de pie, mas la realidad se recibe de rodillas y con amor.”

La Instrucción Memoriale Domini (PAPA PABLO VI), al citar a San Cirilo, afirma claramente que este cuidado deseado por el Santo (y los otros Padres), se ve mucho más eficazmente garantizado por la comunión en la boca, pues ésta “asegura más eficazmente que la Sagrada Comunión sea distribuida con la reverencia, el decoro y la dignidad que le son debidas de modo que se aparte todo peligro de profanar las especies eucarísticas y para que se guarde con diligencia el cuidado que la Iglesia ha recomendado siempre acerca de los fragmentos mismos del pan consagrado.” (Memoriale Domini-nº 1278)
La palabra “sagrado” significa separado, inaccesible, intocable. Sin embargo, “profano” significa lo opuesto, común para todos los humanos, manipulable, tocable. Así pues, la Comunión en la mano implica que se toque a Dios, Quien es digno de toda adoración y reverencia, de un modo que quizá sea impropio.

“El peor mal de nuestro tiempo es la Comunión en la mano.”
MADRE TERESA DE CALCUTA(The Wanderer, 23 de marzo de 1982)
“No puedo estar a favor de la Comunión en la mano, y tampoco puedo recomendarla.” El sacerdote tiene, “como servidor de la Sagrada Eucaristía y todas las formas Sagradas, una responsabilidad primaria-primaria, porque es completa.”
PAPA JUAN PABLO II Domenica Cenæ

Tocar las Divinas sustancias es un privilegio de las personas ordenadas. Los laicos solamente pueden obtener dicho permiso en el caso de una verdadera emergencia.”P. J. Pablo II

Para profundizar: La Suma Teológica: Pt. III, Q.82, Art.3 - de Santo Tomás de Aquino, Doctor de la Iglesia:http://biblioteca.campusdominicano.org/suma.htm

 “Porque debido a la reverencia hacia este sacramento, nada lo toca, sino lo que es consagrado; de aquí que el corporal y el cáliz son consagrados, y así mismo las manos del sacerdote, para tocar este sacramento.” Santo Tomás





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