sábado, 9 de noviembre de 2013

Mes de María - 3º Día - Del conocimiento de Dios

MES DE MARÍA

DÍA TERCERO (9/NOV)

Del conocimiento de Dios

CONSIDERACIÓN. – Dios se manifiesta al hombre de diversas maneras: por sus obras, en la naturaleza; por sus profetas, en los libros santos; por sus ministros, desde lo alto de la cátedra cristiana.
María no descuidaba ningún medio de aprender a conocer al Señor y experimentaba una gran satisfacción oyendo hablar de sus perfecciones, viendo las pruebas brillantes en las maravillas de la creación, que eran para Ella, como un libro abierto, revelándole su sabiduría, su potencia y su bondad.
Es un deber para el cristiano, aplicarse a conocer al Señor. Si las ciencias diversas pueden ser útiles, una sola, es absolutamente necesaria: aquella que nos hace conocer a Dios y las relaciones que nos unen a Él. Un niño, gusta oír hablar de las grandezas de su padre y de los altos destinos que le esperan.
No descuidemos, pues, ninguna ocasión de instruirnos sobre el punto de vista religioso, escuchemos con respeto la palabra de Dios, leamos atentamente los libros que tratan de sus perfecciones y veamos la acción de su Providencia, lo mismo en las obras de sus manos divinas, que en los acontecimientos que se suceden a nuestros ojos.

EJEMPLO. – Los primeros cristianos tenían tal sed de la palabra divina, que afrontaban para oírla, los más grandes peligros. Durante las persecuciones, sólo en las catacumbas, vastos subterráneos, se celebraba el oficio divino y los sacerdotes del Señor manifestaban su palabra; ningún obstáculo impedía a esos hombres valientes, a aquellas débiles pero enérgicas mujeres y hasta a los niños, exponerse a la muerte para aprender a conocer a Dios.

PLEGARIA DE SAN AGUSTÍN. - ¡Oh Dios mío! aquél que no os conoce, aunque conozca todo aquellos que no sois Vos, es desgraciado. Mas, aquél que os conoce, aunque no conozca otra cosa, es feliz si os ama. ¡Haced que os conozca y os ame! Así sea.

PROPÓSITO. – No descuidaré ninguna ocasión de aprender a conocer a mi Señor y Dios.

JACULATORIA. – María, Madre de la divina gracia, rogad por nosotros.

PLEGARIA DE SAN BERNARDO, PARA TODOS LOS DÍAS. – Acordaos, ¡oh piadosísima Virgen María, que jamás se ha oído decir que ninguno de aquellos que han acudido a vuestra protección e implorado vuestro socorro, haya sido abandonado. Animado con tal confianza, acudo a Vos ¡oh dulce Virgen de las vírgenes! me refugio a vuestros pies, gimiendo bajo el peso de mis pecados. No despreciéis, ¡oh Madre del Verbo!, mis humildes plegarias; antes bien, oídlas benignamente y cumplidlas. Así sea.

JACULATORIA. – Oh María, sin pecado concebida, rogad por nosotros que recurrimos a Vos.


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