martes, 20 de noviembre de 2012

Evangelio - Martes XXXIII Semana del Tiempo Ordinario


† Lectura del santo Evangelio según san Lucas 19, 1-10
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús entró en Jericó y atravesaba la ciudad. Había en ella un hombre llamado Zaqueo, jefe de publicanos y rico; quería conocer a Jesús, pero como era de baja estatura, no podía verlo a causa del gentío. Corriendo se adelantó y se subió a un árbol para verlo, porque iba a pasar por allí. Al llegar a aquel lugar, Jesús levantó los ojos y le dijo: 
"Zaqueo, baja en seguida, porque hoy tengo que hospedarme en tu casa".
El bajó a toda prisa y lo recibió muy contento. Al ver esto, todos murmuraban y decían: 
"Se ha hospedado en casa de un pecador".
Zaqueo, poniéndose de pie, dijo a Jesús: 
"Señor, la mitad de mis bienes se las doy a los pobres, y si engañé a alguien, le 
devolveré cuatro veces más". 
"Hoy ha llegado la salvación a esta casa, porque también éste es hijo de Abrahán. Porque el Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Comentario: REDACCIÓN evangeli.net (elaborado a partir de textos de Benedicto XVI) (Città del Vaticano, Vaticano)
La "Vida" eterna no es simplemente "lo que viene después"
Hoy saboreamos el "cambio de ambiente" que se produce alrededor de Zaqueo con su conversión. Esa vida plena, de reposo y justicia, de paz y comunión —lo que esperamos de la "Vida" eterna— podemos pregustarla ya (en el tiempo) viviendo en comunión con Dios.

La "Vida" eterna no es simplemente "lo que viene después" y de lo que nosotros ahora no podríamos formarnos ninguna idea. Como se trata de una "forma de existencia", puede estar ya presente en el seno de nuestra vida material, como lo nuevo, lo otro, lo mayor, aunque de modo fragmentario e incompleto. En la contemplación del Dios vivo podemos llegar a algo así como al fundamento originario de nuestra alma: un "Amor poderoso" que ya no nos puede ser arrebatado a través de las vicisitudes de la vida, y del que procede la alegría y el impulso para ir avanzando.

—Señor, la "Vida" eterna existe en medio de la fluidez de la temporalidad allí donde nosotros alcanzamos el "cara a cara" contigo. 
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Otro comentario: Rev. D. Enric RIBAS i Baciana (Barcelona, España)
El Hijo del hombre ha venido a buscar y salvar lo que estaba perdido
Hoy, Zaqueo soy yo. Este personaje era rico y jefe de publicanos; yo tengo más de lo que necesito y quizás muchas veces actúo como un publicano y me olvido de Cristo. Jesús, entre la multitud, busca a Zaqueo; hoy, en medio de este mundo, me busca a mí precisamente: «Baja pronto; porque conviene que hoy me quede yo en tu casa» (Lc 19,5).

Zaqueo desea ver a Jesús; no lo conseguirá si no se esfuerza y sube al árbol. ¡Quisiera yo ver tantas veces la acción de Dios!, pero no sé si verdaderamente estoy dispuesto a hacer el ridículo obrando como Zaqueo. La disposición del jefe de publicanos de Jericó es necesaria para que Jesús pueda actuar; y, si no se apremia, quizás pierda la única oportunidad de ser tocado por Dios y, así, ser salvado. Quizás yo he tenido muchas ocasiones de encontrarme con Jesús y quizás ya va siendo hora de ser valiente, de salir de casa, de encontrarme con Él y de invitarle a entrar en mi interior, para que Él pueda decir también de mí: «Hoy ha llegado la salvación a esta casa, porque también éste es hijo de Abraham, pues el Hijo del hombre ha venido a buscar y salvar lo que estaba perdido» (Lc 19,9-10).

Zaqueo deja entrar a Jesús en su casa y en su corazón, aunque no se sienta muy digno de tal visita. En él, la conversión es total: empieza con la renuncia a la ambición de riquezas, continúa con el propósito de compartir sus bienes y acaba con la resolución de hacer justicia, corrigiendo los pecados que ha cometido. Quizás Jesús me está pidiendo algo similar desde hace tiempo, pero yo no quiero escucharle y hago oídos sordos; necesito convertirme.

Decía san Máximo: «Nada hay más querido y agradable a Dios como que los hombres se conviertan a Él con un arrepentimiento sincero». Que Él me ayude hoy a hacerlo realidad.

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