domingo, 31 de marzo de 2013

¡ Sursum Corda - Arriba los Corazones !



Liturgia de la Palabra en el

Solemne Domingo de Resurrección



La oración conclusiva del Regina Coeli, antífona mariana que ha de cantarse en el Tiempo Pascual, enuncia la verdad central de nuestra Fe: "Gaudete et laetare Virgo Maria, Aleluya; quia surrexit Dominus vere, Aleluya" (Alégrate y regocíjate Virgen María, Aleluya; porque el Señor ha resucitado verdaderamente, Aleluya).

En la mañana del Domingo de Pascua, las nubes tenebrosas conque las fuerzas infernales habían envuelto el Gólgota, fueron disipadas para siempre por el fulgor inefable de la Resurrección de Jesucristo, Sol que nace de lo alto.
Hay que recordarlo hoy más que nunca en que la confusión invade las mentes de muchos encumbrados exegetas católicos.

Porque pese al modernismo de Bultmann y sus seguidores, que dan a la Victoria del Señor un sentido mítico, ideal, moral, que habría surgido en la afiebrada y temerosa mente de los discípulos, Cristo ha resucitado VERDADERAMENTE. Como ha quedado perfectamente demostrado por todas las apariciones que realizó el Señor, quizá previendo la incredulidad del mundo, que nos han sido atestiguadas por los más calificados testigos elegidos de antemano por Dios. 

Este acontecimiento histórico, no es un hecho lejano en el tiempo del cual podamos desentendernos. Nos compete porque el Verbo resucitó primero el cuerpo que había asumido y, mediante él, nos resucitará a nosotros; convirtiendo este día en la alborada de nuestra esperanza. 

La Resurrección debe también provocar cada año un cambio de vida, llevándonos a buscar los bienes del cielo. A ello se nos exhorta siempre al comenzar el Canon de la Santa Misa: "Sursum Corda - Levantemos el Corazón". Sepamos contestar con verdad: "Lo tenemos levantado hacia el Señor", muriendo diariamente al pecado y viviendo para Dios.

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