sábado, 23 de junio de 2012

23° Día del Sagrado Corazón de Jesús - Pidamos por los incrédulos y malos cristianos



Explicación de la fiesta de Corpus Christi
Corpus Christi es la fiesta del Cuerpo y la Sangre de Cristo, de la presencia de Jesucristo en la Eucaristía.

Este día recordamos la institución de la Eucaristía que se llevó a cabo el Jueves Santo durante la Última Cena, al convertir Jesús el pan y el vino en su Cuerpo y en su Sangre.

Es una fiesta muy importante porque la Eucaristía es el regalo más grande que Dios nos ha hecho, movido por su querer quedarse con nosotros después de la Ascensión.
                                  
                                 
NOVENA AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

La Liturgia ve en el Sagrado Corazón el símbolo de la grandeza

del amor de Dios a los hombres
 
Novena al Sagrado Corazón de Jesús
Novena al Sagrado Corazón de Jesús
El corazón, en su sentido bíblico, indica lo más profundo del ser, la raíz de los actos, donde la persona se decide o no por Dios. Es el lugar del encuentro y de la alianza del hombre con Dios, como explica el Catecismo de la Iglesia Católica (n. 2563).

La alianza nueva y definitiva entre Dios y la humanidad se ha establecido para siempre en Jesucristo. En el Corazón del Redentor se encuentran el amor humano y divino con que Jesucristo ama continuamente al Padre y a todos los hombres.

Grandes testigos de la espiritualidad cristiana han vivido y propagado la devoción al Corazón de Cristo; entre ellos, San Bernardo, San Juan Eudes o santa Margarita María de Alacoque.

La Iglesia aprobó, acogió y difundió el culto al Corazón de Jesús. En 1765 se concedió la primera aprobación pontificia a este culto. Y los Papas de la era contemporánea, desde el beato Pío IX hasta Juan Pablo II, han defendido y recomendado vivamente la devoción al Sagrado Corazón. También Benedicto XVI ha recordado que "en el corazón del Redentor adoramos al amor de Dios por la humanidad, su voluntad de salvación universal, su infinita misericordia" (Angelus del 5-VI-2005).

La Liturgia ve en el Sagrado Corazón el símbolo de la grandeza del amor de Dios a los hombres, manifestado en Cristo, de cuyo corazón traspasado manaron los sacramentos de la Iglesia.

La piedad de los fieles, alimentada en las fuentes vivas de la Escritura, que nos hace conocer el corazón de Cristo, y de los textos litúrgicos, puede encontrar también hoy en la devoción al Sagrado Corazón un medio de acrecentar el amor a Jesús y el deseo de identificarse con Él.

El Centre de Pastoral Litúrgica de Barcelona, en su colección "Celebrar", ha publicado, en edición castellana y catalana, una "Novena al Sagrado Corazón de Jesús", escrita por el Profesor del Instituto Teológico de Vigo Guillermo Juan Morado.

El texto, setenta y cuatro páginas, se propone renovar, en contenidos y en lenguaje, la devoción al Sagrado Corazón de Jesús que, en palabras del Papa Juan Pablo II, "corresponde más que nunca a las esperanzas de nuestro tiempo".

Para cada día de la Novena se ofrece, además de una oración introductoria, una lectura bíblica, una reflexión, las preces, el Padre nuestro y una oración final.

La Liturgia ve en el Sagrado Corazón el símbolo de la grandeza del amor de Dios a los hombres, manifestado en Cristo, de cuyo corazón traspasado manaron los sacramentos de la Iglesia.

La "Novena" pretende, en palabras del autor, ayudar a los católicos a "encontrar también hoy en la devoción al Sagrado Corazón un medio de acrecentar el amor a Jesús y el deseo de identificarse con El".

NOVENA

Por la señal de la santa Cruz, etc. 
Pésame Dios mio y me arrepiento de todo corazón....., etc.


ORACIÓN PREPARATORIA

¡Oh Corazón divinísimo de mi amado Jesús, en quien la Santísima Trinidad depositó tesoros inmensos de celestiales gracias! Concededme un corazón semejante a vos mismo, y la gracia que os pido en esta novena, si es para mayor gloria de Dios, vuestro sagrado culto y bien de mi alma. Amén.


Rezar a continuación la oración del día que corresponda.                    
Oración. ¡Oh Corazón sacratísimo y melifluo de Jesús, que, con ferventísimos deseos y ardentísimo amor, deseáis corregir y desterrar la sequedad y tibieza de nuestros corazones! Inflamad y consumid las maldades e imperfecciones del mío, para que se abrase en vuestro amor; dadme la gracia de resarcir las injurias e ingratitudes hechas contra vos, ¡oh amantísimo Corazón!, y la que os pido en esta novena, si es para mayor gloria de Dios, culto vuestro y bien de mi alma.


Tres Padrenuestros, tres Avemarías, en reverencia de las tres insignias de la Pasión con que se mostró el divino Corazón a Santa Margarita de Alacoque. 



ORACIONES FINALES


Al Padre eterno. ¡Oh Padre Eterno! Por medio del Corazón de Jesús, mi vida, mi verdad y mi camino, llego a Vuestra Majestad; por medio de este adorable Corazón, os adoro por todos los hombres que no os adoran; os amo por todos los que no os aman; os conozco por todos los que, voluntariamente ciegos, no quieren conoceros. Por este divinísimo Corazón deseo satisfacer a Vuestra Majestad todas las obligaciones que os tienen todos los hombres; os ofrezco todas las almas redimidas con la preciosa sangre de vuestro divino Hijo, y os pido humildemente la conversión de todas por el mismo suavísimo Corazón. No permitáis que sea por más tiempo ignorado de ellas mi amado Jesús; haced que vivan por Jesús, que murió por todas. Presento también a Vuestra Majestad, sobre este santísimo Corazón, a vuestros siervos, mis amigos, y os pido los llenéis de su espíritu, para que, siendo su protector el mismo deífico Corazón, merezcan estar con vos eternamente. Amén.

Hacer aquí la petición que se desea obtener con esta novena


Oración. ¡Oh Corazón divinísimo de Jesús, dignísimo de la adoración de los hombres y de los ángeles! ¡Oh Corazón inefable y verdaderamente amable, digno de ser adorado con infinitas alabanzas, por ser fuente de todos los bienes, por ser origen de todas las virtudes, por ser el objeto en quien más se agrada toda la Santísima Trinidad entre todas las criaturas! ¡Oh Corazón dulcísimo de Jesús! Yo profundísimamente os adoro con todos los espíritus de mi pobre corazón, yo os alabo, yo os ofrezco las alabanzas todas de los más amantes serafines y de toda vuestra corte celestial y todas las que os puede dar el Corazón de vuestra Madre Santísima. Amén.
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Comenzamos esta meditación haciendo un acto de contrición por nuestras faltas:
ACTO DE CONTRICIÓN
¡Dulcísimo Corazón de Jesús,que en este Divino Sacramento                 estás vivo e inflamado de amor por nosotros! Aquí nos tienes en vuestra presencia, pidiendo perdón de nuestras culpas e implorando vuestra misericordia. Nos pesa, ¡oh buen Jesús!, haberte ofendido,                   por ser Vos tan bueno que no mereces tal ingratitud.      Concédenos luz y gracia para meditar tus virtudes y formar según ellas nuestro pobre corazón. Amén.
 MEDITACIÓN CORRESPONDIENTE AL DÍA
DÍA 23
PIDAMOS AL SAGRADO CORAZÓN,
 POR LOS INCRÉDULOS Y LOS MALOS CRISTIANOS
I
Hay hermanos nuestros creados como nosotros por Dios, redimidos como nosotros por la Sangre Divina, destinados como nosotros para el reino eterno, y que sin embargo se obstinan en cerrar sus ojos a la luz de la verdad y permanecer apartados de la fe, en ciego y voluntario paganismo. Estos son los incrédulos. ¡Cuántos de esos gentiles hay en medio de nuestra sociedad cristiana! ¡Cuántos de nuestros amigos y conocidos, y quizás parientes, no tienen de Dios y de su ley y de sus misterios mayor conocimiento que el que tiene un pobre salvaje, para quien es absolutamente desconocida la cruz! Roguemos, pues, hoy al Sagrado Corazón de Jesús por este doloroso estado de 
tantas almas.
   ¡Oh Jesús, Señor Nuestro! ¿Cómo puede ser que veinte siglos después de tu venida haya aún quien no te conozca? Abre, Señor, los ojos a los ciegos del alma, Tú que a tantos iluminaste los del cuerpo en tu vida mortal; te diremos como aquel ciego del Evangelio: “Señor, ¡que vean!” Que vean, que sientan, que gocen de la verdad de tu ley, de la ternura de tu amor, de la eficacia de tus Sacramentos! Que te conozcan ¡oh buen Jesús! estas pobres almas, a quienes tiene engañada la idea de que pueden salvarse con sólo vivir una honradez mundana, siendo que Tú no reconocerás este modo de vivir como digno de Cielo en tu juicio. Rasga, Señor, las densas tinieblas en que están envueltos tantos hermanos nuestros, y que les impiden ver el espantoso abismo de la eternidad que tienen abierto a sus pies. ¡Misericordia por ellos, piadosísimo Jesús! Acepta por ellos, Sagrado Corazón, los humildes ruegos de nuestro rendido corazón.
   Medítese unos minutos.

II
   Además de los incrédulos están los malos cristianos; es decir, aquellos que creen de verdad, pero no practican; tienen fe -y no quieren dejar de ser llamados católicos-, pero tienen malas costumbres y cometen criminales acciones. ¿Qué les valdrá a ellos su creencia, si no procuran tener una conducta coherente con ella? Sólo les valdrá de mayor responsabilidad en el tribunal de Dios.
   Te pedimos también, Sacratísimo Corazón de Jesús, por esos malos cristianos cuya vida culpable y viciosa deshonra tu ley y da ocasión a que se burlen de ella tus enemigos, al paso que es mortal escándalo para los incautos. ¡Oh indigna ingratitud! Creen en Ti, Señor, pero no te sirven; admiten tu ley, pero la pisotean y afrentan; temen el infierno, pero nada hacen por no caer en él.
   ¡Señor! ¡Despierta con el clamor de tus palabras de advertencia a los que están dormidos! ¡Limpia de las manchas de sus malas acciones a los que tienen la lepra en el alma! ¡Toca con tu inspiración a aquellos que como Lázaros ya huelen mal por la podredumbre de sus vicios!
   Haz brillar tu poder y tu misericordia sobre todos nosotros, para lograr ser lumbreras de santidad y ornamentos de la Iglesia.
   ¡Sagrado Corazón de Jesús! Por los incrédulos, por los endurecidos pecadores, te pedimos hoy luz, gracia y perdón. 

   Medítese, y pídase la gracia particular.


ORACIÓN Y ACTO DE CONSAGRACIÓN
Rendido a tus pies, ¡oh Jesús mío!,considerando las inefables muestras de amor que me has dado y las sublimes lecciones que me enseña de continuo tu adorabilísimo Corazón, te pido humildemente la gracia de conocerte, amarte y servirte como fiel discípulo tuyo, para hacerme digno de las gracias y bendiciones que generoso concedes a los que de veras te conocen, aman y sirven.
   ¡Mira que soy muy pobre, dulcísimo Jesús, y necesito de Ti como el mendigo de la limosna que el rico le ha de dar! Mira que soy muy ignorante, oh soberano Maestro, y necesito de tus divinas enseñanzas, para luz y guía de mi ignorancia! ¡Mira que soy muy fragil, oh poderosísimo amparo de los débiles, y caigo a cada paso, y necesito apoyarme en Ti para no desfallecer! Sé todo para mí, Sagrado Corazón: socorro de mi miseria, luz de mis ojos, báculo de mis pasos, remedio de mis males, auxilio en toda necesidad. De Ti lo espera todo mi pobre corazón. Tú lo alentaste y convidaste cuando con tan tiernas palabras, dijiste repetidas veces en tu Evangelio: Venid a Mí,... Aprended de Mí... Pedid, llamad... A las puertas de tu Corazón vengo pues hoy, y llamo, y pido, y espero. Del mío te hago, oh Señor, firme, formal y decidida entrega. Tómalo, y dame en cambio lo que sabes me ha de hacer bueno en la tierra y dichoso en la eternidad. Amén.
   Aquí se rezará tres veces el Padre Nuestro, Ave Maria y Gloria, en recuerdo de las tres insignias: cruz, corona y herida de la lanza, con que se apareció el Sagrado Corazón a Santa Margarita María Alacoque.

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