martes, 5 de junio de 2012

4° Día del Sagrado Corazón


Buenos días queridos hermanos en Cristo, le mandamos la meditación del cuarto día de este mes de junio, en que la Iglesia lo dedica completamente a la Devoción del Sagrado Corazón de Jesús, meditemos pues durante cada día, bajo la mirada maternal y dulce de nuestra Madre la Santísima Virgen María; y dejémonos conquistar el corazón por los Sagrados Corazones de Jesús y María.
(les pedimos disculpas por el atraso, pero ayer estaba muy enfermo, enviaremos los dos días juntos)
 
                                                            

DEVOCIÓN AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

Santa Margarita María de Alacoque
(continuación)                                                                              
 Palabras de Benedicto XV
«La iglesia católica entera - escribía Benedicto XV al editor de las obras de la Santa - se felicita de tener a su disposición, gracias a ti, el archivo viviente del culto del Sagrado Corazón. La vulgarización de estas fuentes preciosas servirá a los teólogos y a los predicadores a meditar y establecer después con fruto los fundamentos doctrinales de una devoción, que importa precisar más de día en día en su fin, en su espíritu y en todas sus prácticas». 
  «La devoción al Sagrado Corazón ha llegado a ser familiar a la piedad cristiana, pero el movimiento del que laBienaventurada Margarita María ha sido la propagadora, está llamado a extenderse más aún, y la obra que tú editas será uno de los mejores auxiliares del apostolado, el cual debe continuarse con más ardor todavía, si es posible, en esta época agitada y tumultuosa». 
  Siguiendo los consejos del Pontífice, hemos procurado cavar en esta abundante mina, que contiene gran cantidad de mineral y pequeña de escoria; pues Santa Margarita, al revés de otros autores, habla poco y dice mucho. 
(Continúa)
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Comenzamos esta meditación haciendo un acto de contrición por nuestras faltas:


ACTO DE CONTRICIÓN

¡Dulcísimo Corazón de Jesús,
que en este Divino Sacramento estás vivo e inflamado de amor por nosotros!
Aquí nos tienes en vuestra presencia,
pidiendo perdón de nuestras culpas e implorando vuestra misericordia.
Nos pesa, ¡oh buen Jesús!, haberte ofendido,
por ser Vos tan bueno que no mereces tal ingratitud.
Concédenos luz y gracia para meditar tus virtudes
y formar según ellas nuestro pobre corazón. Amén.
 
MEDITACIÓN CORRESPONDIENTE AL DÍA

DÍA 
EL SAGRADO CORAZÓN,
 
 MODELO DE PACIENCIA
I
¿D
eseas, corazón mío, conocer a fondo la inagotable paciencia del Corazón de Jesús? Mírale cómo se dignó manifestarse a su devota Santa Margarita, herido por la lanza, coronado de espinas, clavado en el centro de la cruz. He aquí las insignias del Sagrado Corazón, he aquí su escudo de armas.
   Se Diría que para eso sólo vino al mundo, para padecer.
   ¿Y qué padece? Dolores crudelísimos así en el cuerpo como en el alma. En el cuerpo pobreza, persecución, azotes, bofetadas, espinas, cruz. En el alma perfidias, ingratitud, tristezas, agonías, abandono de los suyos. Tal es la amarga historia de su vida pasible y mortal.
   ¿Y cómo padece? Callando, sin soltar la menor queja, sin mostrar iracundo el rostro, sin manifestarse cansado por tanto sufrir. Aun hoy en este Santísimo Sacramento, si pudiera padecer, no sería el sagrario para Él un trono de gloria, sino un Calvario de nuevos e ignorados dolores.
   Mira si no cómo le tratan los hombres. ¡Con qué odios le blasfeman unos! ¡Con qué desprecio le miran otros! ¡Con qué frialdad y negligencia la mayoría! ¡Con qué tibieza los mismos que se dicen amigos suyos! ¡Cuán pocos con verdadero amor!
   ¡Pobre Jesús mío, tan sufrido y tan paciente! Enséñale a mi enfermo corazón el secreto de esta heroica paciencia.
   Medítese unos minutos.

II 
   ¡Cuánto me confunde, oh buen Jesús, esta consideración! Tú, inocente, no te cansas de padecer por mí; yo criminal, ni un instante me dispongo a padecer por Ti. Se me hace insoportable cualquier pequeña aflicción; la menor de tus espinas, acaba con mi escasa paciencia.
   Y no obstante, Tú quieres que padezca, y hasta me lo aconseja mi propio interés. Me has colocado en este valle de lágrimas, donde desde la cuna hasta la sepultura, me acompaña la tribulación. Quiera o no quiera el hombre, es éste su patrimonio. La salud, la fortuna, las inclemencias del tiempo, la rareza de nuestro carácter, son para nosotros fuentes permanentes de desazones y desabrimientos. Es necesario sufrir, he aquí la sentencia que desde el nacer traemos escrita sobre la frente. Sufrir, pues, con paciencia, como Vos, es el único modo de hacer suave y llevadera esta necesidad.
   ¡Ah! Sufriré, Dios mío, sufriré contigo y por Ti, y como Tú quieras y hasta donde Tú quieras. Contemplaré tu Corazón herido y coronado de espinas, para alentarme más a sufrir con paciencia las mías. Alzaré los ojos a ese cielo que ha de ser mi recompensa, para no desfallecer en los presentes combates. Tú lo has dicho, y está escrito: ¡Sólo se va a Él por el camino de la cruz!
   ¡Feliz quien la abrace contigo en esta vida, para recoger contigo sus dulces frutos en la eternidad!
 
Medítese y pídase la gracia particular.
 
ORACIÓN Y ACTO DE CONSAGRACIÓN

Rendido a tus pies, ¡oh Jesús mío!,considerando las inefables muestras de amor que me has dado y las sublimes lecciones que me enseña de continuo tu adorabilísimo Corazón, te pido humildemente la gracia de conocerte, amarte y servirte como fiel discípulo tuyo, para hacerme digno de las gracias y bendiciones que generoso concedes a los que de veras te conocen, aman y sirven.
   ¡Mira que soy muy pobre, dulcísimo Jesús, y necesito de Ti como el mendigo de la limosna que el rico le ha de dar! Mira que soy muy ignorante, oh soberano Maestro, y necesito de tus divinas enseñanzas, para luz y guía de mi ignorancia! ¡Mira que soy muy fragil, oh poderosísimo amparo de los débiles, y caigo a cada paso, y necesito apoyarme en Ti para no desfallecer! Sé todo para mí, Sagrado Corazón: socorro de mi miseria, luz de mis ojos, báculo de mis pasos, remedio de mis males, auxilio en toda necesidad. De Ti lo espera todo mi pobre corazón. Tú lo alentaste y convidaste cuando con tan tiernas palabras, dijiste repetidas veces en tu Evangelio: Venid a Mí,... Aprended de Mí... Pedid, llamad... A las puertas de tu Corazón vengo pues hoy, y llamo, y pido, y espero. Del mío te hago, oh Señor, firme, formal y decidida entrega. Tómalo, y dame en cambio lo que sabes me ha de hacer bueno en la tierra y dichoso en la eternidad. Amén.

   Aquí se rezará tres veces el Padre Nuestro, Ave Maria y Gloria, en recuerdo de las tres insignias: cruz, corona y herida de la lanza, con que se apareció el Sagrado Corazón a Santa Margarita María Alacoque.

Un abrazo en Jesús Misericordioso y María Santísima, en el amor del Espíritu Santo,bajo la protección de San José y la mirada amorosa de Dios Padre.
Familia Mobilia
(Esperamos que la puedan hacer y compartir con familiares y amigos, así nos convertiremos en difusores del amor de Jesús)

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