jueves, 2 de mayo de 2013

Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío






Palabras del Sagrado Corazón de Jesús
MENSAJES del Sagrado Corazón de Jesús a Sor Josefa Menéndez
Tesoros.
25 DE AGOSTO DE 1920
“Déjate en Mis Manos...  No Me importan tu pequeñez y tu flaqueza; lo que pido es que Me ames y que lo ofrezcas todo para consolar Mi Corazón.  Quiero que sepas cuánto te amo y qué tesoros te reserva Mi amor”.
Comentario:

No importa que no seamos perfectos. Basta que Dios sea perfecto, pues a nosotros nos es necesario ser dóciles y abandonados en Dios, y aunque no seamos santos y tengamos muchas imperfecciones, todo quedará quemado en el amor de Dios.
Muchas veces huimos de Dios, porque le tenemos miedo, tenemos temor de acercarnos, de ofenderlo. Pero es que Él busca nuestra compañía, nuestra cercanía. A veces nos sucede como a Adán, que después del pecado se escondió de Dios, cuando en realidad tendría que haber salido a buscarlo, pues cuando pecamos el único que nos puede limpiar es Dios.
Nosotros hacemos al revés y cuando caemos o nos sentimos manchados y sucios, escapamos más lejos del Señor, y eso es lo que no quiere de nosotros el Sagrado Corazón de Jesús, sino todo lo contrario, que nos acerquemos a Él, y Él nos colmará de gracias y de perdón.
Recordemos ahora aquí aquellas palabras de Jesús en el Evangelio: que se perdona mucho, todo, a quien ama mucho, con todo su ser. Y entonces ¿a qué esperamos para amar de corazón al Señor? ¿Es que acaso no tenemos pecados? Si amamos mucho, mucho nos será perdonado.
El Corazón de Jesús busca corazones. No le regateemos el nuestro, sino ofrezcámoselo con prontitud, y veremos los milagros que el Señor hará con él.
Sagrado Corazón de Jesús, en Vos confío.




Encíclica "Miserentissimus Redemptor"
Cristo reinará.
Comienzos tan faustos y agradables, Nos, como ya dijimos en nuestra encíclica Quas primas, accediendo a los deseos y a las preces reiteradas y numerosas de obispos y fieles, con el favor de Dios completamos y perfeccionamos, cuando, al término del año jubilar, instituimos la fiesta de Cristo Rey y su solemne celebración en todo el orbe cristiano.
Cuando eso hicimos, no sólo declaramos el sumo imperio de Jesucristo sobre todas las cosas, sobre la sociedad civil y la doméstica y sobre cada uno de los hombres, mas también presentimos el júbilo de aquel faustísimo día en que el mundo entero espontáneamente y de buen grado aceptará la dominación suavísima de Cristo Rey. Por esto ordenábamos también que en el día de esta fiesta se renovase todos los años aquella consagración para conseguir más cierta y abundantemente sus frutos y para unir a los pueblos todos con el vínculo de la caridad cristiana y la conciliación de la paz en el Corazón de Cristo, Rey de Reyes y Señor de los que dominan.
(Encíclica “Miserentissimus Redemptor”) 
Comentario: 
El Sagrado Corazón de Jesús no reina todavía en el mundo, pero ciertamente reinará, como lo ha prometido a varios de sus íntimos amigos, y como pedimos en el Padrenuestro: “Venga a nosotros tu reino”.
Por eso quienes se esmeren en trabajar por el reinado espiritual y social de Cristo, tendrán parte en el premio celestial que Dios concederá a todos aquellos que han tomado a pecho la causa de Dios.
Porque Cristo se ha encarnado para reinar en el mundo, y si bien esto todavía no se ha dado, seguramente se dará, no sin la ayuda y colaboración que prestemos los que amamos al Sacratísimo Corazón, pues si bien Dios es todopoderoso y no necesita de nadie, igualmente quiere necesitar de nosotros los hombres para dilatar su reino de amor en el mundo.
Y citamos aquí unas palabras de Santa Margarita María de Alacoque, para darnos ánimo en reemprender esta tarea de hacer reinar al Corazón de Jesús en el mundo. Éstas son sus hermosas y prometedoras palabras: "A pesar de toda oposición, este Divino Corazón triunfará. Dichosos los que han sido instrumentos para establecer su Reinado."
Entonces no nos desanimemos al ver tanta maldad en el mundo, porque sabemos muy bien que Cristo reinará, y ojalá nosotros estemos entre el número de los que instauraron su Reino de amor.
Sagrado Corazón de Jesús, en Vos confío.

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