domingo, 18 de marzo de 2012

Carta a un hermano Sacerdote - (12)

                                       
                                                   


Reparacion

Memoria de Sta.  Margarita Maráa
16 de octubre de 1993


Querido padre Tomás:

          Si tienes la oportunidad de ver la obra "Les Miserables", por favor no dejes de hacerlo.  Me gustó más que "Miss Saigon”.  No te la pierdas.  Tú sabes que Lea Salonga es una de las artistas que actúa en la obra y es fantástica.  Pero lo más importante es que este clásico de Víctor Hugo tiene un mensaje que clama ser oído hoy.
          Valjean es un pobre carpintero sin trabajo.  Su crimen: haber robado un pedazo de pan para alimentar a sus hijos hambrientos.  Su sentencia: cinco años de prisión.  Al tratar de escapar, es capturado para servir a la cruel justicia del gobierno por quince años más.  En la prisión, es olvidado y abandonado por los suyos.
          ¿No podría ser ésta la historia de Jesús en el Santísimo Sacramento?  Para alimentar espiritualmente a los hambrientos hijos de Su Padre, Jesús se convierte en el Pan Vivo bajado del cielo.  Este es Su "crimen". Él no es retribuido con agradecimiento y adoración.  Él es castigado poniéndosele en la prisión de el Sagrario.  Ahí, en el calabozo es olvidado y abandonado por los suyos.  Nos avergonzamos y no lo exponemos.  Por estar demasiado ocupados, no lo honramos.  La custodia es Su trono de donde Él quiere liberarse para reinar como Rey del Amor.  Pero, por el contrario, se le encierra y se le trata como al criminal Valjean.
       Él se describe a Si mismo como un Prisionero de Amor.
            Mi querido Tomás, no hay nada de exagerado en lo que digo. Todo esto es lo que Jesús mismo le reveló a Santa Margarita María.  Ella estaba orando cuando Él se le apareció en el Santísimo Sacramento y le dijo: "He aquí este Corazón que ama tanto y, a cambio, es tan poco amado".  Le explicó que las espinas alrededor de Su Corazón eran un símbolo del dolor que Él sufre por la ingratitud e indiferencia de Sus sacerdotes y de Su pueblo a Su Amor en el Santísimo Sacramento.  Luego, Jesús le manifestó que El sufría más por esta indiferencia e ingratitud de lo que sufrió durante su Pasión.
          Por esta razón Jesús nos llama a cada uno de nosotros diciéndonos: "Tengo sed, una terrible sed de ser amado por ustedes en el Santísimo Sacramento".
          El Santísimo Sacramento es el Sagrado Corazón de Jesús en medio de nosotros.  Hoy Él llora como lloró por Jerusalén. ¡Cuánto no desea Él reunir a cada uno de nosotros en Su Corazón, así como la gallina reúne a sus polluelos debajo de sus alas!
          Cambia Su llanto en una sonrisa, querido Tomás.  Establece la adoración perpetua en tu parroquia y cambiarás las espinas de Su Corazón en muchas flores de consuelo.  Cada hora santa reparará toda la indiferencia e ingratitud del mundo. !Qué gracia tan grande!

Fraternalmente tuyo en
                                                                  Su Amor Eucarístico,

Mons.  Pepe

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