domingo, 18 de marzo de 2012

Carta a un hermano Sacerdote - (9°)




 

Santidad

Memoria de Sta.  Teresita del Niño Jesús
l de octubre de 1993


Querido padre Tomás:

          Mientras miro hacia afuera por la ventana, veo como cae una lluvia torrencial.  Sería imposible salir en este momento sin empaparse.
          La lluvia me recuerda las enseñanzas de la Iglesia sobre la devoción al Santísimo Sacramento que garantiza el éxito y es el camino más seguro para la santidad.  El Papa Pablo VI dice en Mysterium Fidei que la forma más eficaz para crecer en santidad es el tiempo que se pasa con Jesús en el Santísimo Sacramento.
          Jesús mismo dijo que Su Corazón en el Santísimo Sacramento es una fuente de donde corre agua viva y de donde llama a todos para que se acerquen a Él (Jn. 7, 38).
          Cada vez que nos acercamos a Jesús, Él nos santifica.  Cada momento en su presencia profundiza nuestra unión con Él.
          Santa Teresita, la pequeña flor, fue una prueba verdadera de esto.  Ella se sentía tremendamente descorazonada porque se dormía durante su hora santa en la presencia de Jesús en el Santísimo Sacramento.  Desde su ingreso al convento carmelita para dedicarse a la oración y a la vida contemplativa, estuvo tentada de salir porque pensaba que era un fracaso total.
          Fue entonces cuando se le apareció Jesús y le preguntó si se acordaba de lo que su padre le decía cuando era pequeña y se dormía en su falda.  Le contestó que su padre le decía que é1 gozaba tanto cuando ella dormía sobre su falda, como cuando estaba despierta hablando con é1.
            Entonces, Jesús le replicó: " !Lo mismo pasa conmigo!" Santa Teresa murió a los veinticuatro años de edad y se la conoce como la más grande de las santas del siglo XX.  Aún cuando se dormía en la capilla ! ella iba creciendo en santidad!  La santidad es la segunda gracia que recibimos.
          Y así como no se podría salir ahora bajo la lluvia torrencial sin empaparse, tampoco se puede estar en la presencia del Santísimo Sacramento sin empaparse espiritualmente y crecer en la misma vida y santidad del mismo Señor.  Por esto la Escritura dice: "vendrá a nosotros ... como la lluvia tardía que riega la tierra". (Os 6, 3)

Fraternalmente tuyo en
Su Amor Eucarístico,

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